El Desafío de Amar a Tu Prójimo

3 min de lectura

Haz tu parte para reparar el daño. Acércate a un judío diferente a ti.

Nuestros sabios nos dicen que el Segundo Templo fue destruido por el odio infundado entre judíos. Así como la destrucción del Templo Sagrado comenzó tres semanas antes, cuando se abrió una brecha en los muros de Jerusalem, así también los actos de odio entre judíos abaten a nuestro pueblo y destruyen nuestras almas. Aprendí sobre el poder de este período de duelo de tres semanas por experiencia propia, en una excursión de adolescentes a Israel hace décadas.

Hubo muchos momentos profundos, emocionantes y divertidos en nuestro viaje – visitamos el Muro de los Lamentos por primera vez, lloramos de dolor en Yad Vashem, y reímos histéricamente cuando algunos chicos en el viaje, llenos de orgullo judío, “recrearon” la Operación Entebe con latas de crema para afeitar como pistolas y ropa interior en sus cabezas como uniformes. Pero un evento, que ocurrió durante las tres semanas previas a Tishá B’Av, tuvo el impacto más profundo en mí.

Por alguna razón, nuestro grupo, que consistía en su mayoría de adolescentes de Denver, continuaba topándose con un grupo de adolescentes de Atlanta, con el cual simplemente no congeniábamos. Habíamos conocido muchos otros grupos de Estados Unidos que nos cayeron bien, y con los que hicimos amistad, pero este grupo de Atlanta parecía ser consentido y presumido. Durante una estadía en conjunto en el mismo hotel, se desarrolló una intensa rivalidad entre los dos grupos. Finalmente, nuestros “comandos” tomaron las latas de crema para afeitar que habían utilizado previamente para su “valerosa Operación Entebe”, y las emplearon para “decorar” los cuartos de los chicos de Atlanta.

Después de que el fragor de la victoria se apaciguó, escuchamos a nuestra madrijá (consejera), Tami, llorando. Le preguntamos qué pasaba, y con su más entristecida y dolorida voz dijo: “¿Qué están haciendo? Somos todos judíos aquí. Ellos son judíos, ustedes son judíos. ¿Cómo se pueden odiar? Todos los demás nos odian, nosotros tenemos que amarnos. ¿Cómo pudieron haber hecho eso? ¡Somos todos judíos!”.

No es necesario decir que todos nos sentimos avergonzados. Su mensaje se incrustó en mi corazón y ha permanecido ahí por siempre.

Hago un enorme esfuerzo para no criticar a judíos que piensan distinto a mí, y mi corazón se parte cada vez que veo judíos menospreciando a otros judíos.

Ese día aprendí una lección que cambió mi vida: la importancia de Ahavat Israel, amar a tu semejante judío. Como consecuencia, yo hago un enorme esfuerzo para no criticar a judíos que piensan distinto a mí, y mi corazón se rompe, así como ese día se rompió el corazón de Tami, cada vez que veo grupos de judíos menospreciando o calumniando a otros judíos.

En el fondo, todos somos judíos. No somos “de Denver”, “de Atlanta”, “israelíes”, “rusos”, “etíopes”, etcétera. Somos judíos. Nuestro nivel de observancia o no observancia, nuestras creencias políticas, nuestras costumbres y tradiciones – son todas cosas que tienden a dividirnos. Entonces quiero proponerte un desafío: acércate a judíos que no son como tú y encuentra las similitudes.

Podemos discutir respetuosamente con otros judíos, sin recurrir a insultos. Trabajemos en la erradicación del odio y el recelo entre diferentes grupos de judíos. Este período de tres semanas es el momento perfecto para que reflexionemos sobre formas de aumentar nuestro Ahavat Israel.

Piensa en modos mediante los cuales puedas acercarte y pasar tiempo con otros judíos diferentes a ti. Puede ser invitar a tu casa a la familia que vive en la otra cuadra, almorzar con un colega, o simplemente saludar a tu vecino.

Por ejemplo, cada año tengo la bendición de ser parte de la Compañía del Repertorio de Mujeres Judías. La CRMJ realiza una producción profesional de música hecha por mujeres y para mujeres. Con participantes de todo el espectro de la observancia judía, es una oportunidad para compartir con mujeres judías de todos los entornos, uniéndonos y creando relaciones duraderas entre mujeres que de otro modo nunca se hubieran conocido.

Entonces, desafío a todos, incluyéndome a mí misma, a emplear este tiempo antes de Tishá B’Av para enfocarnos en las formas en las que podemos verdaderamente ser parte de la mitzvá de amar a nuestro prójimo. Hagamos nuestra parte para ayudar a reparar el daño espiritual que ha sido hecho. Aliento a cualquiera que tenga sugerencias y éxitos a compartirlos en la sección de comentarios más abajo. Quizás juntos, ¡podremos borrar las implicancias del incidente de la crema de afeitar!

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