La conexión profunda entre Janucá y las bodas

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Celebrar Janucá representa la misma clase de alegría que un casamiento: elegimos activamente a quién amamos para dar continuidad a nuestro pueblo.

Una pareja que se casa en Janucá, ¿tiene que encender una menorá en su boda?

La última vez que me formularon esta pregunta, en vez de responderla aproveché la oportunidad educativa y pregunté si en verdad está permitido casarse en Janucá. La respuesta es que sí, ¿pero por qué?

Es sabido que el Talmud dice que no se mezclan dos semajot diferentes, dos ocasiones alegres, porque una puede disminuir a la otra o pueden confundirse entre ellas y evitar que se les dedique la debida atención a cada una.1 Por esta razón, la costumbre es que no se hacen bodas en Purim.2 Dado que hay tantas similitudes entre estas dos festividades, ¿por qué uno se puede casar en Janucá pero no en Purim?

Purim representa el máximo milagro de la supervivencia física contra una amenaza física. Hamán odiaba al pueblo judío y por eso quiso exterminar a todos los judíos. Las horcas no discriminaban entre hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, creyentes o no creyentes… La misma existencia de los judíos hacía necesaria su erradicación. Los judíos nunca fueron aceptados en la sociedad sin importar lo que potencialmente pudieran agregar o quitar.

Pero Janucá fue muy diferente. Los judíos no eran odiados por lo que eran sino por lo que hacían. Lo que amenazaba a la cultura griega no era su existencia sino su práctica. Los judíos que actuaban como judíos eran diferentes de aquellos que estaban dispuestos a asimilarse. De hecho, sólo los odiaban como judíos, pero los amaban como personas si tan sólo podían expresar su humanidad como la sociedad griega y abandonaban su particularidad. Si lo hacían, entonces eran aceptados por completo y no sólo sobrevivían, sino que prosperaban.

Al entenderlo de esta manera, el milagro de Purim es una celebración de la necesidad humana más básica: la capacidad de vivir y respirar. Sin embargo, el milagro de Janucá es la celebración de la necesidad judía más básica: vivir libre y activamente como un judío. El enemigo de Purim nos odiaba tanto que nos quería matar sin importar lo que hiciéramos. El enemigo de Janucá nos amaba tanto que quería que aceptáramos su forma de vida helenística.

Retomando nuestra pregunta, celebrar el milagro de Purim representa una clase de alegría diferente a la del casamiento. Purim representa el hecho de estar vivos, el casamiento representa la forma en que elegimos vivir. Celebrar Janucá representa la misma clase de alegría que el casamiento: elegimos activamente a quién amamos para dar continuidad a nuestro pueblo.

Una boda judía se está volviendo una cosa rara, no debido al odio, sino a causa del amor. El universalismo es más abarcador que la particularidad y la asimilación es más complaciente que la distinción. Por esta razón, de acuerdo con todas las opiniones, podemos casarnos en Janucá, porque en esencia las semajot son dos expresiones de la misma fuente: elegir amar y no enamorarse, celebrar la perpetuación de nuestro destino y la continuidad judía.

Por lo tanto, aunque hay preguntas respecto a las bendiciones, se pueden encender las velas de Janucá en una boda con el propósito de publicitar el milagro. Porque de hecho el milagro de una boda judía es la perpetuación del milagro de Janucá: "los fuertes cayeron en manos de los débiles, los muchos en manos de unos pocos".3 Janucá es un momento para aprender de nuestro pasado al dar resplandor y encender a la nueva generación, iluminando el camino para un futuro más brillante.


NOTAS:

1. Moed Katán 8b

2. Ver el Beer Heitev sobre el Shulján Aruj, Oraj Jaim, Hiljot Meguilat Purim 696:8. Ver también Levush, Maguen Abraham y Pri Jadash

3. Plegaria Al HaNisim

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