¿Educando hijos o educando padres?

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Cada niño crece moldeado fundamentalmente y en primer lugar por el hogar en el que crece.

Cuando se trata de la educación de los hijos, muchas veces madres y padres bien intencionados buscan consejos y fórmulas para brindarles la mejor guía y acompañamiento, sin tener en cuenta que no hay recetas mágicas en la educación que sean aplicables a todos los niños de manera universal, al estilo de “si su hijo hace esto, entonces le pasa esto y haga esto y aquello”; tampoco sirven los métodos que apaciguan síntomas y no se enfocan en las raíces de las dificultades.

Sería un error educar a los niños con el principio de causa-efecto, dado que todo niño es único y distinto a cualquier otro individuo. Debería ser un proceso individualizado en todos sus abordajes, teniendo en cuenta que ellos son únicos y vienen de padres igualmente únicos, con sus propias historias y modelos familiares que también los han formado.

Cada niño crece moldeado fundamentalmente y en primer lugar por el hogar en el que crece. El modelo de sus padres de interacción y socialización con el mundo (cómo hablan entre ellos, de qué hablan, cómo actúan, qué asuntos son valorados en la casa, qué es respetado, etc.) constituye el software con el cual los niños comienzan a desarrollar conductas, perspectivas, ideas y costumbres que los acompañarán toda la vida, consciente o inconscientemente, acorde al modelo que recibieron de sus progenitores.

Generalmente, cuando queremos hablar de la educación de los hijos utilizamos la expresión jinuj banim, entendiendo que hay estrategias y modos particulares de guiar al niño hacia su pleno desarrollo.

Pero si analizamos sensiblemente el impacto de los padres en todo el proceso educativo de sus hijos, podremos darnos cuenta de que los hijos son el resultado de un proceso PREVIO de educación, incluso antes de nacer, que está oculto al simple observador: es el proceso de educación de LOS PADRES MISMOS.

Dice el Rab Wolbe: "Realmente se revela la esencia del padre en la educación del hijo” (1). Quién es el padre, sus valores, sus principios, sus ejes de vida y sus cualidades se revelan en la educación a su hijo, lo que popularmente se expresa con el dicho “El fruto no cae lejos del árbol”

Podemos apreciar que el concepto de “Jinuj Banim” resulta incompleto, dado que no contempla el proceso de educación de los padres mismos, que ES la columna vertebral de la educación  de los hijos.

No podemos ni comenzar a hablar de la educación de los más pequeños cuando nosotros mismos, como adultos responsables y conscientes de nuestras decisiones y acciones, necesitamos tener más paciencia, mejorar nuestras formas de comunicación con los demás, ser más caritativos, responsables y refinados. Les queremos “enseñar” a ellos todas estas habilidades cuando nosotros mismos como padres aún tenemos el arduo desafío de AUTOEDUCARNOS.

Es en este punto que considero fundamental ampliar de manera consciente nuestra tarea educativa, anteponiendo el proceso de autoeducación de los padres al que podríamos llamar “Jinuj Orim”. NOSOTROS MISMOS, LOS PADRES somos los que tenemos que hacer el trabajo fundamental en nuestras cualidades. Los niños tomarán los ejemplos de los padres de manera automática, inconsciente e instintiva durante sus primeros años de vida en los que no tienen libre albedrío. Por eso, como educadora, propongo a todo padre una revisión de sus propias cualidades porque ellos mismos SON el contenido que sus hijos aprenden.

En la medida en que nosotros mismos seamos personas más refinadas, más delicadas, sensibles y humanas, ellos automáticamente también lo serán. En la medida en que nosotros seamos un ejemplo vivo de las cualidades y del amor al estudio y a las mitzvot, ellos también cultivarán esas midot. El hincapié está en formarnos nosotros para que ellos reciban el ejemplo más refinado posible.

Padres que quieran invertir esfuerzo en la educación de sus hijos sin duda deberán hacer un gran trabajo en sus propias cualidades y, cuando ellos logren ser padres en trabajo constante, en su propio auto perfeccionamiento, estarán enseñando a sus hijos a ser individuos en trabajo constante en su propio refinamiento personal, a toda edad, como forma de vida de un iehudí.

Seamos conscientes y agradecidos de que Di-s nos ha dado a nuestros hijos como herramientas por excelencia para conocernos a nosotros mismos y para trabajar nuestras cualidades en su máximo potencial.

Jinuj Orim ES Jinuj Banim

Somos nosotros los primeros sujetos de la educación.


NOTAS:

(1) Alei Shur, Shaar Revii, Maamar Shemi, Perek Rishon, Jinuj
 

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