Judaísmo y el Programa de los 12 Pasos

7 min de lectura

Bases para alcanzar una recuperación de por vida

Publicados por primera vez en 1939 en el libro titulado "Alcohólicos Anónimos," los doce pasos fueron desarrollados por los fundadores de AA como un método para recuperarse del alcoholismo. Desde entonces el programa ha sido adaptado para tratar una miríada de comportamientos compulsivos y obsesivos – adicción a substancias como narcóticos, o a procesos, como las apuestas.

Más de 50 programas diferentes han evolucionado en los últimos 70 años, con millones de personas de todo el mundo que se han beneficiado directamente con el programa de los doce pasos.

Dado que mucha de la recuperación de los doce pasos ocurre al interior de encuentros grupales anónimos, es difícil hacer una evaluación de manera controlada. Por lo mismo, algunos miembros de las comunidades científicas y médicas no están seguros de testificar acerca de su efectividad en otras aproximaciones más clínicas. En cualquier caso, pregúntale a la mayoría de las personas que han pasado un tiempo significativo en las "salas de recuperación" y ellos te dirán que no tenían ninguna oportunidad de tener éxito antes de participar en la ayuda de los doce pasos.

Interesantemente, el programa de los doce pasos está basado en un paradigma de crecimiento personal que el judaísmo ha enseñado por más de 3000 años.

El programa de los doce pasos está basado en un paradigma de crecimiento personal que el judaísmo ha enseñado por más de 3000 años.

La primera cosa que salta a la vista cuando uno analiza los doce pasos, es que el comportamiento adictivo es mencionado sólo una vez – en el Paso Uno: "Nosotros admitimos que no tenemos control sobre – poner aquí lo que corresponda – y que nuestras vidas se han vuelto inmanejables". En ninguna otra parte los doce pasos hablan directamente del hábito compulsivo, porque los fundadores de AA entendieron que la adicción es una enfermedad de tres caras:

  • Física: Fuertes deseos.
  • Emocional: Utilización de la adicción como una medicina y como una distracción para lidiar con los asuntos desafiantes de la vida.
  • Espiritual/Intelectual: No solicitarle a Dios ayuda para enfrentar el problema, pensando testarudamente que yo lo puedo hacer sólo.

Por lo tanto, la solución requiere incluir estos tres aspectos:

  • Física: Abstención.
  • Emocional: Desarrollar habilidades y actitudes sanas para enfrentar las situaciones difíciles de la vida.
  • Espiritual/Intelectual: Humildemente aceptar que no tengo control sobre este comportamiento y pedirle a Dios que me ayude a lograr lo que yo no puedo lograr solo.

Los sabios han enseñado que este modelo es el fundamento para la existencia tanto a nivel individual como global.

"Shimon el justo dice: el mundo se sostiene sobre 3 cosas – Torá (espiritual/intelectual), servicio (físico) y actos bondadosos (emocional)". Ética de Nuestros Padres 1:2. El proceso de Teshuvá (crecimiento personal y arrepentimiento) está enraizado en estos tres pilares de nuestro ser:

  • El intelecto puede ser dirigido ya sea hacia la arrogancia o hacia la humildad (y la conexión con el Creador).
  • Las emociones pueden servir a los celos y al egoísmo, o a la entrega y la preocupación por otros.
  • Los instintos físicos pueden ser dejados libres para que sigan los deseos y la auto-indulgencia, o pueden ser encausados y canalizados para alcanzar un propósito superior.

"Rab Eleazar HaKaper dice: los celos, los deseos y la arrogancia remueven a la persona del mundo". Ética de Nuestros Padres 4:28.

El judaísmo nos enseña que la persona debe alcanzar la excelencia en tres relaciones paralelas: 1. Con uno mismo; 2. Con otros; 3. Con Dios.

Relación conmigo mismo implica mantener un registro honesto de mi carácter en cuanto a mis fortalezas y mis defectos; conciencia de mi propósito de vida y tomar responsabilidad sobre mis actos.

Relación con los demás se traduce en cumplir con el rol personal de cada uno en este mundo, pensar cómo puedo beneficiar a los demás, y estar consciente del impacto que tengo en aquellos con los que tengo contacto.

Una relación con Dios me pone en contacto con el Poder Infinito en este mundo, conectándome con el placer último y trascendente, y me permite humildemente ver mi lugar en el grandioso esquema de la Creación.

Pasos Uno Al Tres

Mirando a través de este prisma, podemos ver cómo los Doce Pasos enfrentan estas tres relaciones en el proceso de recuperación.

  • Paso Uno: Admitimos estar sobrepasados por – lo que corresponda – y que nuestra vida se ha vuelto inmanejable.
  • Paso Dos: Llegamos a creer que un poder más grande que nosotros mismos puede sanarnos.
  • Paso Tres: Tomamos la decisión de redirigir nuestra voluntad y nuestras vidas hacia la preocupación por Dios, como nosotros lo entendemos.

Los pasos comienzan con una intensa autoconciencia y con el reconocimiento de la raíz del problema – la inhabilidad de cambiar el comportamiento sólo con la voluntad, y reconocer las consecuencias de mi conducta (paso uno: relación del individuo consigo mismo).

Los pasos dos y tres son una transición en la relación entre el individuo y Dios, reconozco que el Creador del Universo puede cambiar mi conducta (paso dos) si tomo las medidas necesarias (paso tres). Puesto en términos simples "Yo no puedo, Él si puede, creo que Lo voy a dejar".

Algunos discuten equivocadamente que declararse impotentes va en contra de la visión que tiene el judaísmo acerca del libre albedrío – "Si en realidad decido hacer algo, seré capaz de vencer cualquier obstáculo".

