¿Por qué un juicio?

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En Rosh HaShaná, el Día del Juicio, no pasamos todo el día suplicando para que nos perdonen la vida. ¿Por qué no?

En Rosh HaShaná todos seremos llamados ante la Corte Celestial y nuestras vidas serán puestas en tela de juicio. Seguramente nos ayudaría muchísimo entender exactamente qué es lo que está siendo sopesado y juzgado, los tipos de consideraciones que influyen en las deliberaciones de la Corte Celestial o cuánto estamos autorizados a contribuir en el proceso judicial. En este ensayo exploraremos precisamente estos temas, desarrollando algunas de las ideas básicas expuestas por Rav Dessler en su trabajo Mijtav MiEliahu.

Inversiones versus recompensas

El primer punto que es importante recalcar es que, contrario a la creencia popular, Rosh HaShaná no trata sobre castigo y recompensa. El Talmud nos informa que no hay recompensa por las mitzvot en este mundo (Kidushin 39b), y los comentaristas explican que esto se debe simplemente a que el mundo físico no tiene los recursos necesarios para entregar el disfrute que sería requerido para recompensar el cumplimiento de siquiera una mitzvá.

Sólo las personas que no tienen el mérito de llegar al Mundo Venidero son inscritas en el Libro de la Vida para ser recompensadas en este mundo por sus buenas acciones del pasado; y realmente esperamos que ninguno de nosotros esté en esa posición. Es decir, cuando nos presentamos frente a Dios y pedimos por una buena vida para el año entrante, no le estamos pidiendo que nos la de como recompensa por nuestras acciones.

Una buena forma de entender las deliberaciones de la Corte Celestial en Rosh HaShaná es analizar todo como si fuera un modelo de inversión económica.

Pero si el juicio que enfrentamos en Rosh HaShaná no tiene que ver con recompensa o castigo, entonces ¿qué es exactamente lo que está siendo evaluado? De acuerdo a Rav Dessler, una buena forma de entender las deliberaciones de la Corte Celestial en Rosh HaShaná es analizar todo como si fuera un modelo de inversión económica; los juicios de Rosh HaShaná son los equivalentes celestiales de las políticas de inversión de este mundo. En Rosh HaShaná es decidido cuánta energía Divina va a invertir Dios en el mundo en general y en nuestras propias vidas en particular en el curso del año entrante.

Axiomas de la política Divina

El principio fundamental del judaísmo es que este mundo no es nuestro destino final, sino simplemente un lugar de trabajo. Cada uno de nosotros es enviado por Dios a este mundo para desarrollarnos espiritualmente y ganar nuestra entrada al Mundo Venidero, que es el lugar que sí consideramos nuestro destino y donde recibiremos nuestra recompensa. La política de Dios con respecto a cómo definir las condiciones que encontraremos en nuestro lugar de trabajo, es decir, en este mundo, es resumida en el siguiente pasaje:

A quien busque impurificarse, no se lo impediremos [desde el cielo]. A quien busque purificarse, lo asistiremos” (Talmud, Ioma 38b).

La dirección que elegimos tomar en nuestras vidas y la intensidad con la que perseguimos nuestros objetivos espirituales son evaluados anualmente. Si utilizamos correctamente lo que nos fue provisto el año anterior y progresamos en nuestro perfeccionamiento personal, la Corte Celestial decidirá por lo general incrementar su inversión en nosotros. Las circunstancias en las que nos encontraremos en el próximo período de inversión, es decir, en el nuevo año que comienza, serán establecidas de forma tal que se asegure que tendremos las oportunidades que necesitamos para progresar de forma aún más veloz hacia nuestros objetivos.

Modelos de inversión

Por ejemplo, imaginemos una persona que pasó todo el último año trabajando intensamente en su devoción por el estudio de Torá. Mediante sus esfuerzos, su apego a sus estudios ha crecido hasta el punto en que el invertir tiempo en cualquier otra tarea, sin importar lo importante que sea para su supervivencia física, le resulta doloroso y frustrante. La Corte Celestial podría perfectamente decidir en Rosh HaShaná que él debe recibir un sustancial golpe de suerte financiera, de forma que pueda contratar a otra gente que asuma sus labores físicas cotidianas.

