No Causes Dolor, Da Placer

13 min de lectura

(Primera Parte: No Causes Dolor)

La fórmula suprema de cinco palabras para un matrimonio exitoso

El matrimonio puede ser la fuente de mayor alegría o la raíz de mayor miseria, inclusive tragedia. Existe una fórmula que puede ser descrita en cinco palabras y es la clave para un matrimonio feliz: "No causes dolor, da placer". En el versículo original esta es la fórmula de cuatro palabras (Salmos 34:15) "zur merá vehasé tov", que significa "Aléjate del mal, haz bien el". Tanto con las palabras como con las acciones, ten cuidado de no causarle a tu pareja algún dolor innecesario, y haz todo lo que puedas para darle placer.

1. Si no estás obteniendo lo que quieres, pídelo, negócialo, motiva, e influencia sin causar dolor.

La mayor parte del dolor que los cónyuges se causan uno al otro no es porque uno de ellos es malo o vicioso, sino que lo que ocurre es que quieren algo de su pareja y se sienten frustrados o enojados por no obtenerlo. Las parejas necesitan aceptar el hecho de que nadie en este mundo recibe todo lo que quiere. Al mismo tiempo, tanto tú como tu pareja se benefician al hacerle ver al otro lo que necesitan de una forma en la cual el otro se siente bien al cubrir tus necesidades.

Puesto que los seres humanos no tenemos telepatía, está claro que debemos pedir lo que necesitamos.

Por lo tanto, disponte a pedir lo que necesitas de la forma en que tu pareja sienta que es agradable. Algunas personas resienten la idea de tener que pedir lo que necesitan. "Yo no debería pedir lo que necesito". "El/ella tendría que saberlo por si sola/o". ¿Dónde esta la fuente de este principio de vida? Puesto que los seres humanos no tenemos telepatía, está claro que debemos pedir lo que necesitamos. Y si te encuentras en una situación en la que crees que no debes pedir, en verdad el tener que pedir es una prueba Divina de tus cualidades internas. Es una prueba que te permitirá desarrollar tus niveles de paciencia y sensibilidad.

Evita dar órdenes cuando le pidas a tu pareja que haga algo por ti, es mejor que le digas, "Podrías por favor...", "Perdona por molestarte, pero te podría pedir que...", "Te molestaría si...", "Serías capaz de..." o "Tengo un problema, probablemente me podrías ayudar...".

Cuando necesites atención, pídela. No sólo te enojes porque no la estás recibiendo. Algunas personas se sentirán mal por tener que pedirla, como si estuvieran demandando mucho. Pero es importante hablar cuando algo te molesta. El no hacerlo puede construir emociones negativas o resentimiento y frustración que llevarán a una explosión que pudo haber sido evitada. Exprésate claramente sin culpar a nadie. Por ejemplo, si tu pareja te habla de una forma en la que tu presión se eleva, puedes explicarle: "Yo trabajo mejor sin presión". En general pide tus cosas en una manera simple y directa. Si tienes una queja, se específico y ofrece una solución.

La mayoría de la gente no asocia las negociaciones con el matrimonio, sino con dos países en guerra lidiando el uno con el otro. En realidad, la negociación es una herramienta que utilizamos en muchas áreas de nuestras vidas. Por ejemplo, estamos dispuestos a trabajar muchas horas, haciendo cosas que no nos interesan, a cambio del dinero que ganamos. El arte de negociar de tal manera para que ambos ganen es sumamente importante en el matrimonio. Las parejas no saben cómo negociar, y es muy posible que discutan de una forma que cause a ambos dolor. Si el marido o la mujer tiene una personalidad más fuerte y hace las cosas sin tomar en cuenta los sentimientos del otro, el resentimiento seguirá creciendo, causando depresión o enojo, y también peleas y sufrimiento.

