De Padre a Padres: Una Carta de Pesaj

4 min de lectura

En un mundo dominado por la abundancia de distracciones, Pesaj les brinda a los padres una oportunidad para conectarse con sus hijos en una manera sumamente significativa y mágica.

Yo asumo que:

1. Ustedes aman a sus hijos.

2. Sólo quieren lo mejor para ellos.

3. Cuando ellos están felices ustedes se revitalizan.

4. Cuando ellos están deprimidos, en una rutina, o confundidos, ustedes se preocupan, posiblemente hasta pierden el sueño.

5. Desearían poder hacer más por ellos, mejorar la relación que tienen, pero no saben cómo, o nunca encuentran el tiempo para hacerlo.

Si no se sienten identificados con estas cosas, entonces pueden cerrar esta página y volver a sus iPods o a sus ensaladas.

Pero si estos supuestos son correctos, entonces, quiero compartir un mensaje que no es ni nuevo ni revolucionario, pero es un importante recordatorio que todos podemos utilizar.

En el medio de esta locura estás tratando de criar niños sanos, felices, productivos, NORMALES. ¡Buena suerte!

Nuestros hijos están creciendo en un mundo muy, muy loco. Todos lo sabemos. Es un mundo en donde bien y mal parecen ser sinónimos, en donde hay más matrimonios que se disuelven que los que perduran, en donde las adicciones son normales, en donde no puedes esperar en la cola del supermercado o escuchar la radio sin sonrojarte, y en donde la gente utiliza Internet para alquilar sus frentes como espacio publicitario. Y en el medio de esta porquería estás intentando criar niños sanos, felices, productivos, NORMALES. ¡Buena suerte!

Cuando son niños, eliges con mucho cuidado sus escuelas, sus amigos, sus ropas y su música. Los llevas al parque (menos a menudo de lo que deberías) y los vendas y abrazas cuando se caen. Y esperas lo mejor. Puede que hasta reces un poquito… sólo por si acaso. Pero no son niños por mucho tiempo, ¿cierto? No, ya no. Tu espacio para la influencia efectiva está disminuyendo rápida y firmemente.

En resumidas cuentas. ¿Qué puede hacer una madre (o un padre)? ¿Qué puedes hacer para que sus aritos permanezcan en sus lóbulos, sus corazones en lugares sagrados, y sus valores intactos?

La respuesta es, en parte, Pesaj.

Más que ninguna otra festividad, Pesaj es para los niños. Les brinda a los padres una oportunidad de conectarse con sus hijos de una manera sumamente significativa y mágica. Es una oportunidad que no quieres perderte.

Más allá de tu nivel de interés, observancia o compromiso, es muy probable que vayas a un Seder (quizás a dos, a menos que residas en Israel). De alguna manera el Seder, a través de los años, se ha convertido en el emblema de la judería occidental. El Seder es lo único que queda. Si eres judío, vienes. Se ha convertido en la insignia del Club Judío. Puedes gruñir y lamentarte, puede que le tengas pánico y que te irrite, pero se siente mal si no vas. Por lo tanto, vas.

Y si vas todos los años a lo de tu abuela o a lo de tu tía con una cara que dice: “Voy a hacer de esto lo mejor que pueda”, estás en buena compañía. Ese es el mantra de la mayoría. Es una pena.

Este Pesaj puedes dejarle la amargura a las hierbas. En serio.

Existen Sedarim de todas las formas, tamaños y coreografías, de largos a más largos, animados con canturreos, significativos con debates. Por ahora, tú sólo sigues la corriente. Entiendes poco, tu reloj parece necesitar con desesperación una pila nueva, y estás contento de que por fin te acordaste de comer antes de venir. ¿Pero adivina qué? No tiene por qué ser así. Este año, puedes dejarle la amargura a las hierbas. En serio.

¿Mi consejo? Pon tu fatiga, tu apatía y tu aburrimiento a un lado y enfócate en los niños. Haz que sea su noche… una noche que puedan y deberían recordar. Dedícales esas pocas horas enfocándote en sus necesidades, en sus intereses y en sus ideas. Dependiendo de su edad, por supuesto, hay innumerables maneras de estimularlos. Escucha sus preguntas y hazles otras. Cuéntales historias y observa sus expresiones. Valora toda observación y deléitate en su asombro.

Como ocurre con cualquier esfuerzo, gran parte del éxito de esta operación depende del nivel de tu preparación y de tu inversión. Si esas dos palabras te asustan, con certeza eres normal. Yo sé. Las inversiones siempre deben ser planeadas con el cuidado apropiado y la preparación será buena siempre que no hayas tenido que prepararte para ella. Pero en un mundo dominado por la diversidad de las distracciones, los niños están simplemente muriendo por un poco de atención. Y si no la obtienen de ti, la encontrarán en otro lado – casi siempre en lugares que te espantan.

Entonces la clave es la preparación. Lee una parte de la Hagadá en español unos días antes del Seder. Haz una lista (bueno, una lista mental) de preguntas que tienes sobre ella. Estudia un comentario sobre el mismo tema – hay literalmente miles (¿alguien dijo Google?). Llama a un tío y pídele que te cuente una historia del Seder de antaño del abuelo. Encuentra un sitio de internet (como aishlatino.com y otros) que ofrecen una gran cantidad de ideas, recetas y actividades prácticas que pueden mejorar la experiencia del Seder de Pesaj de tus hijos.

Pesaj posiblemente celebra el evento más trascendental de la historia judía – la liberación del pueblo judío de la esclavitud en Egipto. ¡Este evento es tan grandioso que Dios lo utiliza para identificarse a Sí mismo en el primero de los Diez Mandamientos! Yo soy el Señor, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. Al no utilizar la descripción más obvia de que Él es el Creador del mundo, Dios declara en ese momento y para toda la eternidad que Él es mucho más que el arquitecto del universo. Está, de hecho, involucrado en el destino diario de Sus creaciones. Ahora, ese es un mensaje poderoso para darle a todos los que están sentados alrededor de la mesa del Seder.

Mi suposición (esperanza) es que los beneficios y el disfrute que esta dedicación y esta preparación generarán serán tan grandes que decidirás extenderlos durante todos los días de Pesaj. Es el momento perfecto para tomarse un poco de tiempo libre de tu trabajo e invertir en tus hijos. Hoy en día le llamamos ‘hacer lazos’. Visiten un parque, un museo, o un asilo de ancianos. Hagan algún truco viejo, pasen una hora construyendo algo de yeso, de vidrio, o de lo que se te ocurra, u horneen una torta de Pesaj para ustedes y para el abuelo.

Por generaciones, tus ancestros entendieron que el lazo creado en Pesaj es una inversión única e invaluable.

Utilizalo al máximo.

Tus hijos te amarán por ello.

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