Pero la Corte Celestial no sólo decide en Rosh HaShaná qué recibiremos el año próximo, sino que también decide cómo recibiremos dichas cosas. Por ejemplo, supongamos que nuestro futuro erudito ha adquirido una acción barata de una compañía naciente dedicada al desarrollo tecnológico: Microsoft. La Corte podría arreglar entregarle su golpe de suerte financiero mediante un rápido incremento en el precio de las acciones, de forma que nuestro frustrado erudito pueda resolver todos sus apuros financieros del futuro cercano mediante el vender sus acciones.

La Corte Celestial no sólo decide en Rosh HaShaná qué recibiremos el año próximo, sino que también decide cómo recibiremos dichas cosas.

Obviamente, el elegir este método para darle un golpe de suerte al erudito significa que los demás propietarios de acciones de Microsoft también prosperarán; pero eso está bien, ya que no hay nada que la Corte Celestial disfrute más que la oportunidad de distribuir regalos. Están contentos de permitirles a otras personas subirse al tren de prosperidad del estudioso de Torá.

Por otro lado, si él ya está disfrutando de una gran riqueza, y el tiempo y atención que debe dedicarle a sus negocios es la principal fuente de su distracción, podría ser decidido que la mejor manera de darle al erudito de Torá más tiempo para que se sumerja completamente en sus estudios es hacer que su negocio quiebre. Una vida de pobreza puede ser mucho más conducente al estudio de Torá que el vivir con las distracciones de la riqueza y el lujo. Imaginemos que el crédito bancario que su negocio necesita para funcionar está asegurado con sus acciones de Microsoft. La Corte podría determinar una caída de la bolsa de valores, de forma que las acciones de Microsoft pierdan su valor con tanta rapidez que el banco se vea forzado a exigir la devolución del crédito, llevando su negocio a la bancarrota.

Nuevamente esto afectará la vida de otras personas, y esta vez de manera negativa; pero dado que esa otra gente que se ve afectada sólo fue inscrita en el Libro de la Vida en mérito del erudito de Torá, la Corte Celestial no considera que éste resultado sea injusto.

De hecho, hemos tropezado con una categoría de juicio completamente diferente; hay gente que es inscrita en el Libro de la Vida por sí misma y otra gente que es inscrita en ese libro por el mérito de otros.

Dependencia espiritual

Tratemos de entender el origen de esos estados de dependencia desde lo básico. Al leer el libro de rezos de Rosh HaShaná podemos notar que los Miembros de la Gran Asamblea, que son los Sabios que compilaron esas plegarias hace más de tres mil años, concibieron Rosh HaShaná como una especie de Día de Coronación. El Majzor, que es el libro de plegarias para las Altas Fiestas, está lleno de rezos que piden el establecimiento del reinado de Dios sobre el mundo. Todas las plegarias que recitamos en Rosh HaShaná tratan sobre la necesidad de someternos al reinado de Dios de una u otra forma. El Talmud se refiere a este fenómeno como Maljuiot, o plegarias de coronación.

Para poder obtener una perspectiva correcta sobre estas plegarias primero necesitamos comprender la idea del reinado de Dios. Nuestra concepción de un reinado es usualmente desde el punto de vista político. Un reino nuevo es establecido cuando, ya sea por consenso popular o a través del poder de la conquista, un grupo de gente establece hegemonía sobre una porción de tierra y sus habitantes, quienes previamente pertenecían a alguna otra cultura. El rey humano no crea su reino, sino que meramente reorganiza una parte determinada de la creación bajo su bandera.

El reino de Dios

En contraste, toda la creación es llamada el ‘Reino de Dios’ debido a que es en sí misma una expresión de Su voluntad. El fundamento conceptual de Rosh HaShaná es que el universo no tiene inercia, sino que consiste completamente de Energía Divina cuyo aporte es renovado anualmente. Cada año, Dios mismo recrea al mundo, renovando y redistribuyendo la Energía Divina de la creación. Esta renovación de la creación es aludida en nuestras plegarias como el establecimiento de un reino completamente nuevo.

Este nuevo reino no consiste meramente en bosques y árboles, sino que también incluye personas y eventos. La gente del mundo y los eventos en los que estarán involucrados en el año próximo son abastecidos de energía divina, de la misma forma que lo es el ambiente físico en el que habitan. La energía que mantiene viva a la gente y la energía que estos deben utilizar en el curso de sus vidas también debe ser renovada.

