Libertad Esencial

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¿Cómo podría alguien celebrar Pesaj, la festividad de la liberación, en Auschwitz?

Sentada en nuestra mesa de Pesaj hace un par de años, una huésped habló sobre el tremendo auto-sacrificio que realizaron algunos judíos para respetar Pesaj en los campos de exterminio nazis. La harina tenía que ser contrabandeada, luego escondida de los guardias y posteriormente horneada para hacer la matzá (pan ázimo comido en Pesaj) – todo esto bajo el riesgo de ser asesinados si eran descubiertos. De hecho, en uno de los casos que fueron registrados, se cuenta que los nazis atraparon a un joven contrabandeando harina hacia uno de los guetos, y que le rompieron todos los dientes como castigo. Valientemente y sin dejarse intimidar, nuestro héroe tuvo la determinación de licuar su matzá y beberla.

Después de contarme estas historias, nuestra invitada se dirigió a mí con una pregunta: "Pesaj es el festival de la libertad, ¿no?".

"Efectivamente" – respondí, sabiendo que estaba a punto de ser golpeado con algo inesperado.

"Celebramos nuestra libertad de la esclavitud en Egipto y celebramos el ser un pueblo libre" – agregué.

Ella procedió a preguntar: "Entonces, ¿cómo puede alguien celebrar Pesaj en Auschwitz, Majdaneck, Treblinka o cualquiera de aquellos lugares, que eran el opuesto absoluto de la libertad? ¿Cómo puede alguien celebrar la libertad mientras sufre una opresión y esclavitud infrahumana?".

La respuesta brinda algo de luz sobre cuál es la esencia de la libertad de Pesaj. Pero primero necesitamos una introducción.

Las personas tienen algunas características que son centrales, que son parte de su esencia. Estos rasgos esenciales pueden ser cubiertos por rasgos periféricos o circunstanciales, pero siguen existiendo. Más importante aún, un rasgo central sobrevivirá, a la larga, a cualquier interrupción periférica. Por ejemplo, tomemos el caso de David. David es una persona amable; tiene una muy buena disposición hacia los demás. Pero, de vez en cuando, David se enoja y puede ofender a alguien. No describiríamos a David como una persona enojona; su rasgo central (o esencia) es la amabilidad; el enojo es sólo una interrupción temporaria. El punto es que la amabilidad de David sobrevivirá cualquier arranque de ira – su característica esencial será la que perdure.

Otro ejemplo: Un buen matrimonio puede, a veces, tener momentos de tensión y discusiones. Pero si las dos personas se aman y saben que pueden llevarse bien, entonces la descripción esencial del matrimonio es que es un buen matrimonio, siendo las discusiones un elemento netamente periférico. De nuevo, la característica de amor y la capacidad de llevarse bien entre ellos es capaz de sobrevivir a cualquier dificultad temporaria.

Se cuenta una historia sobre el Rambam (una de las principales autoridades y filósofos judíos), quien demostró esta idea hace varios siglos, cuando era el doctor y consejero del rey de Egipto. Él dijo que algunas características personales no pueden ser cambiadas; que éstas están establecidas firmemente y que pueden ser redirigidas, pero no removidas por completo. Un ejemplo que dio fue que los animales nunca podrían adoptar el refinado comportamiento humano; sus instintos animales básicos lo contradicen. Uno de los (celosos) oponentes del Rambam en la corte real se propuso probar que el Rambam estaba equivocado. Tramó un plan: decidió entrenar gatos para que actuasen como meseros. Comenzó entrenando a los gatos para que se parasen sobre sus patas traseras, luego les puso trajecitos, y finalmente los entrenó para que llevasen pequeñas bandejas. Luego, este oponente organizó una audiencia pública con el Rambam para mostrarle su proeza y probar que él estaba equivocado.

Cuando el Rambam entró al cuarto, los gatos efectivamente se pararon y comenzaron a llevar las bandejas, vestidos en bonitos trajes. El Rambam sacó una caja de su bolsillo. La colocó en el piso, la abrió y de ella salió un ratón. Entonces reinó el pánico y los gatos olvidaron inmediatamente sus trajes y sus bandejas, y corretearon detrás del ratón. "Un gato es un gato, y siempre será un gato en su esencia", remarcó el Rambam antes de salir de la habitación.

Las cualidades que son esenciales expresan la verdadera naturaleza de la persona/evento en cuestión y, por lo tanto, eventualmente prevalecerán de manera duradera. El verdadero 'tú' se terminará expresando algún día, más allá de cuánto uno intente esconderlo.

Superando la Opresión

En Pesaj celebramos la cualidad esencial llamada libertad. Cuando nos sacaron de Egipto (el imperio más grande de su tiempo, del que ningún esclavo jamás había escapado) no sólo fuimos sacados físicamente de la esclavitud, sino que también fuimos redimidos de una forma real e interna. La cualidad de la libertad pasó a ser parte de nuestra identidad y esencia nacional. En consecuencia, supimos que cualquier opresión, esclavitud o constricción que enfrentáramos desde ese momento en adelante, durante toda la historia, sería temporaria por naturaleza. Porque la libertad es una de nuestras cualidades esenciales – y las cualidades esenciales se mantienen presentes para expresarse una y otra vez.

En Pesaj, la cualidad de la libertad se convirtió en parte de nuestra identidad y esencia nacional.

Cuán apropiado es entonces el celebrar nuestra cualidad esencial de libertad en lugares de oscuridad y opresión. Porque es muy fácil celebrar la libertad en un país libre y democrático, en donde las libertades de movimiento, religión y expresión son garantizadas constitucionalmente y son por lo tanto dadas por sentado. Pero celebrar la libertad en medio del Holocausto significa celebrar una cualidad real y esencial de libertad. Algunos judíos que celebran Pesaj hoy en día todavía viven sin libertad en la práctica: el miedo a la persecución y al antisemitismo los hostiga. Pero igualmente celebran Pesaj, porque se dan cuenta que la libertad es parte de su esencia. La opresión es, por naturaleza, un elemento temporario – y pronto llegará a su fin. Ellos por tanto celebraban que Auschwitz era temporario, pero que la nación judía y su cualidad de libertad esencial eran permanentes.

Rav Abraham Itzjak Bloch, líder de la famosa Yeshivat Telze en la Europa de preguerra, fue llevado a los bosques junto con el resto de sus conciudadanos por los nazis. Sabiendo lo que se venía, Rav Bloch exigió que debería concedérsele el derecho a unas últimas palabras. Él procedió a guiar a su pueblo a tener fe en Dios incluso en la más oscura de las épocas. Después de que el discurso había acabado, un soldado nazi se dirigió a él con una mirada amenazante y le gruñó: "¿En dónde está tu Dios ahora?".

Rav Bloch respondió con calma: "Él no es sólo mi Dios, es tu Dios también. Y un día todo el mundo Lo reconocerá". Esas fueron las últimas palabras de Rav Bloch, y no hay ningún acto más grande que ese para reconocer y celebrar la esencial y eterna cualidad de la libertad.

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