El insulto de Natalie Portman a Israel

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El momento no podría haber sido más inapropiado.

La misma noche en que Israel celebró su 70 aniversario, Natalie Portman, la súper estrella de Hollywood que nació en Israel, decidió hacer público su rechazo a uno de los premios más prestigiosos que Israel otorga cada año “por los logros destacados de individuos que alcanzaron la excelencia y el renombre internacional en sus respectivos campos y que representan el carácter del pueblo judío”.

El último noviembre, Natalie Portman fue elegida para recibir el premio Génesis en una emotiva ceremonia programada para el mes de junio. Este premio, conocido como el Premio Nobel de Israel y establecido por Mikhail Fridman y otros adinerados empresarios rusos judíos en asociación con la Oficina del Primer Ministro de Israel y la Agencia Judía, le otorga al elegido un millón de dólares (este año lo incrementaron a $2 millones) para distribuir a una causa de caridad a su elección.

Asombrosamente, Portman anunció su retiro, informando al comité en esta fecha tardía que eventos recientes “la forzaron a reconsiderarlo” y que ya no estaba interesada en venir a Israel y recibir un premio de la tierra donde nació y de su pueblo. Sin dar especificaciones, ella dejó claro que no podía seguir adelante con lo planeado “por cuestiones de conciencia”. Los oficiales creen que su decisión de cancelar el premio fue en respuesta a que Israel disparó a los palestinos que protestaron en las demostraciones en la frontera de Gaza a comienzos de este mes. Su decisión fue elogiada por el movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones).

La fundación del premio Génesis anunció que se verá forzada a cancelar la ceremonia y aunque los $2 millones serán distribuidos a grupos que defienden los derechos de las mujeres en Israel, Portman no decidirá a dónde va el dinero.

La ministra de cultura y deportes de Israel, Miri Reguev, denunció el rechazo de Natalie Portman a recibir un premio de su patria natal por cuestiones políticas.

La ministra de cultura y deportes de Israel, Miri Reguev, denunció el rechazo de Natalie Portman a recibir un premio de su patria natal por cuestiones políticas. “Me entristeció oír que Natalie Portman ha caído como un fruto maduro en manos de quienes apoyan el movimiento BDS”, afirmó, y asoció de esta forma la decisión de la actriz de cancelar el premio con el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel. “Natalie, una actriz judía que nació en Israel, ahora se une a aquellos que se refieren al éxito y la maravilla del renacimiento de Israel como ‘una historia de oscuridad y oscuridad’”.

La referencia de Reguev fue una alusión a la película en la cual la actriz hizo su debut como directora en el 2015: “Una historia de amor y oscuridad”, una adaptación de la novela autobiográfica del autor israelí Amos Oz, filmada en Jerusalem. Quizás es más apropiada la observación de Ankala V Subba respecto a que “la gratitud viene en un espectro de colores, pero la ingratitud siempre es negra”.

Un premio significativo que en esencia debía ser apolítico, ahora se volvió tan politizado que los líderes del movimiento BDS publicitan felices el rechazo de Portman como una indicación de la indignación mundial ante la forma en que Israel se enfrenta con un grupo terrorista que ha declarado que su objetivo es destruir a todo Israel e incita a empujar la cerca protectora para llevar adelante sus metas nefastas.

Portman aclaró sus declaraciones el viernes y dijo: “Mi decisión de no asistir a la ceremonia del Premio Génesis ha sido mal interpretada por algunas personas. Déjenme hablar por mí misma. Yo elegí no asistir porque no quiero que parezca que apoyo a Benjamín Netanyahu, quien iba a dar un discurso en la ceremonia. Asimismo, no formo parte del movimiento BDS y no lo apoyo”.

Pero el daño ya estaba hecho. PACBI, la rama académica y cultural del movimiento BDS elogió la decisión de Portman: “Después de décadas de terribles violaciones de los derechos humanos en contra de los palestinos, la reciente masacre de los pacíficos manifestantes en Gaza ha vuelto su marca tan tóxica que incluso conocidas figuras culturales israelí-norteamericanas como Natalie Portman ahora se niegan a blanquear descaradamente los crímenes israelíes y las políticas de apartheid”, dijeron en un comunicado.

Nadie le exige que esté perfectamente de acuerdo con todas las políticas de Israel; ella tiene permitido sentir que Israel es imperfecto.

Elegida para recibir un gran honor como ejemplo de los valores judíos, con su comportamiento Natalie Portman sólo se avergonzó a sí misma. Nadie le exige que esté perfectamente de acuerdo con todas las políticas de Israel; ella tiene permitido sentir que Israel es imperfecto. Pero esa no es una razón para tomar una decisión que les da la oportunidad de jugar a los enemigos de Israel y que muchos interpretan como una forma de abandonar a su país. Ella hubiera ejemplificado el verdadero espíritu del premio si hubiese comprendido la moraleja de una fuerte historia que ocurrió con uno de los galardonados en el pasado.

Otra persona que recibió el premio Génesis fue Itzjak Perlman, el famoso violinista. Lo que ocurrió en uno de sus conciertos permite entender cómo se debe reaccionar ante la imperfección. Esto ocurrió en la noche del 18 de noviembre de 1995, cuando Pertlman subió a dar un concierto en el escenario del Avery Fisher Hall en el Lincoln Center en la ciudad de Nueva York.

La audiencia estaba sentada en silencio mientras Perlman, quien de niño sufrió de polio, caminó lentamente por el escenario con sus muletas y aparatos ortopédicos.

Durante el concierto, hubo un problema. Apenas estaba terminando los primeros compases, se quebró una de las cuerdas de su violín. Se pudo oír su chasquido. No cabía duda respecto a lo que él debía hacer. La gente pensó que se pondría de pie, ajustaría los broches de las prótesis de sus piernas, tomaría las muletas y saldría del escenario, ya fuera para buscar otro violín o para encontrar una cuerda para cambiar la que se había quebrado.

Pero no fue eso lo que hizo. En cambio, él esperó un instante, cerró los ojos y le señaló al director que volviera a empezar. La orquesta comenzó y él siguió tocando desde donde había parado. Y tocó con tal pasión, con tal fuerza y tal pureza como nunca antes lo habían escuchado.

Es imposible tocar una obra sinfónica con sólo tres cuerdas. Pero esa noche Itzjak Perlman se negó a aceptarlo. Se lo podía ver modulando, cambiando y recomponiendo la pieza en su cabeza. En un momento, sonó como si estuviera desafinando las cuerdas para obtener de ellas nuevos sonidos, diferentes a los que alguna vez habían producido.

Cuando terminó, hubo en el salón un silencio absoluto. Entonces la gente se puso de pie y lo ovacionó. Toda la audiencia estaba de pie, gritando y aplaudiendo, haciendo todo lo que estaba a su alcance para demostrar cuánto valoraban lo que acababa de hacer.

Él sonrió, se secó el sudor de la frente, levantó el arco para pedir silencio y entonces dijo (no con jactancia, sino en un tono tranquilo, pensativo y reverente): “Saben, a veces la tarea del artista es encontrar cuánta música puede seguir tocando con aquello que le queda”.

Itzjak Perlman se enfrentó maravillosamente con la imperfección. Este fue un enorme mensaje para todos. Natalie Portman de repente vio lo que ella percibió (erróneamente, yo agregaría) como una imperfección en su tierra patria, y ella escogió responder de una forma degradante y dañina hacia la bella bondad que le habían ofrecido.

Al negarse a aceptar el premio Génesis, Natalie Portman dejó perfectamente claro que nunca mereció haberlo recibido.

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