¿Callar o discutir para preservar la paz en la familia?

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Si callas, otorgas y se perpetúa el problema. Pero si hablas, discutes y tampoco se soluciona nada.

Esta pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de todas las personas. Sobre todo, cuando se trata de enfrentar temas personales que causan conflicto. Muchos de estos, por su naturaleza y su complejidad, nublan la visión y hacen que la angustia derive en maltrato y poca sensibilidad.

Posiblemente el distanciamiento social y el hecho de pasar mucho tiempo con las personas que viven bajo el mismo techo son cosas que no han ayudado mucho a nutrir la paz familiar. Hay que ser constantemente corteses, ceder y al mismo tiempo no se puede "cambiar de ambiente", ya que hay que permanecer en el mismo lugar y con la misma rutina.

Esto ha creado una serie de sentimientos encontrados que complican la forma de manejar los problemas directa y efectivamente.

El grado de estrés hoy en día es mucho mayor que en condiciones normales cuando se tiene una rutina cómoda, establecida y en donde no hay tantas limitaciones e incertidumbre. La falta de consistencia en las decisiones y la información sobresaturada hacen que las decisiones personales y globales se tornen inconsistentes e ilógicas y ofensivas.

La familia y las relaciones personales han sufrido mucho a raíz de esta situación. Muchas veces, la persona vuelca su frustración con la gente que está cerca.

¿Habrá alguna forma más efectiva para manejar problemas personales que causan conflictos? 

Los conflictos son parte de la vida. Es imposible vivir sin discrepancia. Cada cabeza es un mundo. Cada uno tiene su punto de vista.

Pero discutir no debería ser un problema. De hecho, las discusiones aclaran y pueden mejorar la calidad de las relaciones personales, ya que, al ventilar sus sentimientos, uno puede entender, aceptar y respetar mejor a los demás.

Es vital aprender a expresar la opinión propia, por más controversial que parezca. Pero también es esencial reconocer que hay que considerar a la persona con la cual se trata y entender las consecuencias que surgirán a raíz de esa interacción.

Si bien es importante expresar las preocupaciones personales, es igualmente valioso respetar y considerar los sentimientos y cuidar la relación con los demás.

Si hay un aprendizaje que ha quedado claro en estos tiempos tan estresantes es, lo difícil que es vivir solo.  El apoyo y el cariño son ingredientes necesarios para todo ser humano. Hay que aprender a preservar las relaciones personales ya que éstas son un pilar esencial para el bienestar y la estabilidad personal y del mundo.

Por lo tanto, las discusiones y el expresar los sentimientos constituyen una necesidad valiosa que no se debe postergar.

Pero hay que aprender a controlar el arrebato, el enojo, las ofensas y tomar decisiones sensatas sin ser egoístas. Hablar con claridad y no confundir las opiniones con las suposiciones.

La receta: Cuidando las relaciones personales

Ingredientes:

  • Respeto – reconocer el valor y la diferencia de cada persona
  • Sensibilidad – consideración y cuidado de los intereses y los sentimientos de cada uno
  • Responsabilidad – tomar conciencia de las consecuencias de las acciones propias
  • Atención – interés legítimo por preservar la relación
  • Paciencia y Prudencia – aprender a escuchar y a entender a los demás antes de juzgar.

Afirmación positiva para cuidar las relaciones personales:

Mi vida es más valiosa y tiene un sentido más bello cuando la comparto con personas queridas. Me intereso por el bienestar de las personas. Busco vivir en armonía. Respeto los intereses y las necesidades de los demás, ya que son tan válidas como las mías. Puedo hablar sin herir, ni ofender. Busco palabras y acciones que me acercan a las personas que me rodean. La bondad y la generosidad me hacen ser una persona que da y atrae luz y paz.

Cómo preservar las relaciones personales:

  1. Ser flexible y entender otros puntos de vista mejora la calidad de las relaciones personales. No hay necesidad de imponer la verdad personal, cada uno tiene su punto de vista y en general todos son válidos. Respetar la diferencia libera y fomenta la comprensión y la paz.
  2. Ver a las personas como son y no como quisiéramos que sean es la base de una relación sincera y armoniosa. Es vital dejar a un lado la agenda personal y querer controlar la forma de ser de los demás. La diferencia enriquece la tolerancia y la calidad de la vida.
  3. Ser poderoso y grandioso significa tener la fortaleza para poder elegir y tener la opción de reaccionar sin furia, sin resentimiento y con responsabilidad. Cuando uno opta por ser bondadoso, comprensivo, prudente y atento, deja a un lado la necesidad de sólo pensar en sí mismo. Disolver el egoísmo hace que el mundo sea mejor.

“Aprender a convivir y compartir la vida con los demás nos permite llegar a lugares que solos nunca hubiéramos podido conocer”.


Extraído de recetasparalavida.com

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