El Niño con Derechos

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Estamos criando una de las generaciones más egoístas de la historia.

"Lo que sea".

"Está bien" (gesto despectivo).

"Papá, me tienes que llevar a fútbol".

"Mamá, ¡no hay nada bueno para comer en esta casa!".

"¡Ya tengo eso!".

¿Por qué debería yo atender el teléfono? Igual no es para mí.

¿Te suena familiar?

Vivimos en un mundo en donde nuestros hijos sienten que son estrellas, aún si sólo lo son en YouTube. El treinta por ciento de los estudiantes universitarios votaron en una encuesta que deberían obtener al menos una buena nota sólo por ir a clases. Nuestros hijos sienten que tienen derechos y, con esa actitud, crecen siendo arrogantes.

¿Alguna vez has llevado muchos niños en tu auto y te diste cuenta que los chicos simplemente azotan la puerta sin siquiera decir "gracias"?

¿Alguna vez sostuviste la puerta abierta en la escuela y viste a los niños pasar por ella sin mirar hacia atrás?

¿Alguna vez te sentaste en un restaurante o en un avión y viste a los niños cuando les sirven? ¿Qué hay del "gracias" o de las palabras de apreciación?

Espera sentado.

Una madre me dijo: "Olvida la gratitud. Yo estoy agradecida si mis hijos no se quejan".

¿Es el hecho de decir ‘gracias’ tan crucial para el carácter de tus hijos, o es solamente otra muestra de buenos modales?

Enseñando Humildad

Nos levantamos cada mañana y las primeras palabras que salen de nuestra boca son una plegaria: la plegaria de Modé Aní. Te agradecemos Dios por el regalo de un nuevo día.

Los niños que crecen sin gratitud ni apreciación se tornan egoístas y arrogantes.

Pero Modé Aní no significa solamente ‘gracias’, también significa ‘yo admito’. Si te estoy agradeciendo por algo, entonces debo admitir que te debo. Y a nadie le gusta pensar que le debe algo a alguien. Estar en deuda es incómodo y humillante. Es mucho más fácil simplemente asumir que todo viene de mí. Y entonces, sin expresar gratitud, nos hacemos arrogantes.

El judaísmo nos enseña que debemos comenzar cada día con una apreciación por nuestra existencia, por el increíble regalo de la vida. Decir ‘gracias’ es mucho más que buenos modales, construye el carácter. Mi gratitud hacia Dios genera dentro de mí un sentido de humildad, la magnitud de mi vida y la oportunidad de hacer el bien durante el día me hacen sentir humilde.

Los niños que crecen sin gratitud ni apreciación se tornan egoístas y arrogantes. Andan por ahí con ‘mala actitud’. Nunca nada es lo suficientemente bueno. ‘Gracias’ no es parte de su vocabulario. En cambio, se acostumbran a que sus padres satisfagan todas sus necesidades. No ven razón para expresar su agradecimiento. Fiestas de princesitas y remeras con la inscripción ‘yo soy especial’ refuerzan su engreimiento. Los ojos de nuestros hijos nunca han sido abiertos al hecho de que no merecen todo en la vida. Tener derechos no es una forma de vida. Es el momento de que la "Generación Yo" se convierta en la "Generación Nosotros".

La Gratitud Comienza en Casa

Mi mesa de Shabat está lista. Los candelabros de plata brillan mientras la luz de las velas proyecta un cálido brillo en el cuarto. Las voces de nuestros niños llenan la noche con canciones y discusiones animadas: sus platos están llenos con sus comidas preferidas. A medida que la comida de Shabat llega a su fin, mi esposo me da un regalo muy preciado. Se para y dice delante de mis hijos y de los invitados: "Muchísimas gracias por el espléndido Shabat que has preparado". Yo sonrío y miro a mis niños asimilarlo. Semana tras semana, año tras año, la apreciación de mi esposo es muy valiosa. Sí, es verdad que mami prepara Shabat para nosotros cada semana, pero eso no significa que debemos tomar su esfuerzo por sentado.

Nuestros niños necesitan aprender a no dar por sentadas las bendiciones de la vida.

Yo también trato de seguir este camino de apreciación. Cuando somos lo suficientemente afortunados para tomar unas vacaciones en familia o hasta para comprar nuestra ropa de fiesta, tomo intencionalmente un momento para agradecer a mi marido por todo lo que hace por nosotros, y también lo hace cada niño. No tenemos derechos. Nuestros hijos deben aprender a no dar las bendiciones de la vida por sentadas. ¿Y qué mejor manera de enseñarles apreciación que siendo nosotros mismos ejemplos y modelos a seguir? una semilla ha sido plantada. Estamos inculcando en nuestros hijos la educación de la apreciación. Cuando los esposos y esposas conviven con palabras de gratitud, la fundación de la casa está basada en agradecimiento y respeto. No es ‘Todo Sobre Mí’.

Comienza con "Gracias"

Entonces, la próxima vez que preguntes: "¿Quisieras ir a comprar zapatillas después de la escuela?", o "¿Querido, te gustaría comer pasta?", no aceptes un "Está bien" o un "Como quieras" como respuesta. En lugar de "Papi, tienes que llevarme a fútbol" o "Mami, tienes que llevarme a la escuela", tómate un momento e implanta en tus niños una actitud de gratitud.

"Gracias mami"; "Gracias papi"; "Papi por favor"; "Mami por favor" es el primer paso para enseñarles apreciación a nuestros hijos.

Un simple "gracias" puede hacer que nuestros hijos reconozcan los regalos y las bendiciones diarias que tan a menudo dan por sentadas.

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