El Catador

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Este Pesaj, accede a esa misteriosa alegría que todos anhelamos.

Pregúntale a alguien, a cualquier persona... está bien, pregúntame a , por qué disfruto de una ocasional copa de vino.

Sería muy difícil describir mi placer.

Pero pregúntale a un catador de vinos que es lo que él disfruta acerca de un vino en particular y su respuesta puede sonar como la etiqueta posterior de una botella de vino.

"Maduro, suntuoso y firme, sabor fuerte, con delicados tonos terrosos de cereza y baya silvestre, con un suave y delicioso toque de chocolate al final".

Ahora pregúntale a un catador de vinos experto, reconocido mundialmente, y su respuesta puede sonar así:

"Discreto aroma, elegante, suaves taninos. El Pinot Noir tiene un aroma muy fino que es difícil de describir, mejor quizás como una reminiscencia de frambuesas o almendras. El sabor/aroma es predominantemente a cereza/ciruela – cereza roja y cereza negra, con elementos de baya, incluyendo fresa y frambuesa, y un toque de ciruela. El aroma puede a veces incluso ser a ciruela seca. Su sabor tiene mucho encanto frutal y elegancia".

Francamente, yo no distinguiría un "aroma a ciruela seca" o un "aroma a frambuesa" de un efervescente Gruner Veltliner varietal – sea lo que sea eso. Pero los expertos en vino saben exactamente lo que estos términos significan. Ellos estudian los vinos que quieren disfrutar. Mientras más entienden las complejidades del producto, más placer derivan de ello.

* * *

Pesaj está llegando nuevamente. La preparación no es fácil. Mucha limpieza, muchas compras, mucho tolerar, gastar y viajar. Todo suma más trabajo de lo que nos gustaría y más frustración de la que querríamos. Y sin embargo las festividades deberían ser alegres. ¿Cómo accedemos a esa misteriosa alegría que todos anhelamos?

La sorprendente respuesta es: entendiendo.

La alegría es aumentada por la profundidad de nuestro entendimiento.

Puede que disfrutes ver un diseño arquitectónico inusual. "Se ve lindo", dices. Pero un ingeniero, un estudiante de arquitectura, el verdadero constructor del edificio que conoce cada rincón y cada ranura, cada viga de soporte y cada escalera interna, disfrutará de un placer bastante mayor que tú. Él sabe como fue la construcción de cada fase de esa estructura. Él entiende las complejidades de cada faceta de la operación y así, él la aprecia mucho más.

A tu abuela le hacen una cirugía de cataratas. ¡Es un milagro! ¡Puede ver nuevamente! Por supuesto que ella está contentísima y también lo están todos a su alrededor. Pero el cirujano, quien delicadamente surcó a través de cada fibra y terminación nerviosa para restaurar la vista de la abuela, aprecia el logro en un nivel completamente diferente.

Y así es con cada acción y cada buena acción que realizamos en esta tierra. El ingrediente esencial es la alegría que experimentamos cuando la hacemos. Y esa alegría es aumentada por la profundidad de nuestro entendimiento.

Nuestros grandiosos Sabios entendieron la primordial importancia de la alegría en nuestras vidas.

El Rabino Yisrael Meir Kagan (fallecido en 1933), conocido como el santo Jafetz Jaim, realizaba frecuentemente una sincera evaluación personal cuando se retiraba a su habitación. Testigos cuentan que el tzadik se aislaba en una habitación cerrada del ático de su humilde morada en Radin, Polonia, y se hablaba a si mismo – en voz alta, por periodos de dos a cuatro horas a la vez. Como si estuviera teniendo una conversación con otra persona, él actuaba vividamente su propia muerte y el juicio que atravesaría algún día en la corte celestial.

Me vistieron con una mortaja y me pusieron gentilmente en el contenedor oscuro. La procesión se movió lentamente y solemnemente detrás de mí. Fue extraño observar mi propio funeral.

Cuando llegamos al cementerio, los más capaces físicamente cavaron la profunda tumba para mí y me cargaron, en mi simple caja de madera, frente a mi eterna recamara subterránea. Suavemente me bajaron, mientras aquellos congregados en el lugar sollozaron respetuosamente.

Pasaron solamente unos cuantos segundos hasta que toqué fondo, hasta que la tierra comenzó a caer. Retumbaba contra el cajón con un fuerte ruido... una y otra vez... hasta que la cavidad estuvo completamente rellena con tierra y arcilla.

Asumí que descansaría en paz ahora, pero repentinamente escuché un fuerte golpeteo en el cajón.

"¿Quién está ahí dentro?", preguntó la voz.

"Yisrael Meir", contesté.

