Cariño, ¡Sólo Escucha!

6 min de lectura

Cómo lograr que finalmente tu pareja te escuche de verdad.

Mientras que la mayoría de nosotros somos capaces de caminar y masticar un chicle al mismo tiempo, hay otras actividades que no podemos realizar simultáneamente. Dos de las actividades que caen dentro de la última categoría son escuchar y hablar.

Cada día, en conversaciones sociales, escuchamos y hablamos generalmente hacia adelante y hacia atrás como un juego de ping-pong. Yo hablo, luego tú hablas, luego yo hablo, y así otra vez.

Cuando maridos y esposas hablan entre ellos, sin embargo, las emociones pueden llegar más alto que en las conversaciones sociales. Como resultado, se vuelve mucho más difícil para las parejas hablar y escuchar efectivamente durante la misma conversación.

Si la gente puede fácilmente cambiar de rol de orador a oyente muchas veces en las conversaciones sociales, ¿Por qué esto es tan difícil de hacer en las conversaciones maritales? La respuesta es que cuando el tono de la conversación entre marido y mujer se eleva, el oyente no está concentrado en lo que el orador está diciendo. El oyente está preparándose mentalmente para responder.

* * *

Shifra y Brian entraron a mi oficina por primera vez con un llamativo aire de sofisticación. Ambos eran altos, bien vestidos, apuestos y extremadamente confiados.

Shifra empezó describiendo, con mucho detalle, como se sentía exageradamente criticada por su suegra. “Desafortunadamente, ella ahora es viuda, y yo trato de ser comprensiva. Pero cuando ella les habla desfavorablemente de mi a mis propios hijos, no lo puedo tolerar”.

Brian se retorcía en su silla, tratando de controlarse. Después de unos minutos el comenzó, “¿Voy a tener una oportunidad también yo? ¿O piensas hablar durante toda la sesión?”.

Shifra pidió terminar lo que ella quería poner en evidencia y luego con reticencia dejó continuar a su esposo.

“Yo sé que mi madre puede ser un poco desagradable”, Brian confesó a su esposa. “Pero es una mujer mayor que no va a cambiar a esta altura de su vida. Tú simplemente debes aprender a ignorarla”.

“¿Ignorarla?”, Shifra contestó. “¿Cómo puedo ignorarla cuando esta incitando a mis propios hijos en mi contra?”.

Era claro que ambos, Brian y Shifra no estaban escuchándose el uno al otro. Ambos estaban desesperados por ser escuchados. Mientras la sesión progresaba, empezaron a elevar sus voces y a interrumpirse el uno al otro.

“¿De esta manera ustedes hablan en su casa de este tema?”, pregunté tan pronto como pude incluir una palabra en la discusión.

“Usualmente nosotros no hablamos de esto en casa”, dijo Shifra. “Supongo que es por eso que vinimos a verlo”.

Y luego señale lo obvio a Brian y Shifra: Ninguno de los dos estaba escuchando al otro. Cada uno tenía un derecho legítimo, así también como una urgente necesidad, de ser escuchado. Pero ellos simplemente no podían escucharse.

La gratificación de ser escuchados

Unos años atrás, estaba observando a un par de orangutanes en el zoológico. Uno estaba acostado de lado, completamente relajado y disfrutando de la calidez del sol de mediodía. El segundo estaba sentado al lado del primero rascando la espalda de su pareja, y sacándole piojos. El orangután que estaba siendo gratificado parecía tan profundamente contento que un pequeño grupo de personas se detuvieron a observar el procedimiento.

Incluso en el reino animal, pensé para mi mismo, solo una mitad de la pareja puede ser gratificada a la vez. Seguramente ellos pueden, y probablemente lo hacen, ellos toman turnos para rascar la espalda del otro. Pero, cuando tú tienes que rascar, ¡no puedes esperar que te rasquen!

No hay, quizás, placer personal en la vida que sea mas profundamente gratificante que hablarle desde el corazón a alguien que está completamente atento a escuchar. Es entendible, por lo tanto, porque la gente esta dispuesta a gastar tanto tiempo, esfuerzo y dinero para tener la total atención de un extraño en una sesión de terapia durante cuarenta y cinco minutos cada semana.

Para que una parte de la pareja se gratifique completamente por ser escuchado, de cualquier manera, es necesario que la otra parte no se defienda ni contradiga, de ninguna manera. Si la otra parte refuta, responde o confronta al que habla, entonces ninguno de los dos se va a sentir gratificado.

Suponte que estás disgustado por algo. ¿Qué deberías hacer? Deberías decirle a tu pareja que te gustaría ser el orador. Si tu pareja accede a escuchar, entonces puedes compartir tus sentimientos. Pero si tu pareja no está lista para escuchar, por cualquier razón, entonces no deberías intentar hablar. Si tú tratas de hablar, de cualquier manera, tú simplemente no serás escuchado adecuadamente.

Aprender a tomar turnos es una de las barreras más difícil a superar en el conflicto hacia el respeto y afecto mutuo. La urgencia de interponer tu punto de vista o simplemente, “poner las cosas en claro”, es enorme.

