La falta de gratitud aleja más que el distanciamiento social y la cuarentena

3 min de lectura

Cuando las relaciones personales son limitadas, el ser cortés y detallista se convierte en una prioridad para mantener el buen ánimo y la paz mental.

Dar las gracias y agradecer con sinceridad hasta los detalles más insignificantes, es quizás uno de los ingredientes más importantes para mantener la paz en cualquier relación. Sobre todo en tiempos inestables donde se requiere más sensibilidad y buen trato que en tiempos normales.

Hay muchas personas que asumen que no tienen que dar las gracias, ya que cada uno hace lo que le toca y no hay razón para estar agradeciendo todo el día y por todo. Creen que agradecer por cada cosa es ser cursis, melosos y repetitivos. O bien piensan no hay razón para agradecer el esfuerzo y sus atenciones, ya que es obvio que saben cuánto los aprecian.

La realidad es que en tiempos de crisis o en momentos triviales, dar las gracias es la llave que abre el corazón y aligera la carga del alma. Todas las personas necesitan afecto y ser reconocidas.

Dar las gracias es reconocer las acciones, el esfuerzo, las atenciones y el tiempo de las personas que han hecho algo por otros. No importa si parece una acción ordinaria o una cuestión sorprendente, agradecer es importante y esencial para tener una relación saludable.

Ahora más que nunca el agradecer es una acción importantísima. Decir "gracias" no es solo una expresión. Esta palabra mantiene el ánimo en un lugar sano y ayuda a sentir que lo que uno hace tiene valor.

Cuando uno está distanciado del mundo y sólo vive con su pareja, hijos o algún colega o familiar, el agradecer, ser noble y cortés puede ser la única forma de crear un ambiente amable y positivo.

La cuarentena se puede convertir en un infierno cuando las personas se sienten ignoradas, se les toma por sentado o no se les agradece por lo que hacen. 

En tiempos normales uno tiene muchas interacciones con diversas personas, sale de un lugar para entrar a otro, así que el reconocimiento quizá no está centralizado, por las distintas oportunidades que hay para recibir el reconocimiento y la validación necesaria.

Pero cuando las interacciones son limitadas y las personas se encuentran distanciadas, decir gracias es vital para todos.

El que dice gracias, reconoce las atenciones y el esfuerzo de la otra persona, al agradecer se siente bien que lo han atendido y han hecho algo por él. Por el otro lado, la persona que recibe el elogio se siente valorada, reconocida y querida.

No es cuestión de autoestima ni de egocentrismo, es cuestión de apreciar y reconocer el esfuerzo y el trabajo de los demás.

Si no has agradecido recientemente a las personas que tienes cerca, ahora es un buen momento para hacerlo.

La receta: Saber decir GRACIAS

Ingredientes:

  • Atención – estar pendiente de las acciones positivas de los demás y agradecerlas
  • Sinceridad – expresarse con honestidad para que el agradecimiento se reciba de corazón
  • Prontitud - expresar la gratitud en el momento que se recibe la acción
  • Satisfacción – compartir el sentimiento de bienestar con gusto y felicidad
  • Valor – sobreponerse a la pena o a la incomodidad de agradecer y hacerlo

Afirmación Positiva para decir “gracias”:

Reconozco y agradezco todas las pequeñas acciones que otros tienen para conmigo. Aunque sea su obligación o responsabilidad, de igual forma son acciones buenas que valido y agradezco con gusto y sinceridad. Al agradecer hago sentir bien a la persona que me dedicó su tiempo, y su esfuerzo. Agradecer me hace sentir bien y nutre mis relaciones.

Por qué es bueno decir gracias:

  1. Decir gracias nos conecta con las personas y da sentido a lo que hacemos. Al agradecer reconocemos que las cosas no se hacen, ni llegan solas. Se reconoce el esfuerzo y el tiempo de los otros y mejora la calidad de las relaciones personales.
  2. Los pequeños detalles dan grandes razones para poder vivir agradecido. El sentimiento de satisfacción continuo se nutre diariamente cuando uno es capáz.
  3. Toda persona necesita sentirse querida y apreciada. Cuando hay un balance reciproco entre el que realiza la acción y el que la recibe, se reconoce el aprecio y las atenciones que se tienen ambos. Así, su relación se nutre y se rompe cualquier tensión que en el camino se pudiera haber creado.

“La persona que dice gracias, siempre vive feliz, agradecida y encuentra más razones para seguir agradeciendo”.


Extraído de recetasparalavida.com

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