Similarmente, cuando quieras que tu pareja haga algo por ti, que no está muy interesado/a en hacer, piensa, "¿Qué puedo hacer por mi pareja para que en pago mi pareja quiera hacer esto por mí?". Si haces un pedido y tu pareja responde inicialmente con un "no", no tienes que tomar esto como una posición final. En muchas ocasiones un "no" es en verdad un "todavía no". Si le explicas calmadamente por qué es importante para ti, la otra persona podrá cambiar de opinión. Pregúntate a ti mismo, "¿Cómo puedo negociar para obtener un 'si'?". La persona que piensa, "Voy a obtener lo que quiera le guste a mi pareja o no", estará creando muchos problemas para ambos.

Cuando trates de motivar o influenciar a tu pareja para que haga algo para ti personalmente, la manera en la cual lo pedirás hará un mundo de diferencia. Hay maneras de hacer a esa persona feliz cumpliendo con tus pedidos, y hay maneras de motivar e influenciar que son muy dolorosas. Toma por ejemplo, la práctica de gritarle a alguien hasta que haga algo. ¿Qué es lo que realmente estás haciendo? Estás haciendo ruido de una forma que es altamente incómoda. La otra persona estará escogiendo hacer lo que quieres para no escuchar tus gritos. ¿Acaso esto funciona? Podrás tener resultados inmediatos, pero en el largo plazo el dolor que causas, crea una energía negativa en la casa y puede llevar a la desintegración de un matrimonio. Inclusive que el matrimonio dure, estará carente de amor y respeto. Será una táctica a corto plazo con el costo de una pérdida estratégica a largo plazo.

Por ejemplo, arreglar cosas puede ser una fuente de pelea cuando una parte que es designada como la que reparará se tarda, o está tan ocupada que las cosas que necesitan ser arregladas no se hacen sin repetidos pedidos, (la primera y más importante regla es pedir de una forma en la que haga a la persona querer tomar acción y consecuentemente se sienta bien al hacerlo. Sigue esta regla la primera vez que preguntes por algo. Síguela la segunda vez, y así cada vez). Si necesitas repetir algo muchas veces quizás querrás preguntar, "Me doy cuenta de que lo que te estoy pidiendo puede que sea difícil de meter en tu itinerario o que encuentras la labor desagradable. Me encantaría que se arregle, ¿Qué puedo hacer para facilitar las cosas?".

A veces no importa cuán seguido pidas algo, negocies o trates de motivar e influenciar, no lograrás que tu pareja esté de acuerdo. Enojarte y gritar podrá ser efectivo pero si obtienes lo que quieres causando dolor, pierdes más de lo que originalmente querías obtener. Parte de no causar dolor es aceptar de que a pesar de que no lograste lo que quisiste por completo, puede ser que tengas parte de lo que quisiste. Si lo haces, aprecia el arreglo que sí obtuviste, y trabaja en ti mismo para ganar más control sobre tus estados emocionales.

2. Ona'at devarim: insultos y degradaciones

La Torá (Vaikrá 25:17) prohíbe toda forma de causar dolor con palabras. La Mishná y el Talmud (Baba Metzia 58b) elaboran la prohibición en contra de ona'at devarim y más detalles están establecidos en el Shuljan Aruj, Joshen Mishpat 228. El Talmud (Baba Metzia 59a) establece que un hombre debe ser especialmente cuidadoso de no causarle a su esposa dolor con palabras, ya que las mujeres tienden a ser más sensibles que los hombres. Sin embargo, ona'at devarim ya sea por parte de la esposa o del esposo, puede causar mucho dolor, resentimiento y peleas. Puesto que los cónyuges se conocen muy bien, uno puede fácilmente encontrar los puntos débiles del otro.

En mi libro, "El Poder de las Palabras", elaboré sobre esta prohibición de la Torá. Para resumir: Está prohibido decir algo que causará dolor innecesario a otra persona. El que habla no debe decir, "No debes ser tan sensible". Si el que escucha experimentara dolor, el que habla tiene prohibido decirlo.