De hecho, la renovación anual del reino de Dios sólo tiene relevancia en términos de los cambios que toman lugar en la vida de las personas y en los desarrollos de la historia humana. Dios está completamente feliz con el universo físico tal cual es, tal cual lo trajo a la existencia en los Seis Días de la Creación. Cuando Él terminó de crear el universo físico y todas sus criaturas, declaró: “Y Dios vio todo lo que había hecho, y era muy bueno” (Génesis 1:31). No hay necesidad de arreglar lo que ya es muy bueno.

El único aspecto de la creación que requiere un reajuste, y por lo tanto es sometido a una revisión, es la organización de las fuerzas de la naturaleza en términos de la forma en la que impactan las vidas de las personas. La Corte Celestial reorganizará al mundo de acuerdo a lo que dicten los principios fundamentales de la política Divina: “A quien busque impurificarse, no se lo impediremos. A quien busque purificarse, lo asistiremos”.

El mundo será recreado de forma tal que pondrá a cada individuo en las circunstancias que son apropiadas para su situación, siguiendo estas dos pautas.

Las vidas de las personas están tan entrelazadas y combinadas entre sí, que en la práctica el reajustar las circunstancias de un grupo de personas es equiparable a la recreación del universo completo. Recordemos que el universo fue creado por una serie de declaraciones Divinas (Avot 5:1). Esto significa que la creación es en realidad una expresión de la voluntad de Dios; está constituida y recibe su forma de órdenes que son declaradas.

Dado que el universo creado no es más que la concretización de la voluntad de Dios, constituye por tanto la máxima expresión de lo que es un reino. A diferencia de los reinos de los seres humanos, que sólo le emiten órdenes a personas que ya existen y controlan territorios que ya están en su lugar, el reinado de Dios se extiende sobre criaturas que son en sí mismas expresiones de Su voluntad, y quienes ocupan un territorio que está creado con el objetivo expreso de sustentar el reinado divino. La existencia misma es el reino de Dios.

Nuestro aporte

Dado que el mundo es recreado en cada Rosh HaShaná, aquel día marca el establecimiento de un reinado divino completamente nuevo. La tradición judía sostiene que Dios nos informó sobre la existencia de Rosh HaShaná para permitirnos aportar en cómo es modelado este nuevo reino. El objetivo de la creación es permitirle al hombre materializar su potencial espiritual. Cuando me paro ante Dios en Rosh HaShaná, Él está esperando que le cuente sobre lo que planeo hacer para materializar mi potencial espiritual el año entrante.

Si todo lo que me motiva es el deseo de continuar viviendo en prosperidad y con buena salud por otro año, lo que estaré haciendo en realidad es informarle a Dios que no necesito la renovación de Su reino. Estoy perfectamente feliz con el mundo tal cual es. Pero Dios no quiere que este mundo sea un lugar cómodo en donde yo meramente siga viviendo. Él creó el Mundo Venidero como el lugar para tener disfrute y vivir una buena vida. La única razón de existencia para este mundo es proveerle al hombre un lugar en el que pueda trabajar. Si mi interés principal de estar en este mundo es vivir bien y disfrutar, no necesito estar acá del todo.

Por otro lado, si decido sinceramente invertir mi energía (que es en realidad la energía Divina que le estoy pidiendo a Dios que renueve, la energía con la que estoy formado) en este año entrante en el desarrollo de mi potencial espiritual, no sólo necesitaré que este mundo sea recreado, sino que también voy a necesitar que asuma la forma particular que maximice mi facultad para trabajar de manera eficiente y para desarrollar mi potencial tanto como sea posible.

En el primer día de Rosh HaShaná, Dios considera sólo los casos de las personas que están sinceramente comprometidas a desarrollarse espiritualmente. Son ellos quienes le ofrecen oportunidades de inversión, porque son ellos los que requieren la renovación de Su Reino. Después de evaluar cuidadosamente la seriedad y viabilidad de las propuestas que son presentadas, Dios determina los recursos que requiere cada uno de los individuos cuyo caso está siendo discutido para materializar sus ideas en el año siguiente, luego entrelaza todos estos requisitos individuales creando una gran matriz común, y finalmente recrea un mundo que corresponderá exactamente a los requerimientos combinados.

