La importancia del juego para la salud mental de tu hijo

3 min de lectura

8 formas de nutrir la salud mental de tu hijo.

Jugar es la parte más bella de la niñez. Lamentablemente, durante las últimas décadas cada vez fue quedando menos lugar para el juego libre. Las razones son muchas: horarios sumamente estructurados tanto en la escuela como en el hogar, más padres que trabajan fuera de casa, menos lugares seguros para jugar y más tiempo frente a las pantallas. Un niño preescolar promedio utiliza equipos tecnológicos alrededor de 4,5 horas al día.

Los problemas de salud mental infantil aumentaron. Muchos expertos creen que esto se correlaciona directamente con la pérdida del juego. ¿Por qué? Porque al jugar los niños aprenden a adaptarse a la vida. Cuando corren, se hamacan y trepan árboles aprenden a enfrentar y superar su estrés. En esencia, ponen a prueba sus habilidades en situaciones “peligrosas”. Cuando juegan, aprenden a controlar la dosis correcta de peligro. Esto los ayuda a sentirse en control de ellos mismos y de la cantidad de estrés que pueden manejar, lo que les permite sentir que tienen control de sus vidas.

El juego también les permite desarrollar la imaginación y la creatividad. Aprenden habilidades sociales, a trabajar en grupo, a compartir, a negociar, a resolver conflictos, a tomar sus propias decisiones y el arte de la autodefensa. Los niños a los que se les permite jugar a su propio ritmo, aprenden a conocerse a sí mismos. Pueden llegar a descubrir sus áreas de interés y a dedicarse plenamente a lo que les apasiona. El juego también ayuda a que los niños mantengan un nivel sano de actividad física.

No sorprende que los expertos descubrieran que el juego ayuda a prevenir en los niños una serie de problemas de salud, estrés, ansiedad, depresión y también obesidad.

Tenemos que devolver el juego a la vida de nuestros hijos. Aquí hay 8 consejos para incrementar el tiempo de juego libre de tus hijos.

1. Apaga los aparatos electrónicos:
Esto no es fácil de hacer en el mundo actual, pero es esencial. Cuando los niños vuelven de la escuela, decreta una zona “sin tecnología”. Uno de los beneficios del Shabat es que nos brinda un descanso natural del mundo de la tecnología.

2. Ten juguetes, pero no demasiados: Demasiadas cosas sólo crean mucho desorden y de hecho inhiben la imaginación del niño. Puedes rotar los juguetes: guarda algunos en una caja y después de un par de meses saca los que estaban guardado y saca de uso los anteriores. Esto mantiene el área de juego limpia y también les permite experimentar nuevamente la novedad de sus juguetes viejos.

3. Ten espacio para que los niños jueguen: Los niños necesitan espacio adentro y afuera de la casa para jugar. Lo ideal es designar un área en la casa donde puedan jugar libremente. Nosotros teníamos un sillón viejo era "el sillón para saltar". Nuestros hijos tenían permitido hacer lo que quisieran con ese sillón, saltar, construir fuertes, etc. Si tienes un patio, asegúrate de que haya un área para jugar, columpios, un arenero, etc.

4. Ten una caja o un área de arte: Cuando están ocupados en arte, los cerebros infantiles crecen. No tiene que ser nada elaborado: papel, tijeras, crayones, plumones, calcomanías y un poco de pegamento pueden mantener a los niños entretenidos por horas.

5. Jugar solos: Los niños necesitan tiempo para jugar solos. Cuando juegan con sus juguetes, eso los ayuda a procesar nuevas experiencias, enfrentar sus miedos, conflictos y eventos de la vida diaria. A menudo lo escucharás jugar fantaseando, usando diferentes voces y recreando lo que ha pasado en su mundo, lo que puede ser terapéutico. Esto también es excelente para desarrollar la creatividad y la imaginación.

6. Salir al exterior: Intenta salir cada día, incluso en el invierno. Déjalos explorar y jugar en la naturaleza, los bosques, el parque, la playa, donde sea. Si vives en un área segura, intenta sentarte a un lado y déjalos tener la mayor libertad posible. No necesitan una actividad guiada por un adulto; lo que realmente necesitan es que los dejen solos, en control de su propio mundo.

7. Mezcla niños de diferentes edades: Alienta a tu hijo a jugar con niños de diferentes edades. Los niños mayores facilitan el aprendizaje de un niño menor y lo ayudan a llegar a un nuevo nivel de forma natural. Los niños mayores pueden practicar sus habilidades de liderazgo. Los niños también aprenderán a participar tanto como a incrementar el desafío del juego. Esto los ayuda a aprender autocontrol y habilidades de negociación.

También debes evitar intervenir. No intentes proteger a tu hijo de otros. Intenta no juzgar duramente a otros niños. Recuerda que aprender cómo relacionarse con niños difíciles les da la práctica que necesitan para relacionarse con toda clase de personas cuando crecen. En esos momentos aprenden las mayores lecciones de autocontrol y resiliencia.

8. Busca apoyo: No estás sólo. Intenta hablar con otros padres en tu barrio o en tu cuadra. Piensen juntos cómo pueden motivar a los niños a salir a jugar como se hacía naturalmente en los días de antaño.

Referencia: Alexander, Jessica Joelle. The Danish Way of Parenting (pp 27-28). Penguin Publishing Group. Kindle Edition.

 

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