Algunas personas que causan dolor con sus palabras le dicen a su víctima "No es lo que dije lo que causo tu dolor; es tu percepción. Sólo cambia tu percepción y estarás libre del dolor".

Es cierto que la percepción es un elemento clave, pero la prohibición de la Torá es clara. Cuando le hablas a alguien que se sentirá herido por lo que le dijiste, eres responsable por el dolor que tus palabras causaron. Es como aventar una piedra a la cabeza de alguien y después decir, "Si te hubieras agachado la roca no te hubiera pegado". La persona no se agachó, la roca le pegó y eres culpable por causarle dolor.

Así también tus palabras. El hecho de que esta persona haya trabajado para dominar la habilidad de ser indiferente a todos los insultos no te permite aventar rocas verbales que producirán dolor.

Está prohibido que un cónyuge hiera al otro mediante el desprecio, el sarcasmo, los insultos y la burla. El sarcasmo, es puro ona'at devarim. Chistes a expensas de tu pareja son una manera cruel de tener placer. Recordar cosas malas del pasado a la pareja es onaa'at devarim.

Si tu pareja fracasó en escuchar algo que le has sugerido y terminó sufriendo por eso, obviamente que le causarás dolor si dices: "¡Te dije!". Esto es sólo satisfacción de tu ego a expensas del dolor de tu pareja. Es preferible decir, "Me da pena verte sufrir".

Apurar a tu esposa diciéndole: "¡Vamos! ¿Por qué te tardas tanto?", en voz fuerte para que todos escuchen seguramente causará dolor. Cuando nos retrasamos sentimos ansiedad. El desafío es poder distenderse y recordarle a tu esposa que se apure de una forma civilizada, como por ejemplo: "Vale la pena esperarte. Sin embargo, apreciaría si te pudieras apurar".

Si tu esposa dice que tus palabras le causaron dolor, no le discutas diciendo que no es cierto. ¡Pídele disculpas!

Piensa qué cosas de tu habla causan tensión a tu pareja. Trata de eliminar estas cosas en el futuro.

3. Observa el contenido de lo que dices: Escoge tus palabras.

"La vida y la muerte dependen de la lengua" (Mishlei 18:21). Esto se aplica definitivamente a la vida de tu matrimonio. Un artículo para un periódico o una carta a alguien que consideras muy importante requiere escoger tus palabras cuidadosamente, e incluso te aconsejas con otros antes de enviar la carta o el artículo. Es igualmente crucial observar lo que dices cuando hablas con tu pareja.

Tus palabras pueden crear sentimientos de felicidad, amor, cercanía, gratitud y probablemente una radiante alegría. Las palabras pueden consolar, reconfortar, inspirar, motivar, elevar. Pero otras palabras pueden crear sentimientos de dolor, tensión y enojo.

Cuando escoges las palabras correctas, evitas peleas. Cada aseveración que haces puede ser entendida de muchas maneras. Escoge maneras positivas de decir las cosas.

Haz todo lo que puedas para no avergonzar a tu pareja. No hay necesidad alguna de señalar cada error.

El matrimonio es una gran oportunidad para aprender a tener tacto. Tacto es cuando dices tu opinión de una forma que es sensible a los sentimientos de la otra persona. Hablar sin tacto puede ser una violación de la Torá, onn'at Devarim. Algunos ejemplos:

  • "¡Eso es ridículo!". Compáralo con: "Veo algunas dificultades en eso".
  • "¡Eso es totalmente estúpido!". Compáralo con: "Veámoslo de otra forma".
  • "¿Cómo alguien mentalmente sano puede pensar eso?". Compáralo con: "Creo que otra perspectiva es más positiva".
  • "Estás totalmente equivocado". Compáralo con: "Creo que lo correcto es...".

Si tu pareja no te entendió, seria bueno que le dijeras: "Puede ser que no me expliqué claramente. Déjame explicarte otra vez".

