Shimón Peres: La cara de Israel

7 min de lectura

Recordando al incansable líder judío, cuya vida encarna la saga del estado de Israel.

Pocas personas personificaron a Israel como lo hizo Shimón Peres, quien falleció el año 2016 a la edad de 93 años.

Nacido en Bielorrusia en 1923, la vida de Shimón Peres reflejó muy de cerca la vida del estado judío, a cuya fundación y desarrollo él dedicó su larga vida de servicio público. En cada era en la que vivió, Peres fue un jugador clave en el escenario mundial, siempre trabajando para proteger a los judíos y al estado judío.

Infancia en el Shtetl

Shimón Peres nació en una familia de grandes sabios de Torá; él era descendiente directo de Rav Jaim Volozhiner, y sus abuelos estaban sumergidos en el estudio de Torá. Él más adelante comentó que sus recuerdos más antiguos fueron de ir a la sinagoga y estudiar textos judíos con su zeide (abuelo). En Iom Kipur, Peres comentó después, su abuelo cantaba el servicio de Kol Nidré; “De hecho”, escribió Peres en sus memorias, “su voz aún parece resonar en mis oídos, y cada año, en Iom Kipur, esa misma sensación de asombro aún me da un profundo escalofrío interno”.

Aunque Peres recordó su infancia como idílica, la creciente violencia antisemita, incluyendo el asesinato de un judío en su pequeño pueblo a manos de antisemitas, y ruinosos boicots e impuestos de negocios anti-judíos hacían la vida intolerable. Cinco años antes de que el Holocausto borrara del mapa a la judería europea, Peres fue enviado a Israel a la edad de 11 años, en donde ayudó a construir el emergente estado judío.

Años más tarde, después de la Segunda Guerra Mundial, Peres se enteró de lo que le había ocurrido a su querido abuelo, “Los alemanes, ayudados por colaboradores locales, llevaron a todos los judíos dentro de la sinagoga de madera, mi abuelo a la cabeza. Ellos se pusieron su Talit mientras los alemanes cerraron las puertas e incendiaron el lugar y sufrieron la milenaria muerte de mártires judíos”. Peres escribió: “Me imaginé a mi abuelo ofreciendo su último rezo a Dios, en esa dulce voz suya que aún canta de forma inolvidable en mi memoria”.

Vida de Kibutz

La familia de Peres se asentó en Tel Aviv, pero al final del noveno grado, Peres dejó su hogar para ir a una escuela internado. Los niños refugiados escapando de la Europa de Hitler llovían en el naciente estado judío y las aldeas de jóvenes (en efecto, orfanatos gigantes) estaban siendo construidas para dar acogida a estos niños traumatizados. A pesar de que aún era un niño, Peres se ofreció para mudarse a Bet Shemen, una comunidad cerca de Tel Aviv y ayudar a protegerla de terroristas árabes.

Siendo todavía un adolescente, Peres se unió a la Haganá, la fuerza de defensa judía y precursora del ejército de Israel. Cada noche él realizaba turnos para cuidar la escuela. Años más tarde, él recordó esos años como “uno de los periodos más felices de mi vida”. Él conoció a su futura esposa, Sonia, en Bet Shemen, mientras peleaba para la Haganá, ayudando a proteger a judíos en el área de los disturbios árabes de 1936-39.

Después de la secundaria, Peres se mudó al kibutz Geva, en donde trabajó como pastor y granjero. El éxito en las cosechas en el rocoso suelo era difícil y el kibutz era pobre. Cada kibutznik tenía exactamente dos mudas de ropa: una para trabajo y una para Shabat. El kibutz también tenía un traje formal de hombre (que consistía en una camisa, un par de pantalones y una chaqueta de ejercito inglés que tiñeron de color negro), que todos los miembros del kibutz compartían. Peres lo usó para su boda con Sonia en el kibutz en 1945.

