La Máxima Reorganización

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Si algo puede transformar una vida, es un diagnóstico terrorífico como el cáncer.

Cuando trabajé en alta tecnología durante los años del boom de Silicon Valley, mi división era reorganizada cada pocos meses. Les llamábamos "reorgs" porque en lo que nos demorábamos en decir la palabra completa, ya había otra reorg. Durante cada reorganización un nuevo gerente era promovido, la gente era transferida o despedida, y las cajas con pertenencias personales eran transportadas de una oficina a otra. El objetivo era sacar un nuevo producto al mercado antes que la competencia, sin importar unos errores en la programación del software.

Yo recuerdo ese escenario de reorg en cada Rosh Hashaná. A medida que el año nuevo se acerca aspiro al objetivo elevado de reorganizarme para producir una mejor alma. Pero es extremadamente difícil lograr esta tarea por mí misma, por lo que en mis rezos profundos de Rosh Hashaná le pido a Dios que me ayude.

Hace dos años Dios me ayudó con mi última reorg... cáncer. Si algo puede transformar una vida es un diagnóstico terrorífico como el cáncer. Pero como muchas compañías que sobreviven un colapso y se transforman en expertas en llenar una necesidad del mercado, las personas con cáncer aprenden a enfrentar su nueva realidad. Ellos se hacen más frugales, más fuertes, y más eficientes. Y, como la compañías que sobreviven, ellos reenfocan sus esfuerzos en la producción de productos de calidad.

Muchas personas con cáncer optan por sentirse más felices, más realizados y compasivos.

Jane Brody, en un artículo sobre como prosperar después de tener cáncer publicado en el New York Times (14 de Agosto, 2007), escribió "Yo he conocido y leído sobre incontables personas que, habiendo enfrentado enfermedades de riesgo vital, terminan estando más felices, con mayor capacidad para apreciar las buenas cosas de la vida y de las personas en sus vidas...". Esto golpea a mucha gente como algo inverosímil, sin embargo muchas personas con cáncer optan por sentirse más felices, más realizados y compasivos. Incluso es más probable que traten de arreglar el mundo que los rodea. La recuperación del cáncer, puesto en forma simple, puede ayudar a perfeccionar tu alma.

Yo recuerdo con una tristeza insuperable a todos mis seres queridos que han perdido sus vidas por el cáncer, incluyendo a mi joven madre. Pero, luego de haber estado por muchos meses compartiendo el mismo cuarto con enfermos de cáncer que recibían quimioterapia, no escuché a nadie decirme que lamentaba haber tenido cáncer. Una mujer incluso me dijo que estaba contenta de tener cáncer en su juventud así podría usar sus lecciones por el resto de su vida. Por supuesto, nadie disfruta de tener cáncer, sólo se disfruta el conocimiento que trae consigo.

Todo tipo de desafíos pueden poner de manifiesto las fuerzas que posee una persona. Pero el cáncer y su recuperación pueden ser únicos. Emociones potentes, rezos sinceros, gratitud, y ser el receptor de mucha bondad, son todas cosas que pueden acercar a una persona a su potencial real. "Tu palo y tu bastón me alivian" (Salmos 23:4). El palo puede ser el cáncer, pero el bastón en el cual me apoyé fue una nueva fuerza y una habilidad para transformar mi visión de la vida.

En mi experiencia como enferma de cáncer, rodeada de una comunidad de pacientes en recuperación y sus acompañantes, he observado algunas características globales que compartimos. Las siguientes son sólo algunas de las características de personalidad que yo he notado entre pacientes con cáncer en recuperación:

  • Plantearse nuevas metas.
  • Una elevada habilidad para sentir el dolor de otros, e inclusive conllevarlo por otros.
  • Reorientar la vida de uno para ayudar a otros, incluso si significa cambiar de carrera
  • Paciencia.
  • Una búsqueda del propósito de la vida y lo que Dios espera de un individuo.
  • Ver de pronto cuán importante son nuestras acciones para nuestra familia, nuestros vecinos e incluso hacia el mundo. Una persona sí importa.
  • Darse cuenta que Dios se preocupa por nuestras necesidades y que también crea necesidades que otros deben cumplir.

  • Ver cuán perfectas son nuestras vidas para nuestro crecimiento personal.
  • Aprender que una lección de vida puede necesariamente llevarnos a sufrimientos antes de que podamos transformarnos.
  • A menudo son las cosas pequeñas las que pueden transformar una vida.

    Lo que me choca es cómo esta lista contiene exactamente el tipo de perspectiva que se necesita para maximizar los días entre Rosh Hashaná y Iom Kipur. La gente a menudo piensa que sólo un relámpago los puede cambiar. Pero a menudo son las cosas pequeñas las que pueden transformar una vida. Trabajar en incluso un solo rasgo de la lista anterior puede cambiar nuestra vida por completo. Mi esperanza es que todos nosotros podamos cumplir con un tipo de teshuvá, un retorno a Dios, como el que los pacientes en recuperación de cáncer pueden hacer – sin necesidad de un tratamiento severo.

    El cáncer es malo: es un caos físico y una batalla en contra de la sublime armonía de nuestro cuerpo. Las células cancerígenas se multiplican y crecen reemplazando e incluso engañando a las células sanas. Pero cuando los tratamientos severos funcionan, el orden es restablecido y las células milagrosamente vuelven a funcionar normalmente. A veces, ahí es donde empieza el trabajo serio: se llama recuperación.

    La recuperación implica alinear la mente a un cuerpo sano. La recuperación es crítica para la salud emocional –no se puede reconstruir sin ello. Parte de la recuperación es un fuerte empuje a descubrir lo que usted es capaz de hacer con el tiempo que Dios le puso en sus manos. Esto es parecido a lo que pensamos durante los días especiales entre Rosh Hashaná y Iom Kipur.

    Durante esos largos días en que yo no podía dejar mi cama, una vecina me visitaba y me entretenía con humorísticas historias. No sé como tenía el tiempo para hacer esto si ella se encargaba de sus propias cosas. En un mundo donde cada uno trata de lograr varias cosas al mismo tiempo, contar una historia al lado de tu cama es un regalo cariñoso. De alguna forma Dios nos pone juntos en la misma calle, en medio de una vasta ciudad. La bondad concedida a mí por mi comunidad cuando yo estaba enferma me llevó a reconocer que la generosidad es clave en la vida.

    El pedido de que Dios se bondadoso con nosotros es una parte importante de nuestros rezos diarios, pero lo es más durante este tiempo del año cuando leemos Sus Trece Atributos. Cuando somos amables, estamos actuando como Dios y publicitamos Su bondad. En pocas palabras, es como si estuviéramos coronando al Rey, el verdadero significado de Rosh Hashaná.

    "Como un águila revolotea sobre su nido" (Deuteronomio 32:11)

    En la porción de la Torá que lee llegando a Iom Kipur, los judíos son comparados con aguiluchos que esperan subirse al ala del águila para obtener protección. Tenemos que actuar: no podemos sólo reconocer al águila rondando sobre nosotros. Una vez que subimos a bordo, no hay vuelta atrás. Créanme cuando les digo que la vista desde el ala del águila es magnífica, y me aferro a la querida vida.

    Fuentes: Rabino Baruj Y. Gradon, Rosh Kolel de Merkaz Hatorá, Palabras de Hitorerut, Adat Torá, Parashá de Shabat Ki Tavó. Imrei Fi Al Hatorá, Rabino Pinjas Chatzinoff, Targum Press. Con agradecimientos a la Rebetzin Revach por sus reflexiones.

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