El segundo día

¿Pero qué pasa con toda la gente buena e íntegra que no entra en la categoría de aquellos dedicados a desarrollarse a sí mismos? ¿Qué pasa con todos los buenos judíos que puede que no estén muy interesados en el desarrollo espiritual, pero que son leales a la tradición, que son excelentes esposos, padres dedicados, personas íntegras y confiables? ¿Cómo calzan ellos en el nuevo mundo? Sobre ellos es el segundo día de Rosh HaShaná.

No es difícil explicar cómo puede ser que haya dos días de Pesaj o de Sucot. Pesaj celebra la libertad del dominio de las circunstancias físicas. Siempre puedes utilizar una dosis extra de libertad. Sucot es el período de nuestra alegría, ¡y seguro que no puedes tener demasiado de eso! Pero Rosh HaShaná es un Día de Juicio. ¿Quién quiere un segundo día? Más aún, la Corte Celestial no funciona de la misma manera que sus contrapartes terrenales. No hay retrasos en los casos. Dios puede terminar de juzgar a todo el mundo en un día. ¡No debería quedar ningún juicio pendiente para el segundo día!

Por qué hay dos días de Rosh HaShaná. Dios puede terminar de juzgar a todo el mundo en un día. ¡No debería quedar ningún juicio pendiente para el segundo día!

Así, vemos que son justamente los casos de toda la gente que no salió airosa en el primer día los que son procesdados en el segundo. Después de que Dios diagramó las dimensiones de Su nuevo reino en el primer día, basado en los requerimientos de quienes fueron considerados suficientemente valiosos como para invertir en ellos, en el segundo día, Él reflexiona sobre todas las vidas que necesitan ser renovadas para que Su nuevo reino funcione.

Incluso si nos enfocamos solamente en los requerimientos religiosos, el nuevo mundo requiere una gran población. La gente para la cual el mundo fue renovado en el primer día necesita sinagogas en las que rezar; esto significa que necesitas un quórum de gente que sea inscrita en el Libro de la Vida aún si hubiese un sólo miembro que salió airoso en el primer día. Esas personas necesitarán academias talmúdicas en las que estudiar, las que para funcionar necesitan un gran número de estudiantes, profesores, administradores, gente de mantenimiento, etc. Puede que cientos de personas sean inscritas el Libro de la Vida en el mérito de los pocos estudiantes que realmente necesitan la academia para su crecimiento espiritual. La gente del primer día necesita comida casher para comer; puede que miles de personas sean inscritas en el Libro de la Vida para asegurar que haya una industria alimenticia funcionando. Si piensas en esto, hay literalmente millones de funciones que deben ser ocupadas para permitir que el mundo espiritual continúe funcionando.

Hay otras clases de necesidades espirituales que también necesitan ser satisfechas. Quienes trabajan seriamente en sí mismos son testeados constantemente. En la práctica, un gran porcentaje de estas pruebas morales, si no la mayoría, involucra interacciones con otras personas. La gente brinda la oportunidad de dar caridad, de poner a prueba la paciencia, de expresar preocupación o amabilidad, e incluso de exhibir humildad; el carácter humano es constantemente puesto a prueba en cada interacción con los demás.

La calificación de la mayoría

La vasta mayoría de la gente no merece que el mundo sea renovado por su mérito, pero sin embargo son imperiosamente necesarios para que éste funcione, y además, están perfectamente calificados para servir como los “verificadores morales” que pondrán a prueba a los otros. Las vidas de todas esas personas son renovadas en el segundo día de Rosh HaShaná. Y la razón por la que el segundo día también es llamado un día de juicio es porque incluso la renovación de la vida en base a la “utilidad” de la persona para servir a otros también es materia de juicio.

Sin embargo, las deliberaciones y consideraciones ante la Corte Celestial en el segundo día obviamente difieren de las del primero. La gente no es juzgada en base a su potencial para el crecimiento espiritual, sino en términos de la necesidad que tiene la sociedad de ellos y de su habilidad de cooperar con otros. Lo que está en juego es si ellos son la mejor elección para llenar un determinado rol social dentro del pueblo judío o no, o si son necesarios para mantener al mundo funcionando o no.

No hace falta decir que hay una inmensa diferencia en la manera en la que el mundo funciona para aquellos para quienes éste fue renovado, y la manera en que funciona para quienes se les permitió vivir sólo de forma que el mundo continúe funcionando sin contratiempos. Dios monitoreará constantemente durante el año el progreso de quienes fueron inscritos en el Libro de la Vida, asegurando que estén protegidos de daños y que atraviesen exactamente las experiencias que necesitan para materializar su potencial. Las circunstancias que ellos viven sufren ajustes diarios e incluso más periódicos que eso. En otras palabras, hay una guía Divina que reacomoda el mundo constantemente para el beneficio de estas personas.

