Los 5 mejores regalos de Jánuca que puedes darles a tus hijos

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Los mejores regalos que el dinero no puede comprar.

Se acerca la época del año en la que llenamos a los niños de regalos. Este año, dediquemos algunos momentos para pensar en los mejores regalos que el dinero no puede comprar.

1. Tiempo

Los niños anhelan pasar tiempo junto a sus seres queridos. Necesitan recibir atención positiva. Los niños buscan alguna clase de reafirmación de amor, de nuestro placer cuando pasamos momentos con ellos. Erróneamente les entregamos juguetes y aparatos electrónicos, pensando que eso los hará felices y luego nos preguntamos por qué unos minutos más tarde nuevamente se están quejando.

No son las cosas las que importan, lo que cuenta es lo que hacemos con ellas. ¿Nos sentamos en el suelo y jugamos con el juego, aunque sea una vez? ¿Los miramos mientras prueban el monopatín en la vereda? ¿Nos asombramos de la muñeca?

Más presencia. Menos presentes. El tiempo es el único regalo que no puede reemplazarse.

Pregúntale a tu hijo qué le gustaría hacer contigo. A algunos niños les encantaría ver un partido de fútbol, a otros les gustaría ir a patinar sobre hielo, pintar una pieza de cerámica, escalar o incluso construir juntos un avión a escala. Lo que sea que escoja, cuando les regales tiempo asegúrate de darlo con todo tu corazón. No te muestres desinteresado. Apaga tu teléfono. No lo hagas de mala gana. Nunca te arrepentirás del tiempo compartido. El recuerdo acompañará por siempre a tu hijo.

2. Sonríe

A veces los regalos más fáciles son aquellos que nos parecen más difíciles. Sonreímos cuando mecemos en nuestros brazos a un recién nacido o cuando estamos en una salida divertida. Pero ser padres trae desafíos. A medida que nuestros hijos crecen nos sentimos estresamos y nos vemos empujados en tantas direcciones que olvidamos sonreír. Falta la alegría.

Incluso si no tienes ganas, sonríele a tu hijo. Sonríe cuando lo veas en la mañana y cuando regresa de la escuela. Ilumina tu hogar, trae la luz del sol a la habitación. Muestra que estás feliz de verlo.

Cuando mi madre era una niña pequeña en Bergen Belsen, mi Zeide le dijo que ella tenía una misión muy importante.

—¿Aquí? Pero soy sólo una niña.

—Sonríe a cada persona —le dijo mi abuelo—. Cuando ellos vean tu sonrisa, les darás esperanzas. Harás cantar sus corazones.

Las sabias palabras de mi Zeide nos hablan a todos. Si la sonrisa de un niño podía traer luz en un mundo tan oscuro, imagina la alegría que cada uno de nosotros puede crear hoy.

3. Conviértete en un ejemplo de gratitud

Deja de quejarte. Deja de comparar vidas. Deja de ver todo mal.

Aunque es cierto que no tenemos opción ante las situaciones que a veces enfrentamos, podemos escoger cómo reaccionar. Nuestros hijos nos observan. Ellos escuchan nuestras quejas. Ellos interiorizan nuestro descontento. Ellos copian nuestras actitudes. ¿Qué les estamos enseñando?

Muéstrame una persona feliz y yo te mostraré una persona que valora la vida. La gratitud significa que desarrollamos una mirada positiva, un “ain tová”. Nos enfocamos en aquello que es bueno en vez de aquello que nos deprime. Una de dos: o nos permitimos caer en un pozo dramático de problemas interminables o nos levantamos y descubrimos el secreto de la resiliencia.

Desarrollar un espíritu optimista es uno de los mejores regalos que le podemos dar a un niño. Una actitud que reconoce todo lo que podemos hacer, un ojo para ver todo con lo que hemos sido bendecidos en vez de estar constantemente comparando y sentir que somos menos.

4. Identidad

Los niños necesitan raíces. Ellos necesitan sentir que pertenecen. Cuando les damos a nuestros hijos una identidad, les conferimos un sólido sentido de sí mismos.

Nuestra cultura forja una identidad a partir de las marcas que vestimos, el tipo de zapatillas que hay en nuestros pies, los autos que conducimos. Cuando nuestros hijos ven que no están a la altura de los demás, se sienten inferiores. Lamentablemente sufre la confianza que tienen en sí mismos.

Las tradiciones, los rituales alegres, el orgullo por nuestro legado y herencia les enseña a los niños la verdadera fuente de un yo más desarrollado. No son nuestras “cosas” sino más bien nuestra dinastía espiritual la que revela nuestra riqueza interna. Las fiestas y las tradiciones les brindan a los niños tiempo compartido como familia y una conexión positiva con sus raíces. Reconocer los valores refuerza las convicciones importantes.

5. Espacios seguros

Familia significa lealtad, bondad, sacrificio y entrega. Nuestros hijos se sienten queridos cuando se sienten seguros. Los hogares en donde florecen el sarcasmo, la crueldad, el egoísmo y la crítica no les permiten a nuestros hijos e hijas conectarse. Tenemos que vivir el amor. Los vínculos afectivos entre hermanos y entre padres e hijos no pueden prosperar si los niños se sienten avergonzados. Las críticas constantes destrozan a los niños.

Uno de los mejores regalos que podemos darles como padres es crear un hogar repleto de compasión y gratitud, perdón y conexión, paz y santidad.

Este Jánuca, dale a tu familia los mejores regalos. Los regalos de tu corazón los seguirán acompañando mucho tiempo después de que termine esta temporada festiva.

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