Este año asumiré un nuevo compromiso con mi matrimonio

4 min de lectura

Las Altas Fiestas son una oportunidad para intentarlo.

Este nuevo año, volveré a comprometerme con mi matrimonio.

No me malinterpreten. Con mi esposa llevamos muchos años felizmente casados. Pero recientemente tomé conciencia de algunas áreas en las que me contengo, en las que vacilo entre estar adentro o afuera.

  • Mi esposa tiene una amiga bastante odiosa a la que no soporto. A mi esposa le encanta hablar con entusiasmo de ella y espera que yo la escuche una y otra vez. ¿Cuánto se supone que debo soportar?

  • Si mi esposa no se siente bien, ella espera (y merece) una demostración masiva de compasión. Sin embargo, dada la alta frecuencia con la que “no se siente bien”, ¿no hay un límite?

  • Cuando tenemos un desacuerdo, el 80 por ciento de las veces estoy dispuesto a admitir mi culpa. ¡Pero eso no es suficiente! Siento que no es justo tener que ceder una y otra vez, incluso cuando pienso que tengo la razón.

Queda claro que mi resentimiento estaba creando distancia y socavando el lazo de nuestro matrimonio. Algunas veces yo evito involucrarme por completo, prefiriendo mantener cierto espacio entre nosotros.

La dinámica del matrimonio

El objetivo del matrimonio es conectarse tan cercanamente como para crear una sola entidad. Donde no hay una sensación separada de “yo”, sino sólo de “nosotros”. Donde “tu éxito es mi éxito”.

Todo ser humano es imperfecto, y perdonar (incluso aceptar) la imperfección del otro es la única manera de llegar a conectarse por completo. La prueba de fuego es cuando las cosas no marchan exactamente como a mí me gusta: ¿me volveré resentido, enojado y frustrado o en cambio me inspiraré profundamente, me volveré a comprometer un 100% con la relación y me preguntaré cuál es el mensaje que debo aprender?

Este es el grandioso ying-yang del matrimonio. Mi esposa es mi espejo, refleja el punto preciso que necesito cambiar.

El Zohar (Lej lejá 91b) dice que cada alma es esencialmente un aspecto masculino y femenino unido. Cuando el alma desciende al mundo, estas dos partes se separan. Con el matrimonio, estas dos “mitades de alma” se reúnen, restituyendo la unidad original.

Este es un cambio de paradigma, en el que el matrimonio es el primordial vehículo para el crecimiento personal. En vez de ser un obstáculo para mi felicidad, todo este difícil “trabajo correctivo” es una fuente de inmenso placer. Mis expresiones “irracionales” de compromiso y amor desinteresado agregan capas de compromiso a la relación humana más profunda.

Una metáfora espiritual

En el Cantar de los Cantares, un “matrimonio apasionado y devoto” es una metáfora, un microcosmos del anhelo por la máxima conexión con lo que está más allá de nosotros, por ser parte del vasto y eterno plan de Dios.

Como con cualquier relación intensa, se aplican las mismas reglas de compromiso: Dios es nuestro espejo.

Rav Nóaj Weinberg zt”l escribió:

Todo lo que nos sucede en este mundo es por una sola razón: para que podamos acercarnos a Dios, para sentir que “yo soy de mi Amado y mi Amado es para mí”. Todo lo que Dios hace es para nuestro bien; es una expresión de Su amor. Cada juicio que Él decide, ya sea una ganancia inesperada o la bancarrota, es exactamente lo que necesitamos para acercarnos a Él.

Ani ledodi, si tú amas a Dios y reconoces que Él es tu Padre, entonces vedodi li, verás que Dios te ama y que todo lo que Él hace es para tu bien. Pero (tal como ocurre con un padre que se preocupa apasionadamente por su hijo), si tú no valoras lo que Dios ha hecho por ti y en cambio tienes quejas, entonces erróneamente pensarás que Él no te ama.

Sin embargo, a pesar de lo mucho que sentimos el intenso amor de Dios y la cercanía, pedimos cierta distancia.

  • Cuando alguien me molesta (un vecino, un pariente, un colega), es fácil ignorarlo y esperar que desaparezca.

  • Cuando no estoy concentrado, me sumerjo en la comodidad de los medios sociales. Las dosis de dopamina son distracciones a corto plazo, una forma automedicada de negar la realidad.

  • Cuando estoy frustrado porque las cosas no marchan sobre ruedas, en vez de enfrentarlas y analizar el problema, me resulta más fácil culpar y quejarme.

Pero “más fácil” a menudo no es “mejor”. Así como un entrenador sube la barra para lograr crecimiento y excelencia, así también cada desafío es para nuestro máximo beneficio. No es nada menos que el destino cósmico que nos alienta a seguir adelante.

Las Altas Fiestas

Las Altas Fiestas son un momento ideal para evaluar nuestras relaciones primarias.

“Elul”, el mes previo a las Altas Fiestas, se escribe con las letras alef-lamed-vav-lamed, un acrónimo de “Ani ledodi vedodi li” – Yo soy para mi Amado y mi Amado es para mí. (Cantar de los Cantares 6:3). Tocamos el shofar para reconectarnos y volver a comprometernos: Dios es mi espejo.

¿Estoy adentro o afuera? Es hora de saltar la cerca. De tomar completa responsabilidad sin excusas.

El Maharal escribe que shaná (año) tiene relación con shinui (cambio). Ahora es el momento de preguntarse:

  • ¿En qué situaciones y circunstancias tiendo a crear distancia en vez de conexión?

  • Para el próximo año, ¿qué paso práctico puede marcar una diferencia significativa y ayudarme a generar mayor conexión?

Esta es mi resolución para el nuevo año: al enfrentar situaciones que pongan a prueba mi paciencia, voy a tratar de reenfocarme, de aceptar con calma el momento y aceptar esa oportunidad para comprometerme más profundamente y conectarme.

Este año, me comprometo a saltar la cerca. Prefiero estar adentro.

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