La Guerra de Independencia de Israel

A finales de los años 40, Peres subió de rango dentro de la Haganá, tomando la responsabilidad de procurar personal y armas. Cuando Israel declaró la independencia en mayo de 1948, el Primer Ministro David Ben-Gurión nombró a Peres para dirigir la fuerza naval de Israel. Aunque aún era un hombre joven, él escribió posteriormente: “Estaba muy sobrecargado con todos mis otros deberes: adquisición de armas, producción de armas, inteligencia, investigación y desarrollo”.

La presión era enorme. A tan sólo horas de declarar la independencia, el novato estado judío fue invadido por Jordania, Egipto, Siria y Líbano. Mientras los israelíes luchaban por su propia vida, las armas que Peres consiguió hicieron la diferencia entre la vida y la muerte.

Aunque Israel aún estaba luchando por su propia vida, Peres ayudó a definir el tipo de nación que su nuevo país apuntaba a ser, ordenando lo que fue quizás la primera operación de rescate humanitario en el extranjero. Cuando un terremoto atacó a Grecia, él ordenó que Israel enviara barcos para ayudar en los esfuerzos de rescate allí.

Rescate en Entebbe

Peres sirvió en varios cargos de alto rango en el gobierno de Israel a lo largo de los años 50, 60 y 70. El 27 de junio de 1976, él era Ministro de Defensa, cuando Israel recibió una terrible noticia: terroristas del Frente Popular para la Liberación de Palestina, ayudados por la División Occidental del ejército alemán, habían secuestrado un avión comercial francés que viajaba de Israel a Francia.

Los terroristas obligaron al avión a volar a Entebbe, Uganda, en donde liberaron a aquellos pasajeros que no eran judíos o israelíes. Durante seis tensos días, Israel sopesó cómo responder. Los terroristas estaban demandando la liberación de prisioneros en Israel, Kenia y Alemania, y Peres se convirtió, dentro del gabinete de Israel, en un fuerte opositor a acceder a sus demandas, presionando al entonces Primer Ministro Itzjak Rabin a responder militarmente.

El momento decisivo de Peres fue cuando se reunió con Yoni Netanyahu, un miembro de la unidad militar elite que estaría a cargo del ataque (Yoni era el hermano mayor del actual Primer Ministro de Israel Benjamín Netanyahu). “Mi impresión fue de exactitud e imaginación”, contó Peres tiempo después. Calmado, él convenció al resto del gabinete de Israel para que enviaran a las fuerzas especiales de Israel a derrotar a los terroristas y rescatar a los rehenes.

El 3 de julio, Israel envió cuatro aviones de carga Hércules C-120H, llevando a más de 100 soldados y escoltados por aviones de combate Phantom. Los aviones volaron 4.000 kilómetros hasta Uganda. Una hora después de aterrizar, los combatientes israelíes ya habían rescatado a los rehenes. Los siete terroristas fueron asesinados. Tres rehenes israelíes y un soldado, Yoni Netanyahu, murieron en la batalla.

Peres después recordó escuchar las noticias. Él había estado despierto por días y estaba agotado en su oficina. El alivio sobre el atrevido rescate se convirtió en horror cuando un colega llegó con las noticias: “Shimón… Yoni falleció. La bala le llegó en la espalda y atravesó su corazón. Le dispararon desde la torre de control”.

“Me volteé hacia la pared”, cuenta Peres, y por primera vez durante esa tensa semana, dejó salir sus sentimientos y lloró. Después, cuando conmemoraron la atrevida operación de rescate, Peres la apodó Operación Yonatan.

Propuestas de paz

Peres tuvo uno de los cargos más altos en el gobierno de Israel en los años 80, incluyendo Primer Ministro (1984-6), Ministro de Relaciones Exteriores (1986-8) y Ministro de Finanzas (1988-90).

En 1992, Peres una vez más se convirtió en el Ministro de Relaciones Exteriores de Israel. Él fue uno de los jugadores clave en las negociaciones que llevaron a la controversial firma de la Declaración de Principios con la OLP en septiembre de 1993, que en teoría debería haber dado paso en menos de cinco años a un acuerdo formal y permanente. Peres ganó el Premio Nobel a la paz, junto con el Primer Ministro de Israel Itzjak Rabin y el líder de la OLP Yasir Arafat. La OLP eventualmente hundió cualquier compromiso formal con el estado judío.

