¿Por qué es tan difícil defenderse del abuso emocional?

3 min de lectura

Cuando te dañan las personas que supuestamente te quieren, los sentimientos se confunden.

Vivir con abuso emocional o verbal es un problema muy común y muy difícil de tratar. Las heridas no se perciben a simple vista, sin embargo, su marca se lleva toda la vida. Cuando se vive en un ambiente agresivo, uno tristemente cree, que esa es la ÚNICA manera de vivir.

Las personas que lastiman generalmente son los seres cercanos, ya sea emocionalmente (familia, parientes, amigos) o colegas de trabajo (jefes, superiores etc.) porque sienten que tienen el derecho de decir lo que creen necesario, entonces insisten que “te quieren o te dicen las cosas por tu bien.”

Entre mayor es el dolor causado por los insultos, la crítica y los juicios, más difícil se torna la posibilidad para sanar, confrontar a la persona o no sentirse lastimado.

Cuando una persona se siente criticada constantemente, se acostumbra a escuchar un lenguaje rudo, injusto y tóxico. Con el pasar del tiempo hasta hace suyo aquello que escucha. Esas falsas creencias, impactan profundamente el alma, causando dolor, miedo y una frustración terrible.

Parecería que el/la abusador/a disfruta de su manera de ser y se autoconvence que tiene la razón, que su manera de ver la vida es la correcta. No reconoce, que su comportamiento es agresivo y causa dolor. Utiliza justificaciones y se convence que la otra persona: no sabe; no entiende; necesita ayuda, mientras que ella tiene la razón.

En una situación de abuso emocional no se trata de encontrar quién es el culpable para así castigarlo. Ya que lo único que se logra es perpetuar el círculo agresivo, que sólo busca poder, para imponerse.

Para sanar y dejar de sufrir por humillaciones irracionales, es necesario reconocer que nadie te puede lastimar si tú no lo permites.

Hay que saber reconocer que hay diversos puntos de vista, los cuales pueden ser interesantes y diferentes al propio. Éstos, se pueden considerar y respetar, pero nunca se deben imponer.

Los gritos y las humillaciones son un reflejo de las carencias del otro, nunca son un problema propio.

La persona que se siente humillada y lastimada debe separar “el tono de voz” del “mensaje” y la “persona” del “mensaje que se escucha”. Reconocer el valor si lo hay, y desechar todo lo que sea innecesario.

No es fácil tener amor propio y dignidad cuando se vive en un ambiente hostil, pero es la mejor opción para vivir sanamente.

La agresión verbal y el abuso emocional crean heridas profundas, imponen palabras crueles, creencias irracionales que crean miedo, inseguridad y dolor.

Aprender a quererse y respetarse es una responsabilidad y una obligación necesaria. Nadie tiene el derecho de lastimar y no es bueno vivir sufriendo sin poder sanar.

La receta: Sanando de palabras tóxicas

Ingredientes

  • Amor propio – confianza y seguridad en uno mismo.

  • Valor – fortaleza, dejar ir las palabras tóxicas y humillantes.

  • Determinación- compromiso personal para tener una buena vida y ser feliz.

  • Apertura – mente abierta para escuchar otros puntos de vista.

  • Validación propia – reconocer el valor propio y aceptar que uno puede estar mejor.

Afirmación Positiva:

Estoy consciente de mi valor como persona. Soy único/a y mi vida es importante. Vivo y atraigo bondad, abundancia y alegría. Tengo la fortaleza para escuchar las opiniones de los demás sin sentir crítica o dolor. Me respeto y encuentro la bondad incluso en la gente que me grita y cree que me puede ofender. Amo la vida.

Como se puede sanar el abuso emocional:

  1. Nadie te puede maltratar si tú no lo permites. El valor personal proviene del respeto y la confianza propia, nunca del reconocimiento y del cariño que se recibe de los demás.

  2. Aceptar y sanar el pasado alivia la carga del presente y permite vivir el futuro con plenitud. Si bien la cicatriz de la herida no desaparece, ésta se llega a transformar en un buen maestro que da incentivos para ser mejor. Aceptar, perdonar y dejar ir, para crecer y vivir en paz.

  3. Sólo sana la persona que quiere sanar. No es posible ayudar a quien no desea tener una mejor calidad de vida. Tampoco se puede fortalecer a quien no es capaz de enfrentar su propio dolor.

Tú eres una persona valiosa, única e irremplazable. No malgastes, ni regales tu vida porque alguien te lastima o te quiere ofender”.


Extraído de recetasparalavida.com

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