El Rey David y el liderazgo judío

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4 rasgos esenciales de un líder.

Shavuot no sólo es el aniversario de la revelación de la Torá en el Sinaí, sino que también es el cumpleaños de la realeza judía, el día en que el Rey David nació y murió. Para marcar el evento, el Libro de Rut, que describe la ascendencia de David, se lee en la sinagoga en Shavuot.

David fue un guerrero temerario, compositor de los Salmos (el libro de poesía más atemporal y eterno de la historia) y uno de los más grandes eruditos en Torá de todos los tiempos. Como es sabido, David asesinó a Goliat, y por lo tanto, él simboliza la capacidad judía de vencer las posibilidades más desalentadoras. Por ser el padre de la dinastía davídica, es el líder por excelencia, el que hace surgir lo mejor de su pueblo.

Los eventos de la vida de David nos enseñan lecciones relevantes sobre liderazgo judío.

1. Coraje

La famosa historia de David venciendo a Goliat comienza con dos ejércitos enemigos. El ejército filisteo acampaba en una montaña e intentaba destruir y conquistar el reino judío. En la primera montaña después del valle estaba el ejército judío. Goliat era un soldado gigante de proporciones inmensas. Todos los días se burlaba de los judíos y los desafiaba a que enviaran un campeón para luchar contra él. Esta batalla de campeones determinaría qué nación sería la vencedora, que nación gobernaría sobre la otra.

Durante 40 días ningún soldado judío tuvo el coraje de dar un paso adelante y luchar contra Goliat. Todo soldado entrenado para la guerra convencional sabía que no tenía ninguna chance contra él. Luego el joven David, un cadete de repartos que no tenía ningún entrenamiento convencional, llegó a la escena con provisiones para sus hermanos que estaban en el ejército.

Al oír sobre la situación, con gran coraje se ofreció como voluntario para defender el honor judío. Le ofrecieron las armas convencionales de esa época (armadura y armas blancas) pero David decidió enfrentar a Goliat sólo con su fe y con su honda, sabiendo que allí yacían sus fortalezas. Tomó un riesgo enorme y ganó.

El coraje es fundamental para el liderazgo. Impulsa a la persona a asumir desafíos y a tomar los riesgos necesarios; a dar rienda suelta a estrategias revolucionarias y a desafiar a todos los pesimistas.

2. Humildad

A diferencia de la Reina de Inglaterra, David tenía unos cuantos secretos de familia no muy aristocráticos. Si bien era descendiente de la tribu de Yehudá, su tatarabuela era Rut, la moabita que se convirtió al judaísmo. Yendo más atrás, se podía rastrear su ascendencia a la unión incestuosa entre Lot y su hija. Además, David había sido un pastor —no la más real de las ocupaciones—, sin embargo Dios eligió a David, ¿por qué?

David no fue elegido rey a pesar de su linaje y su trabajo como pastor, sino por ellos. Dios ama a los judíos y por lo tanto eligió a un pastor para Su rebaño, alguien que fuera sensible a todos los judíos: el noble, el rico y el plebeyo por igual. Por quién era y de dónde venía, David también se ocuparía de la clase baja de la sociedad, los judíos en la base de la pirámide económica; judíos con secretos oscuros.

David nunca olvidó sus comienzos humildes, nunca se volvió un rey arrogante. Las monedas que acuñó reflejan quién era: de un lado había una vara y una alforja, símbolos de un pastor, del otro el símbolo real de la monarquía.

La humildad posibilita la compasión, la bondad y la preocupación genuina por los demás, al igual que la capacidad para demostrar apreciación verdadera. Estas virtudes ayudan al líder a ganarse la lealtad del pueblo. No puedes ganarte el corazón de las personas si no te interesas genuinamente en su bienestar. Los líderes inspiran a los demás y la inspiración es gobernada por el corazón.

