Cuatro lecciones actuales de Pésaj

4 min de lectura

Ideas prácticas que nos ayudan a mantenernos erguidos a pesar de los desafíos de la pandemia.

Qué mejor manera de superar los desafíos que enfrentamos en la actualidad que nutrirnos con la sabiduría de nuestro pasado. Aquí hay cuatro lecciones que nos ayudan a mantenernos fuertes a pesar de los desafíos de la pandemia.

1. Entender la fuerza del Séder (orden)

Comenzamos la noche recitando los 15 pasos del Séder. En hebreo, Séder significa orden, rutina. Al recordar los milagros de la redención a pesar de la esclavitud y la desesperanza, mencionamos el orden cuidadosamente planificado de la noche. Cada paso cuenta. Cada acto es significativo. Al culminar la noche hemos creado una sinfonía de santidad y renacimiento. Algunos pasos podemos entenderlos y otros pueden estar más allá de nuestra comprensión. Sin embargo, confiamos y creemos que esta es nuestra herencia sagrada.

Este último año estuvo repleto de confusión y caos. Nos esforzamos para saber qué es normal. ¿Es normal enviar los niños a la escuela? ¿Es normal ir a trabajar? ¿Es normal besar a los abuelos?

La Hagadá de Pésaj nos enseña a encontrar séder, orden en nuestras vidas. En la noche de Pésaj mencionamos 15 pasos para llegar a descubrir quiénes somos. Comenzamos con "Kadesh", elevamos nuestra copa y reciramos el Kidush. Kadesh literalmente significa "ser sagrado". Cada uno tiene la capacidad de encontrar esa chispa espiritual oculta dentro de sí mismo. Este es el punto para comenzar. Después vamos subiendo, un escalón a la vez, hasta que llegamos al final de la noche. Así también es la vida.

Comienza entendiendo que sin importar quién eres, de dónde vienes, o cuál fue tu educación, tu yo innato es sagrado. Vive la vida con séder, con orden. No te pierdas en una vida sin sentido. Al despertarte por la mañana, debes saber que tienes un propósito real. Crea una rutina. Vístete incluso si no saldrás de la casa. Despiértate con una sensación de agradecimiento por tu vida y por las personas a quienes amas. Trata de hacer un acto de bondad cada día. Fija tiempo para estudiar la sabiduría de la Torá. Habla con un amigo o un miembro de tu familia cada día. Cada paso se convierte en momentos de elevación, desde la mañana hasta la noche. El Séder nos da una lista de acciones que vamos a cumplir para llegar a entender que una vida dirigida por objetivos nos otorga significado. Cada pequeño paso nos alienta a seguir adelante.

2. La soledad es tóxica

Al recitar la historia de nuestro pueblo descubrimos nuestras matzot y decimos: "Que todos los hambrientos vengan y coman. Que todos los necesitados vengan y celebren". ¿Qué clase de invitación es esta? ¿Ya estamos sentados en nuestra bella mesa y sólo ahora invitamos a los pobres a que vengan? ¿Acaso es una broma?

La mayor pobreza es la pobreza del alma. La Hagadá nos pide que miremos alrededor de nuestra mesa. Antes de comenzar a hablar, antes de comer nuestra deliciosa comida, se nos pide que veamos el dolor que está justo frente a nuestros ojos. A tu lado está sentado alguien que está hambriento. Alguien necesita una sonrisa, una palabra de aliento, un mensaje de esperanza. No ignores el dolor que se asentó en sus corazones.

Este año, muchas personas han experimentado una sensación de soledad diferente a cualquier cosa que hubieran experimentado antes. Hubo dolor, tristeza y temor. Las conexiones se perdieron, Es posible vivir con otros y sin embargo sentirse solo. Observa bien a tu alrededor. Abre tu corazón y acércate a quienes añoran recibir tu amor.

3. Conéctate con la bendición de "sería suficiente"

Una de las canciones más famosas de la Hagadá es "Daieinu", "Hubiera sido suficiente".

Mencionamos cada una de las bondades que Dios nos brindó desde el momento en que nos sacó de la esclavitud de Egipto. Se nos pide que reconozcamos las bendiciones que fácilmente dejamos pasar por alto. Observar la vida a través de una lente de gratitud crea una alegría que no nos pueden quitar cuando pasamos momentos difíciles. Es una lente espiritual que puede transformar la vida.

Una actitud de gratitud es el ancla a la que nos aferramos en los momentos turbulentos. Podemos caminar por la vida diciendo "Esto es una locura", o podemos enfocarnos en las cosas buenas. Nuestros antepasados experimentaron el sufrimiento de Egipto y luego el máximo milagro en el Mar. Incluso ellos necesitaron que les recordaran la constante bondad Divina para que su despertar espiritual no disminuyera con el tiempo.

Si pensamos sobre el pasado, podemos elegir quedarnos estancados en las dificultades o podemos contemplar el bien que resultó. Puede ser que algunos necesitemos esforzarnos mucho para encontrarlo, pero la bendición de "hubiera sido suficiente" está allí esperando que la descubramos. Yo sé que esperé con ansiedad cada llamada por Facetime con mis nietos. Tal vez esos valiosos momentos no eran tan valorados antes. Ahora me aferro a ellos como si fueran dulces especiales, saboreando la risa y las conversaciones que compartimos. Cada clase que di por Zoom me conectó con prósperas comunidades de todo el mundo. Conocí a mi "familia" en todo el globo y me siento agradecida por cada alma que se volvió parte de mi círculo. Encontré bolsillos de paz, hacer largas caminatas y pensar en medio de la tranquilidad que me rodea. La bendición de "hubiera sido suficiente".

4. Tenemos fuertes raíces

En el Séder tenemos tres matzot y bebemos cuatro copas de vino. La copa de Eliahu adorna el centro de la mesa. Todo tiene un significado profundo.

Tenemos raíces profundas que nos mantienen apegados a la tierra. Cuando soplan vientos fuertes, pueden empujarnos, pero nuestro árbol se mantiene firme. Recibimos el regalo de un ADN espiritual. El fuego de la fe corre a través de nuestras venas. Tres matzot y cuatro copas de vino nos recuerdan a nuestros tres patriarcas, Abraham, Itzjak y Iaakov, y nuestras cuatro matriarcas, Sará, Rivká, Rajel y Leá. Su coraje y sacrificio nos permitió sobrevivir contra todas las probabilidades. Fuimos exiliados a los cuatro rincones de la tierra. Nos han odiado, perseguido y vilificado. Yo misma nací sobre las cenizas del Holocausto.

A veces me pregunto: ¿Dónde encontraron fuerzas mis padres y mis abuelos para seguir adelante? ¿Cómo pudieron aferrarse a su fe?

La mesa del Séder nos dice: Hijos míos, tienen que saber que no están solos. Nacieron a través de la lucha. Quienes caminaron por el mundo antes que ustedes les dejaron sus huellas. Pueden tropezar, pero volverán a ponerse de pie y continuarán su camino.

No temas. Eliahu está esperando para llegar, el próximo año en Jerusalem.

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