Valora los aspectos positivos de tu hijo y ayúdalo a desarrollarlos

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No importa cuán difícil sea tu hijo, mientras más prestes atención a sus puntos positivos, más cosas buenas verás.

Mientras más te focalizas en las cosas buenas, más cosas buenas encontrarás. Nuestros pensamientos influyen con fuerza sobre nuestra realidad. Este principio puede ayudarnos en todos los aspectos de la vida, pero quiero referirme a cómo aprovechar los pensamientos para mejorar el comportamiento de un hijo: mientras más aspectos positivos veas en tu hijo, más cosas buenas él hará. Puede parecer simple, pero a veces es mucho más difícil de lo que parece, especialmente cuando se trata de un niño desafiante.

Cambiar nuestra perspectiva sobre nuestros hijos

En verdad tu hijo hace caso, se comporta bien y coopera mucho más de lo que te das cuenta, incluso si tienes un hijo con un comportamiento más desafiante y sientes que estás dentro de un círculo interminable de desafíos y mal comportamiento. Puede haber constantemente mentiras, agresiones, luchas de poder, enojo y muchos otros comportamientos difíciles. Sin embargo hay otro lado que puede esconderse debajo de la alfombra. Hay momentos en los que hace caso, hay expresiones de compasión, amor y calma, pero estamos demasiado cansados o frustrados como para reconocerlos. Esos momentos pueden ser fugaces, pero mientras más prestamos atención a esas chispas de bondad, más se desarrollan.

Yo sé que puede ser muy difícil notar o valorar esas chispas cuando el comportamiento difícil relumbra como si fueran fuegos artificiales. Nuestro objetivo aquí es prestar atención a cada momento de grandeza que hasta este momento podamos haber tenido los ojos cerrados. La naturaleza humana es inclinarse hacia lo negativo. Comenzar a prestar atención a lo positivo requiere trabajo, pero se lo puede lograr.

Notar el bien oculto

¿Por dónde comenzamos? Sugiero que antes que nada tomes una hoja de papel y una birome y comiences a anotar todas las cosas positivas que puedas pensar sobre tu hijo. Trata de hacer una lista lo más larga posible y luego continúa anotando todo lo que se te ocurra, hasta las cosas más pequeñas. Incluso si todo lo que hoy se te ocurre es que en un momento lo viste hacer una media sonrisa y lo único que hizo caso fue cuando preguntaste quién quería traer el postre a la mesa.

Además, la lista puede incluir cualidades y atributos positivos generales, incluso aspectos físicos positivos, tales como que tu hijo tiene bellos ojos. En este momento puede parecer exagerado y puedes sentir que estás buscando algo que no existe, pero con este trabajo es válido el enfoque de “fingirlo hasta que lo logras”. Trata de buscar cosas que genuinamente sean positivas, pero por ahora también escribe cosas que parezcan menos genuinas.

Una vez que tengas el comienzo de tu lista, durante una semana cada día busca algo positivo en tu hijo y escríbelo. Te garantizo que hay muchas más cosas de las que piensas. También presta atención a las cosas de las que te quejas sobre ese niño y de qué manera en verdad eso es algo bueno. Por ejemplo: “Se despierta demasiado temprano y molesta a todos, pero él es el único que se viste y sale a la escuela a tiempo sin ningún problema”. “Come demasiado y se sirve alimentos de forma impulsiva sin pensar en los demás, bueno, ella también es la única que come tu comida sin quejarse”.

Piensa qué es lo que naturalmente podrías esperar y dar por sentado, por ejemplo: ¿tu hijo se viste solo? ¿Hay momentos en los que juega bien con sus hermanos? ¿Alguna vez hace los deberes cuando se lo pides sin quejarse? Estas son cosas que esperamos de forma natural de un niño, pero para un niño desafiante son momentos de grandeza. Asimismo, ¿qué aspecto positivo puedes encontrar detrás de su firme voluntad? ¿Puede ser pasión? ¿Fuerza interior? Sé lo más creativo posible y trata de buscar cosas buenas desde todos los ángulos. Piensa en cada aspecto de cada día, observa a tu hijo con el objetivo de descubrir todos sus aspectos positivos.

