Condenando la violencia

2 min de lectura

La sociedad israelí está asqueada e indignada con el último episodio de violencia perpetrado por fanáticos judíos.

Todas las personas civilizadas están conmocionadas por las recientes noticias de un judío ortodoxo que acuchilló a seis personas en la marcha del orgullo gay en Jerusalem, y de una bomba incendiaria arrojada por colonos judíos que asesinó a un bebé palestino de 18 meses y dejó gravemente heridos a su padre y hermano.

Hacer justicia con la mano propia —sin importar la afrenta a la creencia política o religiosa de uno— viola los principios básicos del judaísmo y las leyes de la decencia. Asesinar a personas inocentes es un escándalo moral que debe ser condenado enérgicamente.

El ‘Estado de Derecho’ es la base de cualquier sociedad justa y funcional. En el judaísmo, incluso el rey está sujeto a la ley. Y la Torá exige que, sin importar donde uno viva —ya sea en los Estados Unidos, Israel, o en cualquier otro país— tenemos que obedecer las leyes de la tierra en la cual habitamos.

Los judíos nos esforzamos por cumplir nuestro rol de ser una “luz para las naciones”.

Los judíos siempre nos hemos distinguido por ser creyentes; pero no creemos en el concepto de “la fuerza da la razón”, sino en el poder de las ideas y las buenas acciones para cambiar el mundo.

Mientras ISIS decapita a sus oponentes, los hospitales israelíes tratan a los heridos de la Guerra Civil Siria.

Mientras el Ayatolá publica su estrategia para convertirse en la próxima superpotencia global, nosotros alertamos al mundo de los peligros de un Irán nuclear.

Esta semana, mientras el mundo lloraba la muerte a tiros de Cecil el león en Zimbabwe, un grupo de médicos en Israel operaban a un león para salvarle la vida.

Los judíos nos esforzamos por cumplir nuestro rol de ser una “luz para las naciones”. Estos actos “justicieros” de violencia por parte de judíos, socavan nuestros esfuerzos; alejan a nuestros amigos y refuerzan los argumentos de nuestros enemigos, dándoles un “niño emblema” que no se veía desde los días de Mohammed al-Dura. Y no sólo eso, sino que también debilitan nuestra conexión con la Tierra Santa, una conexión basada en la observancia de las leyes humanitarias y compasivas del judaísmo.

Banda de zelotes

Lo importante es que ha habido una condena generalizada por parte de todos los segmentos de la sociedad israelí. A diferencia del apoyo al terrorismo tan común en la sociedad palestina, en este caso no se dispararon armas de fuego a modo de celebración. En Israel, no tratamos como “héroes” a estos asesinos. Ninguna plaza de la ciudad llevará el nombre de los perpetradores, ni a sus familias se les otorgarán premios en efectivo. Sólo hay repulsión y rechazo, en todos los ámbitos.

Hace casi 2000 años, cuando Jerusalem era sitiada por legionarios romanos, los zelotes judíos quemaron el suministro de alimentos de la ciudad e intentaron forzar de esta manera a los otros judíos para que se unieran a la lucha. Sus acciones contribuyeron directamente a la caída de Jerusalem.

Así también estos “zelotes” modernos, seguramente encenderán una violencia generalizada.

Nuestro mundo está suficientemente amenazado por mentes retorcidas que piensan que la única manera de obtener un lugar en el cielo es asesinando a civiles inocentes. La infracción de la ley y la intimidación nunca han sido el camino del judaísmo.

Lloramos por las víctimas y anhelamos prontamente el cumplimiento de la visión de Isaías: que no alzará espada nación contra nación, ni el hombre se adiestrará más para la guerra.

Agradecimientos al rabino Yaakov Waintroob Roberts

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.