Aquellos que son inscritos en el Libro de la Vida en el segundo día son ubicados bajo un régimen absolutamente distinto. Dado que habitan en un mundo que fue renovado para otros, la Providencia Divina sólo se preocupa por ellos en relación a la función para la que recibieron vida. Sus vidas están organizadas en relación al beneficio que sus circunstancias les traen a otros, y no en términos de las cosas que puedan requerir para alentar su propio desarrollo y crecimiento espiritual. Como viven en un mundo que en realidad le pertenece a otros, son forzados a ajustarse a las condiciones de las vidas de las personas a las cuales deben apoyar.

Pero sin embargo, están vivos. Y tienen libre albedrío. Es decir, pueden cambiar y crecer. Mientras hay vida, hay esperanza y oportunidad. En el próximo Rosh HaShaná ésta gente podría convertirse en gente del primer día, y además, con certeza harán muchas cosas buenas en el curso de sus vidas e incrementarán su porción en el Mundo Venidero.

La frecuencia del juicio

Podemos emplear estas ideas para dilucidar una extraña disputa que hay en el Talmud sobre cuán seguido son juzgadas las personas. El Talmud presenta la opinión de cuatro Rabinos: Rabí Meir y Rabí Yehuda toman la posición de que el juicio es anual, Rabí Yosi sostiene que la gente es juzgada a diario y Rabí Natan opina que son juzgados constantemente. Rav Dessler explica que todas estas opiniones son válidas, y que no hay disputa entre estos rabinos. Cada uno de ellos se está refiriendo a un nivel diferente de Providencia Divina. En el nivel más alto, la gente es constantemente monitoreada y el mundo nunca deja de ser reacomodado a su alrededor. En el nivel inferior, la gente está fija en un lugar por la duración de la presente realidad, la renovación anual del universo, el establecimiento del nuevo reino de Dios.

Gran oportunidad

La renovación anual de Rosh HaShaná nos presenta una oportunidad única. Dado que Rosh HaShaná trata sobre el nivel de inversión Divina, y no sobre recompensa y castigo, es posible sobrepasar el nivel espiritual propio sin la necesidad de atravesar los cambios drásticos que exige el verdadero arrepentimiento.

Cuando estás enfrentando inversores, tu estatus moral sólo es relevante respecto a lo que contribuye a tu productividad. Los inversores están enfocados en un mayor retorno del capital, no les importa meramente premiar o castigar según lo ya hecho. Ellos buscan iniciativa, determinación, inteligencia y visión de futuro. Están orientados hacia el futuro; el pasado realmente no les interesa.

Rosh HaShaná es un tiempo para la imaginación y para la formulación de atrevidas nuevas ideas relacionadas con el progreso espiritual.

Rosh HaShaná es un tiempo para la imaginación y para la formulación de atrevidas nuevas ideas relacionadas con el progreso espiritual. Si tienes propuestas imaginativas para presentar respecto a la contribución que puedes y estás dispuesto a hacer para el exitoso establecimiento del reinado de Dios, y puedes persuadir a la Corte Celestial de la sinceridad de tus intenciones, seguramente incrementarán su inversión en ti sin importar tu desempeño en el pasado. Un joven ejecutivo puede salir de una reunión de directorio en un nivel mucho más alto en la escala corporativa que el nivel con el que entró si logra persuadir a los directores de invertir en sus ideas. Rosh HaShaná nos ofrece la oportunidad de tener dramáticas promociones en nuestro nivel de envolvimiento con Dios.

Podemos pasar, del día a la noche, de un mundo que le pertenece a otra gente a un mundo que es creado específicamente para nosotros. Podemos pasar de un estado de relativa oscuridad, en donde vivimos a la sombra de otras personas, a ser criaturas que son literalmente sostenidas en la mano de Dios, con Su atención enfocada constantemente en nosotros. Podemos definir nuestra propia realidad. Que todos tengamos éxito en dar un gran salto espiritual este Rosh HaShaná. ¡Que sea un año feliz, saludable y pacífico para todo Israel!

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