El Desafío de la Adolescencia

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Es fácil el aplazar la tarea de trabajar en nuestro carácter. Pero, sólo espera a tener hijos adolescentes.

Todos posponemos. Dejamos a un lado proyectos que deben ser hechos. Evitamos ciertos trámites. Retrasamos llamadas telefónicas particulares. La mayoría de las áreas en donde posponemos las cosas son relativamente inofensivas. Si ese armario nunca se arregla, estará bien (¡realmente!).

Pero existen otras áreas donde el posponer puede ser desastroso.
No me estoy refiriendo a lo obvio, como perder un avión o el último día para pagar la cuenta, sino la tarea de trabajar en nuestro carácter.

Existen razones espirituales profundas por las cuales no debemos posponer el trabajo en esta área, pero existe una razón más práctica y real – los adolescentes.

Aquellas cosas que no hayas trabajado van a presentarse en las maquinaciones de tus hijos adolescentes.

¿No has trabajado en la paciencia? Tus adolescentes van a probar tu espíritu con sus repetidos argumentos y demandas.

¿No has puesto tu enojo bajo control? Tus adolescentes van a empujar y empujar más y más hasta que explotes.

¿Tú crees que has descubierto la llave para acabar con la rivalidad familiar? ¡Nunca has visto tres niñas adolescentes y sólo una secadora de pelo!

Cualquier cosa que creamos que ya hemos dominado, nuestros hijos adolescentes van a ponernos constantemente a prueba. Ese es su trabajo. (¡Y obtienen un tipo de placer perverso a causa de ello!) Y con aquellas cosas en las que no hemos trabajado todavía... ¡es demasiado horrible siquiera pensarlo!

Es más cómodo posponer la construcción de nuestro carácter que organizar el garaje, porque es mucho más difícil. No puede ser un proyecto dominical. No les puedes pagar a tus hijos para que lo hagan por ti. Requiere un esfuerzo constante y repetitivo durante muchos años, durante toda una vida.

Probablemente has estado demasiado "ocupado" como para enfocarte en el mejoramiento de tu carácter. Probablemente era menos significativo cuando tus hijos eran más jóvenes y dormir durante la noche parecía un objetivo de vida. Pero cuando tus hijos llegan a la adolescencia, ¡es nadar contra la corriente!

Entonces haz esa revisión espiritual ahora. Trabaja en tu sentido del humor, en tu flexibilidad, tu paciencia, en escuchar a los demás... tú sabes en que. Vas a necesitar cada herramienta a tu disposición.

Aquí traigo algunas herramientas:

Para lidiar con la paciencia y el enojo, frecuentemente nos confrontamos con los mismos asuntos. Existe un disco continuamente diciéndonos: "¿Cómo me pueden hacer esto? Me merezco un trato mejor. "¿No se dan cuenta cuán ocupado estoy?" - o algo por el estilo.

Con ese disco de repetición constante, la respuesta natural a las situaciones frustrantes es la falta de paciencia y finalmente el enojo. El primer paso para el crecimiento verdadero es cambiar el disco. Bórralo y graba material nuevo. Piensa en la última vez que viste que alguien perdiera la cabeza en público -- gritándole a otros conductores, humillando al mesero, denigrando a la vendedora -- ¿qué pensaste de esa persona? ¿Parecían fuertes e importantes u hostiles y arrogantes? ¿Quieres ser como ellos?
Este puede ser un motivador importante para el cambio. Reemplaza el disco con pensamientos como "Esta es mi oportunidad para trabajar en la paciencia. Puedo crecer con esta situación. Puedo hacer un Kidush Hashem, una santificación del Nombre de Dios. Me sentiré mejor de mí mismo si me mantengo en control". Repítelo.

Es posible que aun con el disco repitiéndose en tu cabeza, todavía te sientas enojado. Está bien. El cambio toma tiempo. Pero no actúes con enojo. Mantente paciente y calmado aunque no lo estés. (¿Todos queremos ser actores no? Al menos todos aquí en Los Ángeles quieren). Enfócate en el objetivo supremo de quién quieres ser. ¿Acaso esta acción te acerca a tu objetivo o te aleja de él?

Y finalmente un buen consejo para el enojo y los adolescentes, es no tomártelo personalmente. La mayoría del comportamiento de la gente no es por ti. Es acerca de ellos y sus desafíos, y sus inquietudes e inseguridades. No están pensando mucho en ti (¡los adolescentes nunca se lo creerán pero esto te sirve a ti!). Entonces no reacciones a insultos o desprecios personales. No tienen la intención de hacerlo. Mantén tus ojos bien puestos.

Los años de adolescencia pueden ser maravillosos, pero son definitivamente muy desafiantes. Trabajar en ti mismo no es una garantía de éxito. La adolescencia es tumultuosa, sin importar cuán paciente seas o cuán buen sentido del humor hayas desarrollado. Si no te has enfocado en crecer, si no estás continuamente intentando crecer, estás destinado a perder la guerra.

Inclusive que existan esos "momentos" de histeria, enojo, lágrimas y silencio -- también existirán risas, cariño, apertura, etc....-- si estás preparado.

Lo ideal es crecer como persona inclusive sin el incentivo de tus hijos adolescentes. Con ellos, es absolutamente esencial.

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