Haz todo lo que puedas para no avergonzar a tu pareja. No hay necesidad alguna de señalar cada error. Si un error es común que se repita o necesita ser corregido, es importante señalarlos, pero hazlo con fineza. En muchas situaciones, el error ocurrió una sola vez y no hay necesidad de señalarlo. Si hay una relación sana en la pareja y ambos tienen autoestima alta esto no es un problema. Pero hay muchos matrimonios en los cuales señalar los errores es el primer método de comunicación, y esto causa mucha tensión.

Algunas personas dicen, "No puedo controlar lo que digo y cómo lo digo", pero el control depende de tu motivación. Esas mismas personas pueden controlar lo que dicen y cómo lo dicen cuando alguien que ellos respetan toca la puerta. Y la mayoría de la gente puede hacer esto inclusive si la persona en la puerta es un extraño al que nunca volverán a ver.

* * *

Entrevisté a un rabino americano retirado que se estableció en Jerusalem, cerca de sus hijos y nietos. Le pregunté sobre lo primero que se le viene a la mente cuando piensa sobre un principio básico del matrimonio.

"No digas todo lo que viene a tu mente", dijo él.

En contraste, alguien que se divorció contestó a mi pregunta sobre cualidades personales o patrones que llevaron al divorcio diciendo: "Creo fervientemente en la importancia de decir todo lo que siento. Si no me gusta algo, considero deshonesto no expresar mis pensamientos francamente. Hubiéramos tenido un buen matrimonio si no fuera por el hecho de que mi esposa era muy débil. No aguantaba la verdad. Ella no soportaba mis críticas. Pero estaba equivocada. Yo esperaba que se hiciera más fuerte, pero renunció al matrimonio. Es una cobarde y le dio miedo enfrentarse a si misma".

Esta actitud anti-Torá acerca de la comunicación es el problema de muchos. La mayoría de la gente no es tan extrema como esta persona, pero a menos que sea cuidadoso/a con lo que dice y de la manera en que lo dice, su matrimonio no disfrutará de armonía.

4. ¿Cuál es la música de tu voz?

"El ideal de la Torá es que hables a otros de una forma en que sea una experiencia placentera para el otro. Tu tono de voz debe ser calmado y placentero cuando hables con alguien. No hables con enojo o levantes tu voz". (Rabino Eliyahu Lopian, Lev Eliyahu, vol.1, pag 66).

El tono de voz que utilizas para expresar algo tendrá un efecto en la reacción del que escucha. Hay tonos de voz que son agradables como una bella pieza de música. Y hay tonos de voz que son insoportables. Cada tono de voz da una energía diferente y conlleva un mensaje específico. Un tono de voz enojado o uno que es muy suave y gentil dan mensajes muy diferentes. Todos suenan totalmente diferentes en sus mejores tonos que cuando lo dicen en sus peores tonos. Tu tono de voz refleja tus emociones y sentimientos. Cada cambio de estado de ánimo se refleja en tu tomo de voz. Inclusive si alguien está hablando un lenguaje que no entiendes, puedes comprender lo que se está hablando al escuchar el tono de voz con el cual las palabras están siendo habladas.

Frustración, irritación, enojo y decepción, todas pueden ser detectadas en el tono de voz. Algunas personas son más sensibles a esto y algunas menos, pero casi todos serán afectados. El mismo mensaje que sería difícil para el que escucha si se dice en un tono de voz erróneo, puede ser aceptado si es dicho en un tono de voz que refleje compasión y respeto.

Aprende a pedir perdón sin sonar falso; discute sin sonar como si estuvieras condenando, atacando o culpando; se razonable sin sonar aburrido o como un robot.

Cuando le hables a tu esposa desde otro cuarto, ten cuidado de no sonar irrespetuoso cuando levantas la voz. Si alguna vez gritas o hablas enojado a tu esposa para evitar que te diga o haga algo, pregúntate por qué lo haces.

