¿Cómo salir adelante después de vivir una tragedia?

4 min de lectura

Explorando el significado contemporáneo de la primera tragedia que ocurrió el 17 de tamuz: el rompimiento de las tablas de la ley en el Monte Sinaí.

El ayuno del 17 de tamuz da comienzo al período de duelo de las Tres Semanas, que concluye con el ayuno de Tishá B’Av. El Talmud registra que la primera tragedia ocurrida el 17 de tamuz fue el rompimiento de las primeras tablas de la ley en el Monte Sinaí.

Moshé descendió del Monte Sinaí y vio al pueblo judío bailando alrededor del becerro de oro. Tomó las dos tablas que sostenía en sus manos y las arrojó al piso, destrozándolas. El regalo divino de las tablas talladas por Dios yacía ahora esparcido por el suelo.

¿Qué pasó con las tablas que Moshé destruyó?

El Talmud responde: las primeras tablas rotas fueron colocadas en el Arca Sagrada junto al segundo juego de tablas, que estaba intacto: ‘lujot ve-shibrei lujot munajim ba-arón’ (Talmud Baba Batra 14b).

Las tablas rotas no fueron enterradas —el tratamiento habitual que se le da a los ítems sagrados que quedan en desuso— sino que fueron colocadas en el más sagrado de los lugares: el Aarón Hakódesh, el ‘Arca Sagrada’. Eventualmente quedaron en el mismo lugar que las segundas tablas, el juego entero de los Diez Mandamientos. Juntas, permanecieron protegidas a salvo mientras la nación viajó por el desierto.

¿Por qué las piezas rotas continuaron siendo preciadas? Si representaban el descuido del pacto con Dios por parte del pueblo judío, ¿no habría sido mejor simplemente olvidarlas?

La idea de ‘ruptura’ aparece en varios lugares importantes para el judaísmo: Hacemos sonar el shofar con los sonidos fragmentados de shevarim; la raíz hebrea shever significa ‘roto’. Comenzamos el Séder partiendo una matzá. Cuando el novio y la novia están bajo la jupá, el ‘manto nupcial’, se rompe una copa. Estos importantes rituales simbólicos representan eventos rotos y fragmentados tanto en nuestra vida personal como comunitaria. Quebrar la matzá representa la vida quebrada del esclavo; el espíritu arrepentido de una persona con remordimiento es simbolizado por el sonido fragmentado del shofar, mientras que romper la copa representa un mundo incompleto sin la presencia del Templo Sagrado en Jerusalem.

Lo destruido y la completitud coexisten de la mano en los recovecos del corazón.

Los dos juegos de tablas en el arca ofrecen una metáfora sorprendente: lo destruido y la completitud, coexisten de la mano, incluso en el lugar más sagrado del judaísmo: el interior del Arca Sagrada.

La obra cabalista del siglo 16, Reshit Jojmá, enseña que el Arca es un símbolo del corazón humano.

Las personas experimentan destrucción en muchas formas. Una que muchos vivimos es la desesperanza y el dolor desgarrador originado por la muerte de una persona amada, en particular cuando su vida es truncada antes de tiempo. Quienes hemos pasado por el valle de la muerte, quienes perdimos seres queridos, sabemos que tendremos eternamente “tablas partidas” en nuestro interior. La pérdida continúa siendo parte de nosotros para siempre. Cargamos el agudo dolor, lo llevamos en nuestro corazón y nuestra mente por siempre. Por desgracia, la imagen de las tablas rotas brinda una descripción precisa de nuestra vida y de la vida de quienes nos rodean. Llevamos siempre las tablas rotas con nosotros.

Después de una pérdida dolorosa la vida continúa, pero no igual que antes. Comenzamos a vivir con dos pares de tablas. Hay tiempos de dolor y hay tiempos de mucha alegría. Y ambos coexisten en la misma caja, en el mismo corazón. El comentarista Rashi dice que los dos pares de tablas, las rotas y las enteras, se tocan entre sí. El lugar de las emociones es el corazón. Allí, en aquel lugar cerrado, las emociones fluyen libremente de un lugar al otro.

El corazón roto

Los dolientes, particularmente los que han sufrido una pérdida dolorosa, a menudo viven con dos compartimentos en el corazón: el sano y el roto, uno al lado del otro. Ser un buen amigo es saber esto y respetar el hecho que la parte rota siempre permanece.

Para ser un buen amigo, uno debe aceptar y ser sensible ante esta nueva realidad, incluso si esto implica aceptar una verdad dolorosa. Un amigo nunca pregunta: “¿Ya lo superaste?” ni dice: “Sería bueno para ti seguir adelante”. En cambio, un amigo sensible dice: “¿Qué es lo que más necesitas hoy?” o “Siempre te apoyaré”. Lo más importante que podemos hacer como amigos, como familia y como comunidad es rodear a los dolientes con calidez y amor, no con pena. Debemos mostrar que nos importa, no sólo durante las semanas y los meses siguientes a la pérdida, sino siempre, incluso años después.

Podemos ayudar a sanar corazones rotos siendo sensibles con aquellos que necesitan nuestra empatía y apoyo. Así es como ayudamos a traer shlemut, ‘completitud’, a un mundo lleno de fragmentos rotos.

El rebe jasídico Rav Menájem Mendel de Kotzk dijo: “No hay nada más entero que un corazón roto”. ¿Qué significa esta afirmación tan enigmática?

El corazón puede ser parchado sólo después de confrontar su estado actual de rotura y reconocer su vulnerabilidad. Con gran fortaleza y elasticidad, aquellos que sufren encuentran la fortaleza para tener una vida más satisfactoria y significativa. Muchas personas han encontrado, admirablemente, la fe y la voluntad en su interior, y con el apoyo de quienes las rodean llegaron a logros importantes y a crear cosas hermosas. Ennoblecieron sus vidas y las reconstruyeron incluso habiendo sufrido una pérdida muy dolorosa. Esto es un testamento del valiente espíritu que se le dio al alma humana. El deseo del doliente de mantener con vida el recuerdo de los seres queridos y de eternizar su espíritu tanto en cosas grandes como pequeñas lo inspira, a menudo, a vivir con una determinación y un coraje heroicos.

Dios hace reposar las tablas rotas junto a las sanas en el lugar más sagrado de nuestra tradición. El símbolo de las tablas rotas sirve como un recuerdo punzante de nuestra sagrada responsabilidad de ser siempre sensibles con aquellos que sufren, de allegarnos a ellos y de ser comprensivos y cálidos con quienes viven con “tablas rotas” en su corazón.

Moshé levantó cada pieza preciosa de las tablas, recogió cada fragmento y colocó con mucho amor cada pieza en el Arca Sagrada, transmitiendo un mensaje que guía el corazón judío para la eternidad.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.