¿Acaso los comienzos normales y ordinarios contribuyen a la creación de grandes líderes? Son definitivamente un factor positivo. Es muy alto el porcentaje de presidentes que estaban en la segunda mitad de su clase en la escuela y más del 50% de los emprendedores millonarios nunca terminaron la universidad. Margaret Thatcher, la mujer que el historiador Paul Johnson llamó “la más grandiosa líder femenina desde Catalina la Grande” comenzó la vida en el departamento de arriba del almacén de su padre.

3. Nunca renunciar

El Rey David conoció la derrota; todo parecía perdido. Absalón, su propio hijo, se levantó en su contra. Mediante el politiqueo y la astucia, Absalón había persuadido a la gran mayoría del pueblo judío a unirse a su rebelión. David era impotente en esta confrontación, ya que Absalón tenía la fortaleza de una gran mayoría numérica para reemplazarlo como rey.

Cuando Absalón se acercó a Jerusalem para establecer su monarquía, David y sus fieles salieron al exilio, dejando Jerusalem derrotada. Todo parecía perdido, no parecía haber ni la más mínima esperanza de restablecerse como rey. Sin embargo no se dio por vencido, no se retiró ni se sometió a su hijo; en cambio, reconoció su situación como un revés temporario y se puso en campaña para reinstaurar su monarquía.

Primero, el Rey David escaló al Monte de los Olivos para dar una última mirada a Jerusalem, su amada ciudad, pidiéndole a Dios Su ayuda para regresar victorioso. Segundo, estableció una red de inteligencia en Jerusalem con sus seguidores leales. Luego, lejos de Jerusalem, continuó su plan con sus leales seguidores para la inevitable batalla final en contra de las fuerzas de Absalón.

En esa batalla murió Absalón; sus tropas huyeron milagrosamente. Al final David, con su gran sabiduría, no sólo volvió a Jerusalem como un vengativo monarca de antiguos enemigos, sino que esperó pacientemente hasta que los representantes del pueblo judío lo invitaron y le suplicaron para que volviera a ser su legislador.

La derrota y los fracasos son parte de la vida. Un buen líder ve a la derrota como parte del proceso hacia el éxito y continúa intentando. Tanto Henry Ford como Walt Disney son recordados como emprendedores cuyos intentos iniciales terminaron en la bancarrota. Menajem Begin, uno de los más grandiosos primeros ministros israelíes, perdió ocho elecciones de la Knéset y nunca abandonó su posición como líder de su partido.

4. Optimismo

El libro de los Salmos es un portal que nos permite echar un vistazo al interior de David: sus pensamientos y sentimientos. Fue un hombre con gran pasión, fe y optimismo. David enfrentó muchas batallas y adversidades personales, además de los desafíos a su liderazgo. Muchas veces sus dificultades parecieron terriblemente grandes, dejándole pocas posibilidades de sobrevivir, sin embargo David no perdió la esperanza. Su fortaleza interior y su optimismo sobre un futuro brillante emanaban de su conocimiento de que no estaba solo. En Salmo tras Salmo David revela la profundidad de su relación con Dios. Con Él como inspiración, ¿cómo puede alguien darse por vencido?

El optimismo le da al líder el empuje que necesita para continuar cuando todo parece perdido. Es contagioso: cuando los tiempos son difíciles el optimismo del líder da esperanza, eleva el espíritu y construye fortaleza en los demás. El optimismo ayuda tanto al líder como a los liderados a confrontar dificultades, a tolerar el estrés y a obtener resultados positivos.

Los judíos son una nación de optimistas. ¿Qué otra nación continuaría siendo optimista durante dos mil años sobre la idea de volver a Israel, nuestra tierra patria? Y quiénes sino los judíos continúan siendo optimistas esperando un mundo mejor, un mundo de paz y la llegada del Mesías, descendiente de nuestro líder por excelencia, el Rey David.

Disfruta tu torta de queso y tus blintzes y que tengas un feliz Shavuot.

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