Yahya Mahamid, árabe musulmán, soldado en las FDI

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La nueva vida del joven que hasta los 17 años, había oído sólo sobre odio a Israel.

Uno podría escuchar o leer a Yahya Mahamid y creer sin problemas que está ante el testimonio y los sentimientos de un gran patriota judío amante de su país, Israel. En realidad, es así… salvo lo de “judío”. Yahya es ciudadano israelí, nacido en Umm al-Fahm, miembro de la minoría árabe musulmana. Y desde marzo del 2018, es soldado en las Fuerzas de Defensa de Israel. Desde hace meses, sirve en la Brigada Najal.

Hace varias semanas, al conmemorarse el día recordatorio de los caídos, Iom Hazikarón, y celebrarse inmediatamente después Iom Haatzmaut, un nuevo Día de la Independencia, escribió en su Facebook:

“Durante 71 años,los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel defendieron a este gran país, dieron todo por el futuro de Israel y el pueblo israelí. Yo no entendía plenamente cómo podemos pasar del día recordatorio en el que elevamos la memoria de los que dieron sus días y apoyamos a sus seres queridos, a momentos de orgullo y celebración.

Hoy comprendo que sin lo primero, lo último sería imposible. Escribo esto desde mi base, es mi primer Iom Haatzmaut en el que tengo el privilegio de ser parte de algo grande, algo que siento como un sueño. Hoy, yo y otros, estaremos juntos en la frontera más caliente de mi país, protegiendo al pueblo de Israel . Y agrega con una carita con guiño: 'Ya hemos celebrado en la base'".

Y resume con la conocida frase en hebreo: «No dormirá el guardián de Israel”.

Yehia en la frontera con Gaza. Posteó esta foto el 8 de abril.

Yahya en la frontera con Gaza. (Posteó esta foto el 8 de abril).

En noviembre del año pasado, en uno de sus varios textos interesantes en las redes sociales, en medio de la seria escalada con Hamas y  Jihad Islámico,Yahya escribió: “Por favor no suban aquí detalles, videos sobre dónde caen los cohetes que vuelan desde Gaza. Eso puede socavar nuestra seguridad nacional y la seguridad de los soldados”. Y agrega: “Es en momentos como éste que la nación israelí más muestra coraje y solidaridad. Deseamos que nuestros soldados alrededor de la Franja de Gaza estén sanos y salvos y que esta locura termine pronto!”.

Yehia, en Facebook:

Yahya, en Facebook: «En el distrito sur, pronto para lo desconocido e imprevisto».

Es para restregarse los ojos, ¿verdad?

Aunque ha ido en aumento la cantidad de árabes musulmanes ciudadanos de Israel que defienden abiertamente a Israel e inclusive deciden enrolarse a la policía o a Tzahal, cada uno de estos testimonios —y más que nada el entusiasmo y las emociones de Yahya Mahamid— vuelve a dejarnos boquiabiertos.

Yahya Mahamid nació y creció en Israel, pero hasta los 17 años no hablaba  hebreo. Su padre falleció cuando él era pequeño y él creció en Umm al-Fahm con su mamá y su hermana. Lo que oía a su alrededor sobre el país en el que era ciudadano, eran expresiones negativas, y odio hacia Israel. Todo eso hacía que no se sintiera parte del país en el que había nacido.

Hasta que un verano, en las vacaciones, decidió ir a trabajar a un hotel en Tel Aviv. Fue la primera vez que tuvo contacto directo con judíos. Un encuentro singular que le significó mucho, fue con un religioso en un puesto de JABAD, que le sugirió colocarse “Tefilín”, pensando que era judío. Yahya contó al periodista Itay Vered de “Hadshot 10” : “Siempre había oído que los religiosos odian a los árabes  y he aquí que le contesto al hombre que no soy judío, espero su reacción y lo que él me dijo fue ´no importa si no eres judío, lo que importa es que seas una buena persona’. Y yo me quedé como preguntando ¿Cómo? ¿Qué dijo?”.

