Amor Es un Verbo

7 min de lectura

Eligiendo amar cada día.

Me pidieron estudiar con una mujer casada que quería escuchar la perspectiva judía sobre el amor y el matrimonio.

Comencé mostrándole una cita de Stephen Covey, en donde él describe elocuentemente el consejo que le dio a una persona que estaba atravesando dificultades matrimoniales:

"...mi esposa y yo sencillamente ya no tenemos los mismos sentimientos que solíamos tener el uno por el otro. Supongo que ya no la quiero y ella ya no me quiere a mí”, dijo él. “¿Qué puedo hacer?".

"¿El sentimiento ya no existe?", pregunté.

"Así es". Reafirmó él. "Y tenemos tres niños por los cuales estamos realmente preocupados. ¿Qué sugieres?".

"Ámala". Respondí.

"Te dije, ya no hay sentimiento de amor".

"Ámala".

"Tú no entiendes. Ya sencillamente no hay amor".

"Entonces ámala. Si el sentimiento ya no está, esa es una buena razón para amarla".

"¿Pero cómo amas cuando no amas?".

"Mi amigo, el amor es un verbo. Amor –el sentimiento– es un fruto del amor –el verbo. Así que ámala. Sacrifícate. Escúchala. Empatiza con ella. Apréciala. Apóyala. ¿Estás dispuesto a hacer eso?".

La mujer con la que estaba estudiando preguntó, "pero, ¿qué pasa si llegas al punto en que ya no amas?, ¿no es demasiado tarde?"

Si el amor es un verbo, nunca es demasiado tarde.

"¡Ese es el punto que Stephen Covey está tratando de probar!", respondí. "Si el amor es un verbo, no existe el "demasiado tarde". Es una elección constante. Si no sientes más el amor, ese es justamente el indicador de que tenemos que escoger actuar el amor y ver que pasa".

La Torá nos dice que se espera que amemos a nuestros hermanos, que amaemos a Dios, etc. – si el amor fuese sólo un sentimiento, ¿Cómo podría ser este un mandamiento? Obviamente, hay un acto que podemos elegir hacer y este acto trae consecuentemente el sentimiento de amor.

"¿Así que tu eliges amar cada día?", me preguntó ella.

Me tomó por sorpresa. “Eeeh... ¿yo personalmente?”.

"Si, tú".

Mi primera inclinación fue mencionar toda la entrega, el sacrificio y la inversión de tiempo que las mujeres hacen naturalmente en su matrimonio solamente en virtud de todo el trabajo de la casa que usualmente tienen que hacer. Si amar es sinónimo de dar, entonces ¿Qué hay de todas esas toneladas de ropa sucia, cenas de Shabat, invitados, servir, lavar platos, cuidar niños y compras que he estado haciendo durante los últimos 18 años? De seguro, hago cosas como esas todos los días. ¿No debería contar eso para algo?

¡Debería y cuenta! De acuerdo al Rav Dessler en su libro "En Busca de la Verdad", esto explica el porqué pareciera ser que los padres aman a sus hijos más que lo que los hijos aman a sus padres:

    "Nosotros usualmente pensamos que el amor es el que causa la entrega, ya que observamos que una persona le regala cosas a las personas que ama. Pero existe otro lado en este asunto. Entregar puede ser la causa del amor en sí misma, y este es el motivo por el cual una persona ama a aquello que ha creado o nutrido: Porque reconoce en ello una parte de sí misma".

Por lo tanto mientras más entregamos, más apegados nos sentiremos, y automáticamente invertiremos más en la relación, y por lo tanto más amaremos al objeto de nuestra afección.

Pero pensándolo nuevamente, me di cuenta que la mayoría de la entrega que yo hago para mantener nuestra casa no es específica y particularmente por mi esposo, y usualmente no lo hago con la conciencia absoluta de que estoy eligiendo expresar mi amor por mi esposo en ese acto en particular.

Así que, si el amor realmente es una elección, ¿elijo en realidad amar cada día? La respuesta, tengo que admitir, no fue un sí automático.

A menudo tendemos a tener deseos inconcientes de cómo nos gustaría que fueran nuestros matrimonios: pasar más tiempo conversando, compartir más sentimientos, más cumplidos, sin críticas, más afecto, menos juicios. ¿Pero a quién va dirigida esta lista? Normalmente, ¡a nuestra pareja! ¿Cuántos de nosotros pensamos: si tan sólo yo pudiera ser más amoroso, más afectuoso, dar más cumplidos y ser más cálido con mi pareja?

¡Así que esencialmente estamos esperando recibir en vez de dar!

Quizás es por esto que el amor empieza a desvanecerse cuando uno empieza a pensar cómo puede sacar más provecho del matrimonio, cómo puede nuestra pareja darnos más y qué nos está faltando. En vez de entregar, estamos empezando el ciclo de recibir. Entonces, la elección de vivir en el mundo de nuestras expectativas, podría ser la elección de estar activamente permitiéndole al amor estancarse y desvanecerse.

    "Yo siempre le digo a las parejas en su día de bodas: Queridos, cuídense siempre de buscar dar placer al otro de la misma forma que lo hacen ahora, y sepan, que en el momento en que comiencen a hacer demandas el uno del otro, su felicidad está de salida". (Rav Dessler, Mijtav Me Eliahu, Versión en Hebreo, Volumen 1, pagina 39).

Elecciones de Amor

Después de entender esto, decidí tomar un día y estar conciente de las elecciones que hago durante el día que implican amar a mi marido. No siempre fue lindo.