Algunas parejas empiezan sus pedidos con un tono de voz enojado. Por ejemplo, un esposo podrá decir: "¿¡Qué te pasa!? ¿No has cosido mi camisa aún?". O una esposa podrá decir en un tono de voz enojado: "¿¡Acaso no puedes sacar los platos de la mesa y ayudar un poco aquí!?".

Tres reacciones casi simultáneas ocurren en este tipo de situación. Primero, los dos se dan cuenta de que la pareja no hizo algo por ellos. Después se dicen a si mismos, "Él/ella debió haber sabido que tenía que hacerlo. No es correcto que no lo hizo". Después ambos expresan su enojo mediante su tono de voz y en el tipo de palabras que escogen. Este proceso ocurre a la velocidad de la luz.

Tomar conciencia de este patrón te ayudará a hacer tus pedidos de manera amigable con un buen tono de voz, o al menos en un tono relativamente calmado. Cuando tu tono de voz conlleva regocijo, respeto, amor o sensibilidad, el mensaje que recibes es más fácil que sea uno con un sentimiento similar.

Si alguien tiene un negocio y quiere mantener a sus clientes, hablar placenteramente es una necesidad. Fracasar en esto causará una pérdida de clientes. Cuando a los clientes les agrada la manera en la cual se les habla, las ganancias de ese negocio se incrementan. Esto es aun más importante en el matrimonio. En un negocio, si a un cliente no le gusta la manera en que le hablas sólo perderás financieramente, sin embargo, en un matrimonio la pérdida causada por hablar de manera que cause tensión es mucho peor.

5. Pregúntate a ti mismo, "¿Qué debo dejar de decir o hacer para no causar malestar a mi pareja?"

Hay una pregunta general que deberías preguntarte regularmente: "¿Qué debo dejar de decir o hacer para no causar malestar a mi pareja?". Cada persona tendrá que decidir por si misma cuántas veces deberá formular esta pregunta. Pero mientras estás leyendo esto piensa en algunas cosas. Si no puedes pensar en nada, pregúntale a la persona con la cual estás casado/a.

Esto también puede servir como un tesoro para tu pareja. Le puedes escribir un certificado de regalo diciendo: "El valor de este certificado es que me puedes pedir que deje de hacer o decir algo". Algunas personas podrán decir: "Voy a dejar de decir o hacer algo que te moleste con la condición de que hagas tu lo mismo".

6. Hazte el hábito de eliminar hábitos que causen enojo.

Ya que cada persona es diferente, todos tenemos hábitos que la persona con la cual estamos casados encuentra desagradables y le hacen enojar. Hay hábitos que podrán disgustar a una persona pero no a la otra. Es muy posible que a las personas con las cuales creciste no les molestaba un hábito que tienes, pero tu pareja lo puede encontrar por demás irritante. Es casi imposible para una persona eliminar de repente hábitos de toda la vida, pero si uno de tus hábitos causa enojo, haz que el hecho de sobrepasarlo sea una prioridad.

Aquí es importante mencionar que si quieres que tu esposa rompa un hábito menciónalo amablemente y con mucho tacto. Probablemente tendrás que repetir tu pedido un número de veces. Mucha gente es inconsciente de sus hábitos. Ve tus esfuerzos para motivar a tu pareja a que deje estos hábitos como tu esfuerzo personal de construir tu nivel de paciencia. Recordatorios gentiles que sean repetidos comúnmente eventualmente cambiarán el hábito. Acercamientos de enojo y agresividad pueden crear más daño que el hábito que estás tratando de eliminar.

7. Vengarnos nos rebaja

Hay una fuerte tendencia humana de querer vengarnos cuando alguien nos hace mal. Si alguien se rehúsa a darnos dinero o cualquier otro artículo, tendemos a rechazar a esa persona. Si alguien nos causa enojo, vamos a querer de alguna forma que esa persona sufra. Pero la Torá (Vaikrá 19:18) explícitamente nos prohíbe tomar venganza y guardar rencor.

