Qué les dije a mis hijos sobre el atentado en la sinagoga de Pittsburgh

3 min de lectura

Mi respuesta es continuar educando a mis hijos para que estén orgullosos de su identidad judía y para que traigan más luz al mundo.

En el año 2003, cuando yo era sólo una esperanzada y potencial conversa, el director del Beit Din (el panel de Rabinos que apoyarían o rechazarían mi pedido de volverme judía) me advirtió que si yo era judía la gente me odiaría y querría dañarme sólo por ser judía. Cualquier hijo que tuviera podía sufrir persecuciones sólo por ser judío.

Como estudiante de historia, tenía consciencia de la larga y sórdida historia de antisemitismo y las muchas veces a lo largo de la historia en que los judíos fueron expulsados de la tierra en que vivían, asesinados o ambas cosas.

Pero en ese momento el antisemitismo parecía más una cosa del pasado o de Europa, no algo real en la ciudad en la que yo vivía ni en los Estados Unidos en general. La comunidad judía estaba cómoda y era aceptada. Nadie parecía estar preocupado. Sabíamos que teóricamente era algo que podía llegar a ocurrir allí, pero era sólo eso: algo teórico.

Pasaron los años y comenzamos a ver un incremento en los grafitis antisemitas, las profanaciones en los cementerios y un tiroteo en un Centro Comunitario Judío en Kansas, el asesinato de un joven judío en Chicago en Simjat Torá y ahora el ataque más fatal contra los judíos en la historia de los Estados Unidos. Ya no es algo teorético.

El domingo a la mañana, antes de que mis hijos mayores partieran a la escuela, me senté con ellos y brevemente les conté lo que había pasado. No quería que se enteraran a través de sus compañeros. Mis hijos oyeron sobre el antisemitismo. Ellos saben que en el mundo hay personas malas que quieren dañarlos sólo por ser judíos. Ellos ven que cada día en la entrada de su escuela hay apostado un oficial de policía.

Pero a pesar de esta incipiente consciencia, no estaba segura de qué les debía decir en este caso. ¿Cómo iba a explicarles que había pasado algo espantoso, que había muerto gente en una comunidad muy próxima al lugar donde ellos están, en un lugar al que pueden desear ir y donde deberían estar a salvo?

Como suele ocurrir con los niños., ellos lo tomaron mucho mejor que la mayoría de los adultos que conozco, yo incluida. No sé si hice un buen trabajo al explicárselos, pero sé que mi respuesta a esta tragedia no se focalizará sólo en preocuparme por el antisemitismo.

Honraremos sus memorias al elegir vivir vibrantes vidas judías y no dejar que el odio nos impida ser quienes somos.

Mi respuesta a esta espantosa tragedia es continuar educando a mis hijos para que estén orgullosos de su identidad judía, seguir enviándolos a la escuela judía y dejar que caminen en Shabat hasta la sinagoga y que estudien los antiguos textos judíos que nos han mantenido a través de siglos de persecuciones.

Les enseñaré a traer más luz al mundo con cada mitzvá que cumplan, con cada acto de bondad y de caridad. Les enseñaré a vivir cada momento con alegría y a nutrirse de la profunda sabiduría de las tradiciones que se remontan a miles de años.

Haré que cumplan una mitzvá en nombre de aquellos que fueron asesinados el último Shabat. Honraremos sus memorias al elegir vivir vibrantes vidas judías y no dejar que el odio nos impida ser quienes somos.

Yo no tengo ancestros que me conecten con el pueblo judíos, sólo tengo la opción que tomé al tener veinte años; pero estoy más que dedicada a mantener la cadena de la tradición judía que nos conecta con el pasado, con cada uno y con el futuro. Porque siempre hay un futuro para el pueblo judío.

Eso es lo que les daré a mis hijos.

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