Poner fin a la adicción a las noticias

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¿Puedes pasar dos semanas sin seguir las noticias?

—Las noticias son muy malas —me dijo una amiga—. En verdad me asustan y me preocupan, pero necesito saber qué está pasando.

—¿Por qué necesitas saberlo? —le pregunté—. ¿Acaso estás en campaña para ser la próxima Primer Ministro de Gran Bretaña o el Presidente de los Estados Unidos? (¡Al parecer ambos puestos están a disposición de cualquier persona!) ¿Formas parte de algún comité de inteligencia o estás involucrada en planificación estratégica?

Sí, todos creemos que necesitamos saber qué ocurre en el mundo. Por eso nos sumergimos en una constante lluvia de información que daña nuestra paz mental, nuestra capacidad de funcionar y nuestra confianza en Dios. Con la sobrecarga de información y nuestra relativa inhabilidad para influir en los eventos, es demasiado fácil ceder a la desesperación.

Tengo una solución radical: apaga la radio, el televisor o la computadora, cualquiera sea tu fuente de noticias. Sí, apágala. Si la enciendes dentro de una o dos semanas puede ser que te hayas perdido algún evento específico que de todas formas alguien te contará, pero es poco probable que haya cambiado algo significativo. Y si algo significativo cambia, es poco probable que eso te afecte a ti. Y si te afecta a ti, ¡es poco probable que puedas hacer algo al respecto!

Cuando vivimos en Israel durante la Guerra del Golfo, estábamos pegados a nuestras radios. Éramos adictos a las noticias, esperando actualizaciones minuto a minuto. Podíamos racionalizar nuestra conducta (y por consiguiente nuestra distracción de emprendimientos más espirituales) diciendo que necesitábamos oír a través de la radio si se activaba la sirena. Alguien propuso una solución brillante, una solución que nos permitía escuchar las sirenas en Shabat y realizar nuestras actividades cotidianas sin miedo a no escucharla: crearon una estación de radio silenciosa… ¡a menos que hubiera una sirena! No había que perder más tiempo escuchando las noticias las 24 horas.

Si no puedes apagar las noticias, entonces limítalas drásticamente y sintonízalas una vez al día.

Si no puedes apagar las noticias, entonces limítalas drásticamente y sintonízalas una vez al día. No hagas que las noticias, en especial las malas noticias, sean el sonido de fondo de tu vida. Incluso sin este efecto negativo particular, hay muchas otras razones para no tener el televisor o la radio constantemente encendidos. Recibe la información que tú (piensas que) necesitas y luego apágala. ¡Evita a toda costa los programas en los que el público llama y opina!

Este es un enfoque práctico con beneficios espirituales. Una vez que logramos alejarnos de actividades que nos llevan por un camino oscuro, tenemos que buscar una respuesta positiva. Aquí me recuerdo a mí misma el versículo de Proverbios (21:1) que nos enseña que “el corazón del rey está en manos de Dios”. Aparentemente los líderes del mundo controlan el mundo, pero es sólo una ilusión. Nada ocurre sin el consentimiento de Dios. Él mueve los hilos. Esto es un consuelo sin importar cuán nefastos parezcan los eventos en la superficie. Él dirige el mundo. Todo va de acuerdo con Su plan maestro. Me repito esto una y otra vez a lo largo del día, cada día. Esto me ayuda cuando me deprimo por los desafíos que enfrento en mi vida personal y me permite seguir adelante después de romper mi propia regla y espiar las noticias.

Sin saber esto me quedaría paralizada, me desesperaría. Con este conocimiento, tengo sólo esperanzas. Puede ser que en el futuro haya más momentos difíciles (¿Cuándo no los hubo?), pero en definitiva todo estará bien. Creo que la mayoría de reconocemos esta realidad. Eso es lo que nos da la esperanza y la energía para levantarnos de la cama cada día, poner un pie frente al otro y seguir adelante.

Para no ver las noticias es necesario tener autodisciplina. Puede ser una adicción, un mal hábito como cualquier otro, pero si hay algo que realmente “necesitamos saber”, no es lo que los periodistas tienen para informar, sino que Dios es Quien dirige este mundo, que Él es un Padre afectuoso que tan sólo desea nuestro bien y que finalmente todo se resolverá de la mejor manera.

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