Siente el dolor de Israel

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Israel está bajo ataque. ¿Nos importa lo suficiente como para hacer algo al respecto?

Nuestros hermanos y hermanas en Israel están bajo ataque. ¿Nuestros corazones y nuestras almas se unen a nuestros amigos y parientes en Israel o damos la espalda a su miedo y a su dolor?

En los últimos días se vivieron niveles de violencia que Israel no enfrentó en años. Hamás, el grupo terrorista que controla la franja de Gaza con mano férrea, arrojó más de 1000 misiles a Israel. Cinco israelíes murieron hasta el momento.

Las sirenas sonaron en incluso en Jerusalem. En el sur y el centro de Israel las familias viven con miedo, bajo una lluvia de misiles. En la ciudad de Lod, turbas violentas de árabes salieron a la calle. "Esto es la 'noche de los cristales rotos' en Lod", anunció el intendente Yair Revivo en medio de la espantosa violencia. "Incendiaron sinagogas y cientos de automóviles. Cientos de matones árabes merodean por las calles… En Lod estalló la guerra civil…".

Autos en llamas en Lod, tras haber sido encendidos por los matones árabes, 11 de mayo 2021

Este año mi hijo está estudiando en una ieshivá en Israel. "No te preocupes, estoy a salvo", me escribió el Día de Jerusalem, cuando Hamás disparó 7 misiles a Israel, en dirección a Jerusalem. Mi hijo quiso que supiera que había ido a visitar a nuestros primos ancianos y que estaban todos protegiéndose en las escaleras de su edificio. "Escuché la explosión", me escribió unos minutos más tarde. Rápidamente quise saber qué pasaba con otros amigos que viven en Israel. "Estamos en el refugio antibombas", me dijo una amiga, y agregó que sus hijos estaban aterrorizados. Uno de los niños se cayó en las escaleras al correr hacia el refugio y se lastimó.

En medio de todo este horror, necesito conectarme y escribo a algunos amigos informándoles que mi hijo por el momento está a salvo, y que Israel está bajo ataque. Descubrí que para algunos judíos en la diáspora, Israel parece estar demasiado lejos, algo muy remoto. Me estremeció la falta de emoción que observé por parte de algunos de mis hermanos judíos.

Israel está luchando por su seguridad. Las Fuerzas de Defensa están luchando, controlando los disturbios y atacando sitios en Gaza. Muchos árabes murieron en la lucha. Las pasiones están encendidas. Sin embargo, la falta de simpatía que encontré no parece surgir de pasiones políticas sino exactamente lo opuesto, de la apatía.

Algunas organizaciones judías a las que estoy afiliada enviaron emails describiendo la situación y pidiendo nuestras plegarias. El director de la escuela de mi hijo menor envió un email a los padres en medio de los ataques de misiles a Israel, informándonos que nuestros hijos están rezando por la seguridad de Israel y alentándonos a agregar nuestras voces a sus plegarias por la paz. Participé por Zoom en un par de reuniones de organizaciones judías y los encuentros comenzaron con discusiones y en un caso recitando Tehilim por Israel. Tratamos de expresar solidaridad, rezamos y sentimos el dolor de Israel.

Por eso me sorprendieron tanto las reacciones de otros judíos que ven en las noticias que Israel está bajo ataque y, a pesar de eso, dan vuelta la cara desinteresados.

Enfocarse en las malas noticias que llegan de Israel puede ser molesto. Pero es crucial para determinar qué clase de personas queremos ser. En principio, la mayoría de los judíos probablemente dirán que les importa la unidad judía, que valoran acompañar al estado judío. En este momento de crisis es exactamente cuando hay que actuar.

Con las noticias moviéndose a un ritmo tan acelerado, puede ser desconcertante tratar de encontrarle sentido a lo que está sucediendo. Muchos de los titulares sobre Israel son tan sombríos que puede resultar difícil saber qué podemos hacer para ayudar. Pero tenemos que intentarlo.

Podemos rezar por la paz de Israel. Formular nuestras propias plegarias o recitar Tehilim, la antigua forma de plegaria judía cuando estamos en situaciones apremiantes. (En este link puedes encontrar Tehilim traducidos al español).

Podemos dar tzedaká (caridad). Estudiar textos judíos. Decidir cumplir otra mitzvá o hacer más buenos actos. Con toda la oscuridad que enfrentan nuestros hermanos y hermanas en Israel en este momento, es imperativo no dar vuelta la cara a su peligro y su dolor.

Durante los últimos días, pensé mucho en mi abuelo Frank, un judío de Viena que no logró salir de Europa antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial y durante muchos meses tuvo espantosas experiencias hasta que finalmente pudo encontrar lugar en un barco que lo llevó a los Estados Unidos. Cuando llegó a Chicago, traumatizado y con heridas de guerra, unos parientes lejanos que vivían allí lo invitaron a cenar.

En vez de preguntarle cómo estaba y sentir su dolor, sus parientes se pasaron la noche quejándose porque debido a la guerra era difícil encontrar una gran variedad de sabores de helados...

Ahora es el momento de dar un paso al frente y preocuparnos por nuestros hermanos judíos. Israel está bajo ataque. Otra “noche de los cristales rotos” tiene lugar frente a nuestros propios ojos. Ahora es el momento de preocuparnos, de sentir, de rezar y de actuar. No podemos dejar que este momento pase sin hacer algo al respecto.
 

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