Llevarlo a la práctica

Después de pasar una semana prestando atención a las cosas buenas y creando tu lista, puedes comenzar a llevar este enfoque a la práctica. Esta herramienta puede aplicarse de muchas formas y también puede utilizarse para revertir un comportamiento específico no deseado. La forma más simple es entrenarte a ti mismo para percibir cosas buenas en tu hijo a lo largo del día y señalárselo. Debes señalarle, elogiar y valorar incluso los momentos más breves y el esfuerzo más pequeño. Al señalarle a tu hijo un aspecto positivo, debes ser lo más específico que sea posible. Explícale lo que notaste que pudo superar, qué cualidad demuestra y cuánto lo valoras. Imagina a un niño que tiene dificultades para controlarse a sí mismo y que cada vez que sus hermanos tocan sus pertenencias comienza a gritar y a pegar de forma descontrolada. Esto es algo sobre lo que trataste de trabajar de muchas formas, sin éxito. Un día, tu hijo está de mejor humor que lo habitual y uno de sus hermanos toca algo que le pertenece. Aunque grita, no le pega. Muchas veces vamos a focalizarnos en los gritos y a retarlo por eso, pero en este caso tienes que enfocarte en el hecho de que no le pegó a su hermano, lo cual en cierta medida es algo grandioso.

Puedes decirle algo como: “Entiendo que te sientes muy molesto cuando alguien toca tus cosas, pero noté cómo lograste controlarte y no pegarle, lo que demuestra verdadero autocontrol”. Puede que pienses: “¿y qué pasa con los gritos? ¡Sigue perdiendo el control, sólo que por una vez se olvidó de pegar!”. Es importante recordar que para ese niño no pegar es un gran éxito que debe ser notado y valorado. Sobre los gritos puedes trabajar en otro momento. Esta clase de atención y elogios también le enseña al niño que puede tener éxito, incluso si es en algo muy pequeño. Una vez que cree esto sobre sí mismo, querrá demostrar autocontrol en formas más marcadas.

También puedes establecer el escenario para el éxito y festejárselo. Por ejemplo, digamos que sabes que a tu hijo le encanta salir de la casa. Esta semana puedes darle diferentes tareas que requieran salir, por ejemplo: sacar la basura, ayudarte a hacer las compras, pedir algo prestado a un vecino, etc. Cada vez que hace lo que le pides, señálale cuánto valoras que sea cooperativo y ayude. Puede que pienses: “¿Realmente está siendo cooperativo? ¡Sólo ayuda porque quiere salir y en general sigue sin hacer caso!”.

Sí, eso puede ser cierto, pero recuerda que el objetivo aquí es mostrarle al niño que él es capaz de ayudar, de cooperar, de estar tranquilo, controlado y que puede ser sensible. Una vez que siente el sabor del éxito, incluso de una forma que en este momento para ti no parece ser suficientemente verdadera, el éxito comenzará a crecer.

Esta herramienta es especialmente efectiva al enfocarse en una o dos cualidades personales en las que piensas que tu hijo necesita especialmente ayuda. Muchas veces, las áreas en las que nuestros hijos más fallan son precisamente en las que los empujamos para que caigan todavía más. Cuando hay un niño que constantemente estalla, pega o actúa de forma desafiante es muy difícil responder de la forma adecuada. Al utilizar esta herramienta para trabajar sobre esas áreas difíciles, puedes tomar una o dos cosas y concentrarte en ellas cuando ves que tu hijo actúa de la forma opuesta. Te garantizo que tu hijo tiene muchos momentos en los que actúa de forma opuesta a las cualidades negativas que por lo general pone de manifiesto.

Si tienes un hijo que es realmente impulsivo, comienza a buscar cada oportunidad en la que manifieste el mínimo de control y explícale cómo ves que manifiesta autocontrol y cuánto lo valoras. Busca los aspectos positivos, préstales atención, señálaselo a tu hijo y verás cómo ese aspecto crece cada vez más.

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