"Ven a la Corte Celestial. Debes rendir cuenta por tus acciones", ordenó la voz.

Fui luego escoltado por dos ángeles guardianes y luego estuve frente a un tribunal real.

"¿Qué tienes que decir acerca de............?", interrogó el juez.

Respondí lo mejor que pude.

"¿Y que hay de............?".

Nuevamente, defendí mi causa.

Luego escuché al juez llamar a cualquiera que pudiera dar testimonio de que yo había realizado mitzvot durante el curso de mi vida. Y me sentí aliviado cuando ángeles aparecieron de mi lado y atestiguaron el bien que yo había hecho.

Pero cuando ellos completaron sus declaraciones, el evaluador pidió escuchar acerca de las malas acciones que había cometido estando en la Tierra. Esta vez los acusadores tomaron su turno y comenzaron a enumerar todo lo que alguna vez hice mal. Yo sabia que había vivido una vida de manera correcta, así que no estaba preparado para los fracasos que estaba a punto de descubrir.

La cantidad de acusaciones que fueron hechas en mi contra fueron irónicamente relacionadas con las cosas maravillosas que había logrado. La queja mayor fue por qué me había faltado verdadera alegría mientras ejecutaba todas esas buenas acciones. Había sido meticuloso en mi desempeño, pero deficiente en mi estado emocional.

Alumnos y admiradores se colaban en la escalera del ático cada cierto tiempo, afuera de su habitación, para escuchar el implacable dialogo que el rabino Kagan había escrito como su vehículo para la superación personal. Se dice que más de uno de los oyentes furtivos se desmayó mientras escuchaba las lágrimas de este gran rabino, mientras se reprendía a si mismo por su falta de alegría mientras hacia cosas grandiosas.

Pesaj es lo mismo. Nosotros preguntamos, "¿Por qué esta noche es diferente a todas las demás noches?", pero, ¿entendemos realmente la respuesta? ¿O miramos el reloj, preguntándonos cuando comeremos, y nos lamentamos por nuestra futura privación de sueño?

La alegría está ahí por el hecho de preguntar. Pero, como cualquier consumidor de vino, sin preparación, sin el entendimiento de las complejidades de la celebración de Pesaj, probablemente nos revolcaremos en la confusión y nos perderemos un enorme placer.

Todos los mandamientos son así. Nos fueron dados como vehículos para la satisfacción en la vida, pero todos son vistos demasiado a menudo como cargas o impedimentos que deben ser tolerados o soportados, en vez de saboreados.

  • "¡Que desagradable! Estos rezos parecen interminables e incomprensibles".
  • "Simplemente ya no me dan ganas de escuchar a mi vecina anciana quejarse de sus rodillas artríticas".
  • "Ay que frío hace afuera. ¿Por qué no podemos celebrar Sucot en verano?".

No tiene que ser de esa manera. Si estudiáramos el significado y la importancia de todo lo que hacemos y aumentáramos nuestro nivel de conciencia, la alegría que experimentaríamos sería verdaderamente ilimitada.

Prepararse para Pesaj puede ser difícil, pero la alegría que espera a aquellos que entienden de que se trata todo esto, es indescriptible.

Y así ocurre con cualquier experiencia de vida. La única forma de realmente sentir las alegrías de los rezos es estudiando lo que significan y de donde provienen. Entonces puedes enfocarte en su significado y propósito, y los rezos te vigorizarán.

Las relaciones a las que les falta entendimiento y profundidad tenderán a decepcionar a las partes involucradas. Las personas son complicadas. Esto puede causar conflicto y angustia. Pero profundizar en las capas de profundidad contenidas dentro de cada persona puede transformar esa preocupación en una fuente de apreciación y enorme deleite.

De hecho, al exponerte a ti mismo a la riqueza y complejidades que definen a la amabilidad, música, Shabat, amor, las galaxias o cualquiera de los innumerables placeres de la vida, te abres hacia un mundo de infinita alegría y satisfacción.

Todo el mundo quiere experimentar alegría. Y todos conocemos a ese extraño individuo que es realmente feliz y nos preguntamos como llegó a serlo. A veces atribuimos su felicidad al éxito o al logro. Pero lo contrario está más cercano a la verdad; él probablemente logró tanto porque era feliz.

Toma trabajo considerar e investigar todo el fundamento de cada ingrediente en la cocina de Dios y dirigir tu conciencia, pero la recompensa es suprema.

Pesaj se acerca nuevamente. La preparación puede ser difícil, pero la alegría que espera a aquellos que entienden de que se trata todo esto, es indescriptible.

Toma trabajo, pero vale la pena.

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