La importancia del silencio

2 min de lectura

Al eliminar las distracciones, podemos escuchar nuestra voz interior que anhela conexión.

Cuando Dios entregó la Torá al pueblo judío en el Monte Sinaí, todo el mundo quedó en silencio (Shemot Rabá 29:9). El viento no sopló, los animales no emitieron ningún sonido y los seres humanos dejaron de hablar. ¿Por qué? ¿Acaso Dios temía que los judíos no pudieran oír Su voz? Sin ninguna duda Él podía hacer que Su voz resonara por encima de todos los sonidos naturales del mundo… ¡y eso hubiera sido todavía más impresionante!

Dios acalló todos los ruidos para que pudiéramos oír la voz en nuestro interior, la voz que anhela conexión espiritual, la voz que anhela recibir Su Torá.

Constantemente nos bombardean las distracciones. Silenciarlas a todas, incluso por un momento, es casi imposible.

Una vez le recomendé a una alumna que se sentía muy estresada que esa semana se tomara un minuto para detenerse y no pensara en nada; un minuto de meditación y silencio. Ella no pudo hacerlo. Las distracciones eran demasiado fuertes.

El judaísmo no es una religión; es una relación. A través del silencio en el Sinaí, Dios nos enseñó una clave para mantener nuestra relación con Él, con los demás y con nosotros mismos. Escuchar. Escuchar la voz interior de nuestra alma que en voz baja nos urge a conectarnos.

El conocido autor y psicólogo, John Gottman, creó un estudio en el que observó a las parejas interactuar en su ambiente natural. Después de una semana de observaciones, Gottman pudo determinar con un 94% de exactitud qué parejas terminarían divorciadas y cuáles permanecerían casadas.

Las discusiones sobre temas económicos o sobre los hijos fueron irrelevantes para sus predicciones. La clave fue si la pareja respondía a lo que él llama “pedidos” de atención del otro. Por ejemplo, una pareja está sentada desayunando, el marido observa su teléfono. La esposa mira por la ventana y de repente le dice: “¡Mira cariño! ¡Un colibrí! ¡Qué espectacular!”. En ese momento el marido tiene una opción: ¿va a mirar a su esposa o va a continuar concentrado en su teléfono?

Elegir silenciar la distracción, mirar a su esposa a los ojos, reconocer su presencia y disfrutar de ese pequeño momento juntos nutre la necesidad de su esposa de cercanía y conexión. El colibrí es irrelevante; él responde a su pedido de atención.

Gottman explica que cada vez que respondemos a los “pedidos” del otro, eso es una oportunidad de cercanía. Esto es cierto en todas las relaciones.

Las distracciones son cosas inofensivas que pueden traer grandes consecuencias. ¿Cuántas veces nos prometimos que cuando los niños regresen de la escuela mantendremos apagados los teléfonos hasta que ellos se vayan a dormir? Inevitablemente sacamos el aparato porque necesitamos buscar una receta o un niño quiere usar el teléfono para llamar a un amigo. Lo siguiente que sabemos es que estamos respondiendo a todos los mensajes de texto y a todos los e-mails e ignorando a los niños.

El silencio detiene todo y nos permite pensar, tomar buenas decisiones que nos dan la posibilidad de conectarnos. Este Shavuot podemos aprovechar la fuerza de silenciar las distracciones para lograr conectarnos. Que Dios nos de fuerza para sentarnos en silencio y escuchar a nuestra suave voz interior, así, podremos tomar buenas decisiones y forjar nuestro mejor camino personal.

Que este artículo sea leilui nishmat de Iehudit Sharón bat Miriam

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