Aunque la OLP nunca surgió como un verdadero compañero para la paz, Peres si ayudó a negociar un importante tratado de paz en esa época: el Tratado de Paz de Israel con Jordania de 1994, acabando con la declaración de guerra de 46 años de Jordania a Israel, la cual aún estaba en efecto.

“Yo nací optimista y he seguido siéndolo toda mi vida”, escribió Peres en sus memorias. Incluso cuando acuerdos de paz permanentes parecían evasivos, Peres siguió comprometido con sus sueños de que algún día el estado judío disfrutaría de paz con aquellos que están comprometidos a su aniquilación.

En ausencia de verdaderos compañeros para la paz, Peres hizo lo que pudo en su propia vida para iniciar paz y cooperación entre Israel y sus enemigos. En 1997, fundó el Centro Peres para la Paz, el cual ha proporcionado tratamiento médico de emergencia a cerca de 12.000 niños árabes, ha ingresado a 250 doctores y profesionales de la salud árabes en hospitales israelíes y promueve la cooperación entre judíos y árabes en negocios y arte.

Conociendo al Jafetz Jaim

Dr. David Luchins, profesor de Touro College y presidente del departamento de ciencias políticas, cuenta esta historia. En septiembre de 1993, el día después de Iom Kipur, el ya fallecido Senador Daniel Patrick Moynihan y Luchins se reunieron con Peres quien era entonces el Ministro de Relaciones Exteriores de Israel. El Senador Moynihan había pedido la reunión por mandato del Rav Aarón Soloveichik, quien tenía varias preguntas sobre la reciente firma de los Acuerdos de Camp David.

Peres estaba ansioso por el apoyo del Rav y nos dio respuestas detalladas a cada pregunta (desgraciadamente, todo lo que él predijo que podía “salir mal” ocurrió así en el corto plazo).

Al final de la reunión el Senador Moynihan le agradeció a Peres por su fuerte apoyo a Jerusalem Fellowships, un proyecto de Aish HaTorá en el cual el senador era Presidente y Fundador Honorario. Peres se animó: “Senador, déjeme decirle por qué apoyo a Jerusalem Fellowships y a las Ieshivot. Hace más de 60 años, cuando tenía tan sólo 8 años de edad, yo ya era un ardiente trabajador sionista. Yo tenía un tío religioso que estaba preocupado por mi falta de fe y me arrastró a la aldea de Radin a conocer al Jafetz Jaim, el venerado Rav Israel Meir Kagan”.

Peres continuó: “El gran rabino y yo tuvimos una buena charla. Él citó a Maimónides y yo respondí con Marx, él citó el Talmud y yo cité a Ushishkin, el Jafetz Jaim comenzó a llorar y puso sus manos en mi cabeza y me bendijo. ‘El Aibeshter (Dios) me dio una vida larga. Que te de a ti lo mismo. Deberías ir como deseas a Eretz Israel y convertirte en un gran líder del pueblo judío. Pero recuerda mein kind, ¡que no puedes tener un estado judío sin el Aibeshter y la Torá del Aibeshter!”.

Peres se puso bastante emocional: “Senador”, declaró, “ayer fue Iom Kipur. Yo no ayuno todo el día. Mi esposa sí. Yo no paso el día en la sinagoga. Pero cada noche de Iom Kipur pienso en lo que me dijo el Jafetz Jaim y me doy cuenta de cuán ciertas fueron sus palabras… y esa es la razón por la que apoyo a Jerusalem Fellowships y Aish HaTorá”.

Shimón Peres nunca dejó de trabajar, y nunca dejó de lado su creencia en un futuro mejor. En el 2015, la revista Time le preguntó al entonces hombre de 92 años: “Cuando recuerda los más de 70 años de servicio público que ha realizado, como fundador del estado de Israel, como arquitecto de los Acuerdos de Oslo, ¿de qué está más orgulloso?”.

Peres respondió como él siempre había vivido: “De las cosas que voy a hacer mañana”.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.