Me encontré a mi misma tomándome el tiempo de llamar a una amiga para saber sobre el evento que ella había estado planificando durante las últimas semanas, el cual se había llevado a cabo esa mañana. Quería que supiera que me había acordado de lo que ella había estado haciendo últimamente, y que me importaba como había resultado.

Unos minutos después, mi esposo llamó para saber cómo estaban las cosas, su llamada diaria de la hora de almuerzo, y entre otras cosas el dijo "…y la reunión estuvo muy bien, gracias a Dios".

"¿La reunión?". Recordaba vagamente algo acerca de una reunión, ¿pero qué era exactamente?

"¿La reunión con el donante de la que te hablé anoche?". Se podía detectar un pequeño dejo de molestia en su voz. Inmediatamente me acordé de esta parte bastante importante de su día y procedí a reaccionar consecuentemente. Pero el intercambio me puso a pensar: me esforcé por tener en mente los eventos en la vida de mi amiga y ¡no tuve la misma cortesía por mi esposo! Yo debería haber llamado apenas terminara la reunión para ver cómo estuvo.

Todos somos humanos y no podemos recordar todo siempre, pero la comparación con la conversación anterior hizo que esta discrepancia fuera bastante obvia.

Luego, a la hora de la cena, rápidamente hice unas hamburguesas y unos hot dog y preparé unas ensaladas para los que hacen dieta, incluido mi marido, sintiéndome bastante virtuosa sobre el esfuerzo extra que aquello había involucrado. Luego mi esposo llegó a casa y terminó preparándose otra cosa porque a él no le gusta mucho la carne y prefiere una cena más liviana. Todo esto fue hecho sin mucha fanfarria y hubiera pasado desapercibido si no fuera hoy el día en que estaba contando mis "elecciones de amor". Yo sabía que a mi esposo no le gustan las hamburguesas, pero a todos los demás si les gustan, así que cedí a la fácil conveniencia y pensé que la ensalada sería suficiente. Bueno, quizás sí lo era, ¡pero esta cena en particular no entró en el ranking de los diez mejores actos de amor hacia mi marido!

Por Qué No Elegimos Amar

Se me ocurren unas cuantas razones por las cuales no elegimos amar regularmente a la persona más importante en nuestras vidas.

1. Dando por sentado a nuestra pareja:

Este es un error bastante humano: damos por sentado aquellas relaciones constantes en nuestras vidas y dejamos de invertir en ellas porque pensamos que siempre estarán ahí. En vez, invertimos nuestro tiempo y energía en otros que puede que no sean tan generosos y tolerantes. Si olvido llamar a mi amiga, ella puede pensar que no me importa, puede que no me llame en varios días, y las cosas pueden escalar y causar un daño real a la amistad. ¿Pero mi matrimonio? Después de tantos años, ¿Será este pequeño desliz un gran tema? Por supuesto que no.

Invierte tiempo y esfuerzo para hacer una elección de amor conciente cada día.

Pero entonces, eso tampoco crea sentimientos de amor o de cercanía.

¿Se acuerdan de la excitación y el amor que sentíamos durante los primeros años de nuestro matrimonio? Bueno, puede que tenga algo que ver con el hecho de que cuando una relación es nueva, ambas personas están tratando con mucha fuerza de dar al otro y de construir intimidad. Todavía no están dando nada por sentado.

¿Quieres recapturar esa soñada intensidad? Invierte el tiempo y el esfuerzo necesario para hacer una elección de amor conciente cada día. No des por sentado tu matrimonio.

2. Miedo a la vulnerabilidad:

Otra razón es el miedo a dar el primer paso. Pensamos constantemente que el otro debería ser el primero en demostrar afecto, apreciación y tolerancia. Tenemos miedo de ser vulnerables. ¿Qué pasa si mis sentimientos no son correspondidos? ¿Y si termino dando y dando y él sigue siendo un esposo ingrato y tomador? Si dejo de criticar, ella pensará que está bien comportarse así y ¡seguirá haciéndolo para siempre!

Tenemos que entender que todos estos pensamientos y miedos son tan sólo distracciones y racionalizaciones que nos impiden tomar decisiones difíciles y avanzar hacia adelante:

"El flojo dice: hay un león afuera, no puedo salir" (Proverbios 22:13)

Un matrimonio grandioso requiere elecciones constantes.

Nuestras excusas y miedos no son reales a menos que les atribuyamos poder. Si recordamos que nuestros pensamientos son sólo palabras en nuestra cabeza motivadas por nuestros deseos de evitar el dolor a toda costa, y nuestros deseos de comodidad y conveniencia, entonces seremos libres y podremos ver la realidad como es: sin dolor no hay ganancia. Para tener un matrimonio maravilloso, vibrante y lleno de amor, alguien tiene que dar el primer paso, y quienquiera que lo haga inevitablemente se beneficiará de ello, como un individuo que ha tomado la decisión de crecer.

A medida que nos acercamos al comienzo de un nuevo año, debemos hacer un inventario de nuestras vidas y fijar metas para el futuro. Los logros en cualquier área requieren elecciones y esfuerzo.

Todos queremos tener el matrimonio perfecto, lleno de armonía y amor, crecimiento y amistad. Para tener un matrimonio grandioso, debemos tomar elecciones constantes – la elección de amar, de hacer un gran esfuerzo en pos del crecimiento espiritual. Nada ocurre por sí mismo. De hecho, si dejamos las cosas por sí mismas, tienden a destruirse y a desintegrarse, incluyendo el amor, la admiración y el respeto. Sin conciencia y un esfuerzo conciente, un matrimonio que alguna vez fue grandioso puede algún día convertirse en un matrimonio promedio.

Pero cuando se hacen elecciones de amor constantemente, casi cualquier relación puede transformarse en un matrimonio grandioso.

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