Yahya comenzó a pensar distinto sobre Israel y su sociedad. El cambio fue fuerte y seguro, pero no lo hacía público.

En el 2014, el secuestro de los tres jovencitos israelíes Gilad Sher, Naftali Frenkel y Eyal Ifrah, que tiempo después resultó habían sido asesinados por Hamas, cambió su vida. Vio los informes por televisión, sus rostros jóvenes, el detalle de sus edades, miró a su madre y pensó qué estarán sintiendo en ese momento las madres de los tres, según contó en una entrevista al mencionado periodista de televisión israelí. “Sé cómo se pone mi madre si no le contesto el teléfono. Y pensé cómo estarán sintiéndose las madres de ellos tres”.

Al enterarse por las redes sociales de la campaña para liberación de los tres secuestrados-que en ese momento de hecho ya estaban muertos- Yahya decidió ser parte. Tomó una bandera de Israel, escribió en un papel el hashtag “Bring back our boys” —o sea “Devuelvan a nuestros muchachos”— y publicó su foto.

Las amenazas no demoraron en llegar, tanto a él como a su familia. “Que toda tu familia se muera. Que violen a tu madre. Hay que atarlo a un coche y arrastrarlo hasta que muera”, fueron sólo algunas de las perlas. La policía le advirtió que su vida corría peligro.

Yahya decidió dejar Umm al-Fahm y mudarse a Jerusalem.

En ese momento, ya estaba marchando por un nuevo camino. Su forma de pensar cambió totalmente, su forma de ver a Israel ya nunca fue la misma. En el marco de la organización StandWithUs hizo un gran trabajo de esclarecimiento, contando al mundo la verdad tal cual él la veía como ciudadano árabe musulmán de Israel. Pero para él, esto no pasaba solamente por contar la realidad israelí tal cual ahora la comprendía, sino por la posibilidad de unir a dos pueblos, seguro  que judíos y árabes pueden convivir en paz. “Podemos vivir juntos y aportar a ello es para mí una misión sagrada”, aseguró.

Al multiplicarse las amenazas sobre su familia, la madre pidió a Yahya que deje ese camino, que abandone la nueva actividad que había emprendido. Yehia aclaró que no puede, que eso equivaldría a traicionar sus sentimientos más profundos. Ello condujo a un rompimiento con su madre, con quien dejó de hablar.

Tiempo después de ese corte, se enroló al ejército.

En la hermosa entrevista que Yahya concedió a Itay Vered de “Hadshot 10”, contó que un buen día, su comandante le habló sobre la importancia de la familia, recalcando que “es lo más importante en la vida”. “Me dio el teléfono y me dijo: ´ve a llamar a tu mamá´”.Cuando lo oyó, su  madre se puso a llorar. Con una sonrisa Yehia contó que una de las primeras cosas que la madre le preguntó, fue si come bien. Hacía dos años que no hablaban.

La madre estuvo presente en el acto en el que prestó juramento en el Muro de los Lamentos, lo cual hizo por supuesto no sobre la Biblia sino sobre el Corán.”Le expliqué que aquí juramos como soldados en Tzahal, para cuidar al pueblo de Israel. Y a mamá le gustó mucho la ceremonia”, contó. Luego estuvo también en el acto en el que recibió la boina verde del Najal.

Hoy en día Yahya continúa en buen contacto con la madre y la hermana. Él sigue sin ir a Umm al-Fahm, la ciudad en la que nació. Pero no se arrepiente de nada y está seguro que llegará el momento en que la situación mejorará y él podrá volver. Mientras, sigue adelante con su verdad, fiel al camino que eligió.

Yehia mirando a Umm el Fahem, a la que sigue sin entrar. (Captura de pantalla de Hadshot 10)

Yahya mirando a Umm al-Fahm, a la que sigue sin entrar. (Captura de pantalla de Hadshot 10)


Publicado originalmente en semanariohebreojai.com

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