Disciplinando a Tus Hijos Efectivamente

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Una disciplina efectiva comienza mucho antes de que se necesite corregir algo y depende de la relación de confianza entre el padre y el hijo.

Las personas que mejor ejercen disciplina son las más amadas por aquellos a quienes reprenden.

Esto es porque la disciplina efectiva depende de la relación entre la persona que está disciplinando y aquella que está siendo disciplinada.

Si quieres que tus hijos hagan caso a lo que tienes que decir, tienes que prepararte de antemano para asegurarte de que te escucharán. Ellos deben estar seguros de que aquello que tienes para decirles es para su beneficio.

Esto significa que una relación fuerte, amorosa y de confianza debe existir antes de que la primera reprimenda se escape de tus labios. Tienes que hacer que tus hijos sean tus discípulos. No es casualidad que la palabra "disciplina" deriva de la palabra "discípulo".

Si es Importante Para Ti, es Importante Para Mí

El amor puede ser definido así: "Si es importante para ti, es importante para mí". Tienes que enseñarle esto a tus hijos, pues las palabras no son suficientes.

Dale atención a tus hijos: Hazte tiempo para ellos y escúchalos. Cuando tu hijo de tres años viene a la casa balbuceando sobre su día en el Gan, tú estás cansado y piensas: "Esto es sólo un balbuceo". No apagues a tu hijo. Intenta hacerte a ti mismo a un lado y escúchalo.

Si expresas que aquello que es importante para tu hijo no es necesariamente importante para ti, puedes estar seguro de que llegará el día en el cual tus hijos te enviarán un mensaje: "Lo que es importante para ti (papá), no es importante para nosotros".

Una vez que hayas construido la "base de la disciplina" consérvala y construye una disciplina productiva siguiendo los siguientes principios:

Mantén tu Distancia

Siempre ten en mente que el castigo es para el beneficio de tu hijo, y no para tu beneficio. Esto requiere una dosis saludable de objetividad emocional.

Mi maestro, Rab Simja Wasserman, de bendita memoria, dijo: "Tus hijos no son tuyos, sino que son un depósito de confianza hecho por Dios. Criarlo y educarlo apropiadamente es la manera de demostrarle a Dios que fue puesto en buenas manos.

Mi maestro también dijo que cuando el niño se comporta mal es porque tiene un problema de disciplina y tú estás ahí para ayudarlo. Si ves a su problema como tu problema, entonces verás todo subjetivamente - con miedo y confusión - y perderás la habilidad de ayudar a tu hijo a mejorar su comportamiento (y también perderás credibilidad con él).

Sé Específico

Cuando guíes a tu hijo sé muy claro. Decirle a un niño: "Cruza la calle con cuidado" no es suficiente, porque "con cuidado" puede ser interpretado de muchas maneras.

Tienes que ser específico: "Mira ambos costados, y sólo si vez que no hay coches, entonces cruza la calle".

Generalmente es una buena idea el hacer repetir a tu hijo lo que has dicho. Puede ser que no hayas sido tan claro como pensaste. De esta manera, también evitas que tu hijo te diga después de haberse equivocado, que "no te entendió".

Dale un Ejemplo

En tiempos pretéritos solía ocurrir que los hijos veían modelos de disciplina en sus casas. Cuando varias generaciones vivían juntas, los hijos veían a sus padres escuchar a sus abuelos. Hoy en día, tenemos que hacer un esfuerzo considerable para dar el ejemplo.

Cuando tus padres vengan a tu casa, asegúrate de que tus hijos vean cómo los honras y los respetas.

Si tus padres son difíciles, ¡es incluso mejor! Cuando maduren, tus hijos verán las dificultades de la relación y tendrán el increíble ejemplo tuyo, en el cual les enseñaste que respetabas incluso a gente difícil, trayendo así la importancia de la disciplina a tu hogar.

En las casas de personas observantes, los niños también tienen el ejemplo de sus padres respetando la ley judía.

Sé Justo

Asegúrate de que tu castigo sea proporcional al "crimen" y que sea impuesto de manera justa e imparcial. La función básica de un padre es preparar a sus hijos para la vida, y por lo tanto el castigo debe ser – así como muchas veces en la vida – una consecuencia natural del "crimen".

Además, esto ayuda a eliminar cualquier sentido de resentimiento por parte del niño, ya que el mal comportamiento fue la causa natural de la consecuencia.

Sé Firme

Medir los límites es una tendencia humana natural. Tus hijos automáticamente quieren saber hasta dónde pueden llegar. Una vez que decidas algo debes apegarte a ello incondicionalmente.

Esto no significa que debes ser un terco, pero debes prepararte para mantener tu postura. Si es necesario, tómate el tiempo para determinar la reacción o el castigo apropiado para que puedas estar seguro de que podrás vivir con lo que has escogido.

Sé Consecuente

Nunca prometas. Pocas cosas pueden llegar a destruir tu credibilidad tan rápido como una promesa sin cumplir. Si no cumples con una promesa, hay una gran posibilidad de que tu hijo nunca se olvide de eso, incluso que sea una promesa muy pequeña. En lugar de prometer di: "Voy a intentarlo..." o "si puedo...". Con la experiencia, tu hijo entenderá que esto es tan bueno como una promesa.

Sé Amigable

Si tu hijo percibe que está siendo reprochado porque estás enojado, y no porque él ha hecho algo erróneo, puede llegar a malinterpretar la razón por la cual está siendo reprendido. Sé amigable y mantén la calma. No dejes que pase mucho tiempo para responder a su comportamiento negativo, pero si necesitas, espera hasta que te tranquilices y puedas poner disciplina de la manera adecuada.

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