¿Cómo es que funciona la venganza? Tú me hablaste de una forma que no me gustó, entonces te hablaré de una forma que no te gustará. Tú no hiciste lo que te pedí que hicieras, entonces yo no haré lo que me pidas que haga". "Me causaste enojo, entonces haré cosas que te causen enojo a ti".

Cuando tomamos venganza realmente bajamos de nivel al dejar que nuestras emociones nos guíen de una manera contraria a la Torá. Te elevas cuando trasciendes enojos personales y actúas con bondad y compasión hacia alguien que no actuó de esa manera hacia ti. Esto se aplica inclusive a extraños; y con más razón a la persona con la cual estamos casados. Cuando alguien trata de vengarse, está creando un círculo negativo que se repetirá y causará más sufrimiento.

El último concepto que nos permitirá alejarnos de la venganza es la idea que está expresada en el Sefer Ha Jinuj (241): "Date cuenta de que todo lo que ocurre es la voluntad de Dios. Si alguien te causa dolor o angustia es un decreto de Dios. Tomar conciencia de este hecho te impedirá tomar venganza".

¿Si te cortas tu mano izquierda mientras rebanas carne, permitirás que tu mano izquierda se vengue de la derecha por haberla cortado?

También nos debemos dar cuenta de que todos los asuntos de este mundo son tan triviales e inconsecuentes que realmente no vale la pena vengarnos (Rambam, Hiljot Deot 7:9).

Mantén en mente la metáfora del Talmud: "¿Si te cortas tu mano izquierda mientras rebanas carne, permitirás que tu mano izquierda se vengue de la derecha por haberla cortado? Por esta razón no debemos tomar revancha de los demás ya que todos somos uno" (Talmud Yerushalmi, Nedarim 9:4). Con más razón esto se aplica a tu esposa, con la cual tienes aun una unidad más grande. Deja que el placer de actuar en una forma elevada sobrepase el placer potencial de vengarte.

8. Pedir perdón y perdonar

Así como tenemos una obligación de pedir perdón a cualquier persona que hayamos herido, dañado o causado cualquier daño, así también tenemos una obligación de pedir perdón a nuestra pareja por haberle causado cualquier sufrimiento.

"Cuando una persona a la cual has herido ve que realmente estás arrepentido de haberla herido y que no repetirás tu error, te perdonará. Cuando tu perdón es sincero, encontrarás las palabras adecuadas para decirlo. Sin embargo, algunas personas parecen pedir perdón pero no son sinceras y sus palabras son engañosas. Esta manera de pedir perdón no será exitosa". (El Gaón de Vilna, Mishlei 10:32).

Si pides perdón en un tono de voz y una manera que no suena sincera, es como si le estuvieras diciendo explícitamente al otro: "No siento haberte causado dolor". La persona a la cual le estás pidiendo perdón puede perdonarte, pero si el dolor y el sufrimiento que causaste es severo, es entendible que tu pareja no te perdone hasta que vea que sinceramente te arrepientes de lo que dijiste o hiciste.

Cuando alguien se acerca sinceramente a pedir perdón, lo debemos perdonar. Por ejemplo, antes de Iom Kipur, las parejas se pedirán perdón y ambos estarán contentos de perdonarse el uno al otro por irritaciones pequeñas. Pero hay tiempos en los que el perdón puede ser extremadamente difícil. Una parte pudo haber herido al otro tan profundo o tan frecuente que las emociones de resentimiento están demasiado presentes para perdonar. Cuando se trata de perdón, Dios nos trata de manera proporcional a nuestro acto, entonces, deja que el conocimiento de que serás perdonado por tus errores te motive para perdonar más fácilmente.

Reimpreso con el permiso de Artscroll.

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