El rabino que soñó con cerrar todas las sinagogas

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Rav S. Hirsch escribió: “Si todas las sinagogas fuesen cerradas por manos judías, eso constituiría la mayor protesta contra el abandono de la Torá en el hogar y en la vida diaria”.

A fines del siglo XIX, obviamente sin saber nada sobre el coronavirus, Rav Shimshon Rafael Hirsch escribió este estremecedor párrafo:

“Si tuviera el poder, provisionalmente cerraría todas las sinagogas durante cien años. No tiembles ante esta idea, corazón judío. ¿Qué pasaría? Los judíos que desearan seguir siendo judíos, al no tener sinagogas, se verían obligados a concentrarse en una vida judía y en un hogar judío. Los oficiales judíos conectados con la sinagoga tendrían que buscar entonces la única oportunidad que les quedaría: enseñar a jóvenes y ancianos cómo vivir una vida judía y cómo construir un hogar judío. Si todas las sinagogas fuesen cerradas por manos judías, eso constituiría la mayor protesta contra el abandono de la Torá en el hogar y en la vida diaria”. Rav Shimshon Rafael Hirsch (citado en la “Introducción del traductor” a Joreb, “La clasificación de las mitzvot”, pág. 1 XIX)

Es de esperar que nuestra cuarentena actual inspirada por el coronavirus sea lo más cerca que podemos estar de ver cumplirse la extraña idea de Rav Hirsch respecto al cierre de las sinagogas. Sin embargo, Rav Hirsch aludió a algo que necesitaba y sigue precisando una rectificación urgente. ¿Es posible que haya llegado el momento para hacer algo al respecto?

Durante demasiado tiempo la sinagoga reemplazó la centralidad del hogar en la vida judía. Seguro, las sinagogas son los lugares ideales para las reuniones judías, la plegaria comunitaria y las celebraciones del ciclo de vida. Pero la vida transcurre principalmente en el hogar, rodeada de las influencias más profundas que cualquiera puede llegar a tener: nuestros padres.

Rav Hirsch apunta a que si queremos formar a la nueva generación de judíos, el judaísmo y la Torá necesitan cobrar vida sobre todo en nuestros hogares. ¡Tenemos que sacar la Torá del arca y llevarla a nuestra sala!

Eso es lo que estamos haciendo muchos al no poder ir a una sinagoga. En la noche del viernes, las familias hicieron juntas Kabalat Shabat en sus casas. Muchas organizaciones incrementaron su presencia en línea y hay disponibles una plétora de oportunidades digitales para descargar o ver en vivo que permiten que nuestra casa se inunde de una corriente constante de pensamientos espirituales e inspiradores. De nosotros depende transformar este período de incertidumbre global en una valiosa oportunidad de crecimiento y de experiencias familiares.

Sin poder ir a la oficina, muchos de nosotros pasamos en casa más tiempo de lo habitual. Esto significa que nuestros hijos pueden ver por completo cómo pasamos nuestro tiempo, tanto nuestras horas de trabajo como de descanso. Si bien es fácil tratar de convencer a nuestros hijos para que aprovechen sabiamente todo el tiempo que ahora tienen en sus manos en vez de adormecer sus mentes en frente de sus computadoras y consolas de videojuegos, podemos entender por qué nuestras palabras caen en oídos sordos cuando nosotros mismos pasamos todo nuestro tiempo libre de la misma manera.

Imaginen qué poderosa impresión pedagógica podemos transmitir al usar nuestras noches para estudiar Torá en la mesa del comedor o al encontrar maneras de usar nuestro tiempo libre para expresar nuestros valores. Como todos sabemos, lo que marca la diferencia en la transmisión de los valores familiares es lo que nuestros hijos ven. Por lo tanto, este es el momento ideal para darle vida al judaísmo dentro de tu hogar.

En este período difícil tratemos de elevarnos. Después de sólo una semana de estar encerrados en casa, todos nos sentimos un poco locos y al borde de un ataque, y es mucho más fácil descargar nuestro enojo y frustración sobre hijos y cónyuges cuando las cosas no marchan de la forma que deseamos. ¡Los valores judíos interpersonales de paciencia, compasión y amor ahora están en juego más que nunca!

Esta es una época inusual, por decirlo suavemente. También es una oportunidad inusual para impartir nuestros valores judíos a nuestros hijos. Probablemente no volveremos a tener esta oportunidad otra vez.

Aprovechemos al máximo el mensaje del Rav Hirsch.
 

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