“Eso no es lo que pasó”, “Yo nunca dije eso”, “Tú me hiciste lo mismo a mí”, son sólo algunas de las maneras en que las parejas abandonan el rol de oyente y saltan al de orador, fuera de su turno.

Como les explico a los que no pueden apegarse a su papel como oyentes, “Si tú no eres un buen oyente, entonces no puedes esperar que tu pareja te escuche cuando es tu turno de hablar”.

Algunas personas preguntan, “Disculpe, pero, ¿existe algún momento donde el oyente puede corregir al orador?”.

Entonces les explico que mi oficina no es un tribunal de justicia. Nadie esta siendo juzgado. Tu responsabilidad como oyente es entender los sentimientos de tu pareja, no juzgar la veracidad de lo que está diciendo.

Rompiendo las reglas

A menudo me preguntan: ¿Qué debo hacer si estoy hablando y él o ella rompe las reglas?

Cuando eso sucede, recomiendo seguir una estrategia estándar. No tratar de callar a tu pareja. Eso nunca ayuda. No darse por vencido y apartarse, tampoco. Eso es tan destructivo como elevar la voz. En vez de eso, trata de reestablecer los respectivos roles. Suena algo así como esto:

“Acabo de preguntarte si serías capaz de escucharme y tú dijiste, ‘Sí’. Estaba en el medio de decirte lo que tenía en mente y tú empezaste a dar tu punto de vista. Si no puedes escucharme ahora, entonces por favor dime y te hablare mas tarde. Pero si sientes que todavía puedes escucharme ahora, entonces por favor guarda tus opiniones hasta que seas el orador. Estaré listo/a y deseando escucharte en su momento”.

Una vez que la conversación ha empezado, tratar de cambiar de roles inmediatamente no será efectivo por ciertas razones.

En primer lugar, al hablar inmediatamente después de escuchar, no estarás completamente concentrado en lo que tu pareja está diciendo. Estarás escuchando sólo con un oído mientras que te preparas mentalmente para responder.

En segundo lugar, incluso que puedas cambiar los engranajes escuchando sin compromiso y luego hablando, tu pareja no se sentirá escuchada. El orador necesita sentir que sus palabras están siendo escuchadas y que tendrán, por lo menos, un cierto impacto.

Cuando tomar turnos

Si intentas adoptar la política de tomar turnos con tu pareja, eso no significa que cada simple conversación debe tener sólo un orador y un oyente. No necesitas tomar turnos para todas las conversaciones en tu casa. La estrategia de tomar turnos debe ser reservada para las discusiones de tópicos sobre los cuales hay sustanciales desacuerdos y/o sentimientos encontrados. Cuando tú estás disgustado, molesto, dolido, enojado o todo lo anterior, es una buena idea implementar el procedimiento de tomar turnos.

Si estas irritado por algo, no trates de llevar una “conversación normal” de dos-vías. Si lo haces, el dialogo se deteriorará y se transformará en una “discusión normal” de dos-vías.

Siguiendo la política de tomar turnos para todas las discusiones de temas controversiales o sensibles no será fácil, especialmente si han estado casados por veinte o treinta años y no han estado tomando turnos. Pero el esfuerzo en cambiar a esta nueva estrategia valdrá la pena.

Los beneficios de tomar turnos

Al no formular una respuesta, el oyente está más dispuesto a sentir de una manera empática los sentimientos que la pareja está tratando de comunicar.

Otro beneficio de tomar turnos es que le da al orador el sentimiento de ser realmente escuchado, ¡A veces por primera vez en el matrimonio! Esto lleva a un largo camino reduciendo tensiones en el hogar las cuales son frecuentemente exacerbadas por los sentimientos de la pareja de no sentirse escuchada ni comprendida.

Por último, pero ciertamente no menos importante, el sistema de tomar turnos fuerza a la pareja a esperar antes de que le sea “permitido” responder. Al esperar hasta que es tu turno para hablar, mucha de la tensión desaparece incluso antes de que comiences a contradecir cualquier cosa que tu pareja haya dicho. También le da a tu pareja la oportunidad de enfriarse después de hablar y así, él o ella estará listo/a para escuchar.

* * *

Le tomó algunas semanas a Brian y Shifra conseguir que el tomar turnos funcionara, en su casa así como en la oficina. Estaban tan acostumbrados a interrumpirse el uno al otro que tuvieron que hacer un esfuerzo concreto para detenerse.

Una vez que empezaron a tomar turnos entre ellos y comenzaron a escucharse el uno al otro, se sorprendieron de lo rápido que lograron entenderse, cuán fácil dejaron ir sus viejas quejas, y cuán rápido fueron capaces de resolver conflictos, alcanzar los compromisos y, finalmente, reasumir el estado confortable de compatibilidad que ellos pensaban que habían perdido en su matrimonio.

Extraído con permiso del autor y editor de, Ten Minutes a Day to a Better Marriage: Getting Your Spouse to Understand You, por Dr. Meir Wikler (Artscroll/Mesorah Publications, 2003)

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