Libertad Espiritual

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El dominio de uno mismo es la clave para alcanzar la verdadera libertad.

La festividad de Pesaj celebra nuestro éxodo de la esclavitud en Egipto y nuestra travesía hacia el nacimiento de nuestro pueblo como una nación. No sólo celebramos la libertad de la esclavitud física, sino también la capacidad de lograr la liberación espiritual.

Nuestra libertad espiritual es alcanzable por medio de la Torá y los mandamientos que recibimos después de ser liberados de la esclavitud física de Paró en Egipto. Pese a que un entendimiento superficial puede hacer que el judaísmo parezca otra forma de esclavitud (al tener tantas reglas, restricciones y regulaciones), una percepción más profunda revela que en realidad el judaísmo nos provee las claves para alcanzar la verdadera libertad, felicidad y placer máximo en cada área de nuestra vida, al darnos las herramientas para conectarnos con nuestro “yo” más elevado.

Tal como nosotros fuimos extraños en una tierra extraña, asimismo nuestras almas son un extraño en la extraña tierra de nuestros cuerpos – el mundo físico.

Fuimos deliberadamente creados con una naturaleza dual: somos tanto físicos como espirituales, tanto animales como divinos. Nuestras naturalezas opuestas generan una guerra en nuestro interior, dado que ambos polos luchan por el control. Esta batalla está indicada en el mismo nombre Israel, que contiene el verbo 'dominar'. Si olvidamos que somos más que nuestros atavíos externos, y nos permitimos ser arrastrados hacia el materialismo, la negatividad y la persecución ciega de nuestros impulsos, estaremos verdaderamente esclavizados. El dominio de uno mismo es la clave para alcanzar la libertad verdadera.

Cuando hablamos sobre los enemigos del pueblo judío, como por ejemplo Paró, los entendemos no sólo como una amenaza externa y física, sino también como una amenaza interna y existencial.

Esta fuerza negativa que vive en nuestro interior es conocida en hebreo como el "iétzer hará", la inclinación hacia el mal. Podemos considerarla como nuestro propio "Paró" interior.

El trabajo de nuestro Paró interior es distraernos para que no alcancemos nuestro máximo potencial ni cumplamos el propósito de nuestra vida. Mientras que nuestros objetivos a largo plazo suelen ser motivados por el alma, la mayoría de nuestros impulsos hacia la gratificación inmediata no lo son. Es más, estos impulsos frecuentemente socaban los objetivos que estamos tratando de conseguir. El enemigo interior logra su misión atacando nuestros pensamientos, habla y acciones.

Podemos saber quién está ganando la batalla cuando examinamos estas tres áreas de expresión.

Cuando nuestros pensamientos son depresivos, negativos o críticos, cuando estamos enfocados en lo que nos falta en lugar de en las bendiciones que tenemos, nuestro adversario interior anota una victoria. Cuando vamos por esa segunda o tercera porción de torta para satisfacer un anhelo inmediato, o perdemos el temperamento y lastimamos a alguien que queremos, es claro que nuestro “yo” más elevado no es quien está en control.

¿Qué es lo que me esclaviza y evita que materialice mi potencial?

La palabra hebrea para Egipto es Mitzraim, cuya raíz es metzar, que significa constricción, estrechez, limitación. Espiritualmente, a medida que se acerca Pesaj, la misma energía de libertad que existió en el tiempo del Éxodo está disponible para que la aprovechemos. Es el momento ideal para que nos preguntemos:

¿Qué es lo que me esclaviza y evita que materialice mi potencial?

¿Cuáles son los bloqueos, las constricciones y limitaciones que se interponen en mi camino hacia lograr mis objetivos en todas las áreas de mi vida?

¿Soy un esclavo de mis apetitos físicos?

¿Está mi vida profesional apoderándose de mi tiempo y erosionando mis relaciones interpersonales?

¿Estoy encarcelado por mi necesidad de aprobación de los demás?

¿Estoy constantemente buscando ‘más’, ‘más nuevo’ o ‘mejor’, sin apreciar lo que ya tengo?

En el Séder de Pesaj leemos: "En cada generación debemos considerarnos como si nosotros mismos hubiésemos salido de Egipto". El objetivo es utilizar las herramientas que hemos recibido para hacer que esto ocurra en el contexto de nuestras propias vidas.

Nuestra misión es garantizar que el alma tenga libertad de expresión mientras permanece atrapada en nuestro cuerpo; la Torá nos da la capacidad para hacerlo por medio de frenar – no de negar – nuestra parte animal y física, creando armonía entre las dos fuerzas opuestas que tenemos dentro.

Cada mitzvá positiva que hacemos ejercita, expresa y fortalece el alma, y cada acto prohibido que dejamos de hacer nos fortalece en las áreas de autodominio y empoderamiento.

Para poder lograr cualquier cosa valiosa, tal como completar un título profesional, mejorar una relación interpersonal o vivir una vida más sana, si no ejercitamos la autodisciplina nunca lograremos nuestros objetivos. La vida es una batalla constante entre estar esclavizados a nuestra naturaleza materialista y física, y elevarnos por sobre ella por medio del conectarnos con nuestro “yo” más elevado y por medio de su fortalecimiento.

Si utilizamos la energía espiritual disponible en este auspicioso tiempo para identificar las áreas en las que nos sentimos atrapados o bloqueados y las herramientas que nos ofrecen la Torá y las mitzvot para conectarnos con nuestras almas y facilitar su expresión, entonces podremos liberarnos de nuestro Egipto personal y experimentar una libertad verdadera.

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