El regalo del fracaso

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Los niños desarrollan importantes habilidades cuando superan sus fracasos.

 “Solamente aquellos que se atreven a fallar de gran manera pueden lograr grandes cosas” (Robert F. Kennedy)

Yo no he fallado. Solamente he encontrado 10.000 formas que no funcionan” (Thomas A. Edison)

El éxito es tropezarse de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo” (Winston Churchill)

Robert F. Kennedy, Thomas Edison y Winston Churchill, tres hombres que cambiaron la historia del siglo XX, veían el fracaso como parte del proceso del éxito. En su libro, The Gift of Failure: How the Best Parents Learn to Let Go So Their Children Can Succeed (El regalo del fracaso: como los mejores padres aprenden a soltar para que sus hijos puedan tener éxito), Jessica Lahey escribe sobre la importancia del fracaso en las vidas de los niños. Allí explica que el fracaso temprano y sus consecuencias ayudan a los niños a desarrollar una caja de herramientas de habilidades para obtener autonomía y competencia para más adelante en la vida.

Paul Tough, en su libro How Children Succeed: Grit, Curiosity, and the Hidden Power of Character (Como tienen éxito los niños: Coraje, curiosidad y el poder oculto del carácter), resume las habilidades y características de personalidad que los niños adquieren al encontrar y superar el fracaso.

Persistencia

La persistencia se trata de saber qué es lo que quieres y no detenerte hasta conseguirlo. ¿Recuerdas el libro de Watty Piper La pequeña locomotora que sí pudo? A pesar de que la pequeña locomotora azul era la más pequeña de todas, fue la única que accedió a ayudar a las muñecas y los juguetes a cruzar la montaña. Aunque no estaba claro si una pequeña locomotora podría tener éxito, la locomotora se repetía a sí misma: “Yo pienso que sí puedo. Yo pienso que sí puedo”. Y eventualmente llegó al otro lado de la montaña.

Esta persistencia o perseverancia es justamente lo que necesitamos transmitirles a nuestros hijos. Cuando se nos hace difícil, tenemos que esforzarnos más aún para alcanzar nuestra meta. Al igual que todas las habilidades no cognitivas, la persistencia no puede enseñarse sólo en base a teoría. Como padres, debemos ser un modelo a seguir para nuestros hijos y enseñarles que cuando las cosas se ponen difíciles, tienen que seguir intentándolo. Fijar nuestras propias metas (ya sean metas de salud, educacionales o personales) y luego compartir nuestros triunfos y fracasos con nuestros hijos les enseñará que está bien fallar y luego seguir trabajando hacia la meta. Los padres y educadores tienen que ser modelos a seguir de persistencia y alentar a un segundo, tercero y veinteavo intento.

Coraje

El coraje va de la mano con la persistencia. Los niños que fallan y luego se levantan y comienzan otra vez, están demostrando coraje. Saben que aunque sea doloroso y sus rodillas estén rasmilladas, pueden intentarlo otra vez. Sin coraje, no hay persistencia y cada fracaso es final.

Autocontrol

Un famoso estudio de los años 60, más conocido como “la prueba del malvavisco”, probó a los niños sobre su nivel de autocontrol. A los pequeños se les dio un malvavisco y se les dijo que podrían recibir un segundo malvavisco si esperaban a que el investigador regresara a la habitación antes de comerse el primero. Algunos niños se comieron el primero inmediatamente y no recibieron un segundo malvavisco, mientras que otros cantaron o se hablaron a sí mismos para evitar comerse el malvavisco. Eventualmente, cuando el investigador regresó, esos niños recibieron un segundo malvavisco. Los investigadores luego siguieron a esos niños por las siguientes décadas.

Lo que los investigadores encontraron los sorprendió. Esos niños que se las habían ingeniado para controlarse a sí mismos para recibir el segundo malvavisco tenían matrimonios, carreras y vidas más exitosas. La habilidad de controlarse a sí mismos y retardar la gratificación terminó permitiéndoles fijar metas y alcanzarlas incluso si implicaba esperar un poco a lo largo del camino. Ayudarles a los niños a fijar metas y luego trabajar con ellos para alcanzarlas es una excelente forma de desarrollar autocontrol.

Curiosidad

La curiosidad se trata de hacer preguntas y querer saber cómo funciona el mundo. La verdad es que no puedes “enseñar” a tener curiosidad. Sin embargo, puedes ser un modelo a seguir sobre curiosidad cuando tus niños son pequeños, haciendo tus propias preguntas y trabajando con ellos para buscar las respuestas. También puedes responder sus preguntas, sin importar cuán tontas o frecuentes sean. Estas preguntas se harán más largas e importantes con el tiempo, y tus hijos irán desarrollando habilidades para responderlas por sí mismos.

Autoconfianza

La autoconfianza se trata de creer en ti mismo. Para tomar riesgos, fallar y continuar otra vez, tienes que tener confianza de que eres fuerte y capaz. Parte de la autoconfianza viene del éxito, y parte de ella vienen de superar el fracaso. Como padres y educadores, tenemos que dejar que los niños fallen cuando merecen fallar, para ayudarles así a aprender a superar el fracaso.

El mayor regalo que puedes hacerle a tus hijos es el regalo del fracaso. Confía en mí, ellos te lo agradecerán algún día.  

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