Perfectamente imperfecto: el secreto del shofar

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El shofar abre el camino a la verdadera aceptación.

Nuestro humilde shofar, apenas capaz de modular su tono, tiene un impacto sorprendentemente poderoso. Sirve como un llamado que nos despierta y nos inspira a arrepentirnos. Al mismo tiempo, en Rosh Hashaná es el alegre anuncio de la coronación de nuestro Rey. En muchos lugares de la Torá y en nuestras plegarias, el shofar está ligado a la liberación y a la redención. Además, los Sabios enseñan, enigmáticamente, que a través de la mitzvá del shofar en Rosh Hashaná somos inscritos para un buen juicio.

¿Cuál es el secreto del shofar que une todos estos temas?

El código de la ley judía enseña que un shofar al que se le abre un agujero o un defecto sigue siendo completamente kasher, incluso si el agujero altera su sonido. Porque todos los sonidos son válidos para un shofar. (Ver Shulján Aruj, Oraj Jaim 586:6-7).

Esto me parece fascinante. Siento que aquí hay un mensaje muy valioso.

Las fuentes judías (en particular Rav Tzadok HaCohen de Lublin), enseñan que este simple sonido resuena en lo más recóndito de un corazón judío. Su sonido toca una cuerda y algo profundo comienza a despertar en su interior. Porque el shofar refleja nuestra voz más profunda; el grito sin palabras del alma judía que anhela elevarse por encima de la limitación y volver a acercarse a su fuente Divina, a su cercanía a Dios.

Sin embargo, cuando nos acercamos a las Altas Fiestas, e incluso cuando nos presentamos ante el Rey de reyes en Rosh Hashaná, a veces nos cuesta sentir esto en nuestras plegarias, tal como un shofar a veces se niega a emitir un sonido decente.

Anhelamos expresar nuestro ser espiritual más profundo, pero nuestro corazón a veces no desea abrirse y sentir. Las distracciones de la vida y de nuestro alrededor pueden dominar nuestros pensamientos. Decimos palabras que sabemos que pueden estar cargadas de significado; vemos a otras personas que parecen tener una plegaria apasionada. Y a veces nos cuestionamos el valor de nuestra propia plegaria, no estamos seguros cómo recibe Dios las palabras que parecen tan llanas y poco inspiradas.

Nada puede estar más lejos de la verdad.

"Todos los sonidos son kasher", no sólo para el shofar, sino también para el corazón.

Sí, es posible que el aire no flote suavemente a través de mi shofar. Puede tener un agujero o un defecto. Mi conexión espiritual puede no fluir fácilmente desde el corazón.

Pero la verdad es que "todos los sonidos son kasher", no sólo para el shofar sino también para el corazón.

Porque Dios quiere que le hable con sinceridad. Que tenga con Él una conversación íntima. Es cierto, él es un Dios incomprensible, que inspira asombro y temor. Pero como Rey también es infinitamente misericordioso y está repleto de amor. Y resulta que, además, también es mi Padre…

Él quiere que me conecte y que me acerque. Él desea escuchar las palabras auténticas que fluyen desde mi corazón, cualesquiera que sean hoy.

Él recibe con los brazos abiertos incluso el sonido que sale de un corazón "imperfecto".

De acuerdo con el texto de la plegaria de Rosh Hashaná, Dios "escucha el sonido del shofar de Su pueblo Israel con compasión".

Yo creo que esto significa que Él escucha algo más profundo. Él siente el deseo ahogado pero verdadero detrás de nuestra más humilde llamada. Él conoce las intenciones ocultas en nuestras palabras.

Él escucha con el amor y el entendimiento de Aquél que conoce nuestra esencia, Quien nos da constantemente el regalo de la vida y nos guía hacia nuestro destino. Quien verdaderamente conoce nuestros desafíos, nuestros triunfos, nuestras caídas.

Él sabe lo que realmente deseamos, incluso cuando las palabras no nos salen con facilidad, incluso cuando luchamos para llegar a enfocarnos o sentir. Él sabe que queremos conectarnos y regresar a casa.

Sí, Dios valora cada una de mis palabras. Él me acepta y me ama tal como soy hoy, a pesar de que entiende que tengo por delante un largo camino.

Por lo tanto, junto el coraje de mirar cara a cara mis limitaciones, sin esconderme ni escaparme. Me permito sentir un honesto remordimiento. Este es mi lugar "Ahora".

Acepto mi estado emocional y espiritual y elijo efectuar la declaración más poderosa que puede hacer un judío: ¡Dios, te pertenezco! Acepto Tu voluntad. Cualquier cosa que sienta, cualquier cosa que sea. Te corono como mi Rey en cada situación.

Por supuesto, aceptar no implica volverse complaciente. Todavía necesito evaluar honestamente mi vida y reflexionar respecto a cómo deseo actuar diferente este nuevo año. Tampoco impide que intente hacer lo mejor que puedo.

Pero en este mi momento, mi estado de "ahora" es mi verdad. Esta es la realidad que Tú, Dios, me presentas en este momento.

Por lo tanto, no lucho con ella, no dejo que mi crítico interno me desinfle o me robe la fe. Acepto esta realidad imperfecta. Te serviré desde este lugar.

Porque eso es exactamente lo que Él desea. "Dios está cerca… de todos los que lo invocan con sinceridad" (Tehilim 145).

En verdad, el shofar es la fanfarria más real. Habla de nuestra más profunda aceptación y sumisión a Su Reinado.

Ahora podemos sentir un nuevo mensaje en la continuación de la ley judía antes citada:

"Si alguien sella el hueco en el shofar con un material ajeno (es decir algo que no forma parte del shofar), se vuelve pasul, queda invalidado, incluso si ese arreglo restaura su sonido original".

Si tratamos de forzar la emoción, empujarnos artificialmente para lograr esa plegaria "perfecta", en verdad logramos que nuestra plegaria sea menos deseble para Dios. Porque Él no quiere la plegaria ni el sentimiento perfecto. Él quiere mi servicio auténtico, perfectamente imperfecto. Sí, Él me quiere a mí.

¿Acaso puede ser este el secreto de nuestro valioso shofar?

Cuando inspiramos y soplamos, sin saber demasiado qué clase de sonido va a emerger, revelamos nuestro simple deseo de acercarnos y aceptar la voluntad de Dios en cada situación. Actuamos creyendo que nuestra voz siempre es escuchada. Que nuestra voz es real, sin importar cómo suene externamente. Declaramos nuestro compromiso con la verdad y la esencia.

De esta manera, el sonido del shofar se entrelaza con uno de todos esos hilos de significado. Es la honesta coronación de Dios en nuestras vidas. Simultáneamente es un llamado de arrepentimiento, de retorno a casa. Es el sonido de la redención; libera nuestro espíritu para expresar su cántico, dejando de lado el silencio que nace de la duda y la limitación.

No es sorprendente que el shofar traiga un flujo de compasión Divina hacia nuestra nación, además de permitirnos ser inscriptos para un año bueno y dulce.

Deseo para todos un Rosh Hashaná de honesta aceptación, y poderoso y verdadero retorno a los brazos de Dios.

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