Mujeres mártires por obligación

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La verdadera razón por la cual muchas mujeres palestinas deciden convertirse en mártires.

El recientemente nombrado líder de la Agencia de Seguridad Interna de Israel (más conocida como Shin Bet), dio el jueves pasado su primera presentación frente al Comité de Asuntos Externos y Defensa de la Knéset. Como parte de su presentación sobre la situación actual del país, Nadav Argaman se refirió al rol de la mujer árabe en la ola de terror contra los israelíes que comenzó en septiembre del año pasado.

Más específicamente explicó cómo las mujeres y jóvenes palestinas están siendo forzadas por las normas de su sociedad a transformare en carne de cañón en la “intifada de lobos solitarios”, la cual se ha caracterizado por acuchillamientos, atropellos vehiculares, cocteles molotov, bombas caseras y lanzamientos de rocas.

De acuerdo a Argaman, por ahora más de 40 mujeres y jóvenes han sido heridas, matadas o arrestadas por cometer —o intentar cometer—ataques terroristas en contra de soldados y civiles israelíes. Estos actos tienen una naturaleza tanto homicida como suicida: por un lado buscan asesinar, pero por otro lado suelen implicar un auto sacrificio. Por ejemplo, una joven que corre en dirección a un grupo de soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) mientras agita un cuchillo en el aire y grita “Allahu akbar”, sabe que no le queda mucho tiempo en este mundo. E incluso quienes atacan a algún desarmado transeúnte saben que es altamente probable que reciban un disparo en el proceso.

El jefe del Shin Bet explicó que, en la gran mayoría de los casos, las mujeres y jóvenes tienen más presiones en sus cabezas que la política o la resistencia que sus líderes dicen que llevará a la eliminación del estado judío y sobre la que sus imanes dicen que es un deber musulmán.

De hecho, señaló Argaman, la mayoría de estas mujeres han “avergonzado” a sus familias de alguna forma que es considerada una conducta sexual inapropiada. Eso podría incluir lo que sea, desde coquetear con el chico equivocado —un cristiano, por ejemplo—, hasta involucrarse en adulterio o en un acto que sea percibido como tal.

Estas mujeres saben que lo que les espera es doloroso, humillante y que por lo general, implica una muerte segura en manos de algún pariente —padre, hermano, tío, primo— sin intervención alguna de sus madres o de la policía palestina.

Sí, los crímenes de honor siguen existiendo en la Autoridad Palestina, mientras los líderes de esta caminan por la ONU en sus trajes Armani reclamando por las injusticias israelíes.

Para “limpiar” su historial, muchas chicas palestinas optan por dar vuelta la historia y convertirse en “mártires”. A algunas, dijo Argaman, sus mismos padres las motivan a hacer esto e incluso las llevan al lugar en el que deben cometer el ataque terrorista. Si las jóvenes son asesinadas por deshonrar a la familia, la mancha queda. Pero si mueren en el proceso de atacar judíos, sus padres reciben adulación y una gran suma de dinero mensual de las arcas de la Autoridad Palestina, arcas que son llenadas regularmente por Estados Unidos y Europa. Ya sabes, lugares en los que las mujeres siguen parloteando sobre la desigualdad en las corporaciones y sobre el acoso sexual de jóvenes borrachos en los campus universitarios.

En el mismo día y en el mismo lugar que Argaman dio su charla, un grupo de mujeres soldados de las FDI eran celebradas por su dedicado servicio mediante una serie de eventos realizados en su honor. La ceremonia principal, llamada “Mujer de valor”, incluía discursos del primer ministro Benjamín Netanyahu, del portavoz de la Knéset, Yuli Edelstein, y de la presidenta de la Corte Suprema, Miriam Naor.

“La historia del pueblo judío está llena de mujeres que fueron modelos a seguir, tal como lo son ustedes”, dijo Netanyahu, alabando a las mujeres soldados y policías que han arriesgado —y a veces incluso perdido— sus vidas enfrentando a terroristas palestinos. “Estoy encantado de ver el profesionalismo, la determinación y la habilidad de las soldados en el aire, mar y tierra, y en todas las áreas de las FDI”.

Ahora, que nuevamente ha vuelto a los titulares la posibilidad de que se reanuden conversaciones entre Israel y la Autoridad Palestina, es imperativo recordar que hay una guerra en desarrollo. Y, como escribió George Orwell en 1943, “difícilmente existe algo como una guerra en la que no hace diferencia quién gane. Por lo común, uno de los bandos apuesta más o menos por el progreso, y el otro más o menos por lo contrario”.

En este caso, existe una clara herramienta para medir qué lado es el que busca el progreso: aquel que honra a sus mujeres, y no aquel que las mata por deshonrar a sus hombres. ¿Pero dónde están los gritos y alegatos de las feministas? Obviamente están dirigidos en contra de Israel.

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