Sin embargo, el Talmud nos dice lo contrario. Se nos enseña que el Ietzer Hará de la persona (su inclinación hacia el mal) se hace más fuerte y se renueva cada día. Y que sin la ayuda de Dios, no somos capaces de sobreponernos (Kidushin 30b).

Un postulado básico del judaísmo es que todo está en las manos del Todopoderoso, excepto por el temor reverente al Cielo (Brajot 33b). La única autonomía que poseemos en este mundo es la percepción (yiré) – vernos a nosotros mismos en relación al Creador del Universo, con el consiguiente sobrecogimiento que resulta de tal observación. Nosotros tenemos la libertad de elección, pero depende completamente del Todopoderoso que esta elección se traduzca exitosamente en acción.

La enfermedad de la adicción no es más que el Ietzer Hará, nuestro ser más bajo, manifestándose en las personas dado un particular desafío en la vida. Sin Dios somos realmente impotentes.

Pasos Cuatro al Siete

  • Paso Cuatro: Hacer una introspección y un riguroso inventario moral de nosotros mismo.
  • Paso Cinco: Admitir frente a Dios, frente a nosotros mismo y frente a otros seres humano la naturaleza exacta de nuestras faltas.
  • Paso Seis: Estar completamente dispuestos a que Dios remueva nuestros defectos.
  • Paso Siete: Solicitarle a Él, humildemente, remover nuestros defectos.

El proceso de recuperación continúa con un completo y valiente inventario personal (jeshvón ha-nefesh). El paso cuatro se enfoca, entre otras cosas, en el desafío de la arrogancia, el egoísmo y la indulgencia que se encuentran frecuentemente en los adictos mientras están en la agonía del comportamiento compulsivo.

Reconocer estos defectos de carácter frente a uno mismo, frente a Dios y hablarlos con otras personas versadas en recuperación, es clave para corregir la conducta. Esto no es una confesión o búsqueda de absolución, como algunos concluyen erróneamente, sino que se trata de un método de tres etapas de detección e identificación concreta de fallas específicas para construir un plan de acción efectivo.

La contabilidad espiritual es una piedra fundamental para el desarrollo del carácter en el judaísmo. Trabajar con un socio (javruta) o con un rabino para hablar de asuntos y desarrollar estrategias para mejorar es una práctica que se recomienda (pasos cuatro y cinco: la relación de la persona consigo misma).

En los pasos seis y siete, nuevamente vemos una transición en la relación de la persona con Dios. Reconocemos que Él es la fuente del éxito para alcanzar nuestros objetivos, y se nos invita ser pro-activos para solicitar esa asistencia.

Pasos Ocho Al Diez

  • Paso Ocho: Hacer una lista de todas las personas a las que hemos dañado, y estar dispuestos a disculparnos con todos ellos.
  • Paso Nueve: Arreglar las relaciones con esas personas, cuando sea posible, excepto cuando hacerlo los heriría a ellos o a otros.
  • Paso Diez: Continuar con un inventario personal y cuando estamos equivocados, admitirlo rápidamente.

¿Cómo podemos pedir perdón a nuestro Creador si no estamos dispuestos a tomar responsabilidad por nuestras acciones para con otros?

La responsabilidad en nuestra interacción con otros está claramente delineada en estos tres pasos. El comportamiento adictivo puede tener un impacto negativo en personas tanto lejanas como cercanas al adicto. La recuperación es en gran parte un proceso de sanación, no sólo de nosotros mismos, sino también de cualquier relación que pudimos afectar negativamente.

La costumbre universal de identificar los problemas y roces con aquellos que están cerca nuestro para pedirles perdón, es una práctica común en nuestras actividades previas a Iom Kipur: ¿Cómo podemos pedir perdón a nuestro Creador si no estamos dispuestos a tomar responsabilidad por nuestras acciones para con otros?

Pasos Once y Doce

  • Paso Once: Mejorar nuestro contacto consciente con Dios a través del rezo y de la meditación, rezando sólo para conocer Su Voluntad y para tener la fuerza necesaria para llevarla a cabo.
  • Paso Doce: Habiendo tenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratar de llevar este mensaje a otros alcohólicos, drogadictos, comedores compulsivos, jugadores compulsivos, etc. Y poner en práctica estos principios en todos nuestros asuntos.

Los pasos continúan con la responsabilidad colectiva de continuar invirtiendo en nuestra conexión individual con Dios, al mismo tiempo que nuestra obligación comunitaria de usar nuestra recuperación para ayudar a otros. Puesto en términos simples: "No puedes recibirlo a menos que lo regales". Como lo enseña Maimónides, el nivel más alto de cumplir con la mitzvá de amar a Dios, es ayudar a que otros hagan lo mismo.

Vemos una sinopsis de nuestra relación de tres etapas en estos últimos dos pasos. La recuperación efectiva requiere un foco consistente en la abstinencia física de la sustancia o comportamiento, así como atención continua al crecimiento emocional y espiritual. La complacencia es un crimen capital cuando se trata de adicción.

En verdad, es una sentencia fatal para todos nosotros, adictos o no. La única cosa garantizada que tenemos en la vida es la muerte y, por lo mismo, cada momento es una oportunidad preciosa de crecimiento. Este entendimiento quizás derribe la última valla que algunos pueden encontrar antes de meterse en el programa de los Doce Pasos.

"Yo ya tengo una religión, no necesito esto. No viene de una fuente judía".

Los fundadores de AA fueron extremadamente cuidadosos de distanciar este proceso de cualquier religión estructurada, por miedo a alejar un alcohólico que podría haberse beneficiado. Ellos entendieron que sólo a través de la acción física, emocional y espiritual uno puede alcanzar una recuperación de por vida de la temida enfermedad de la adicción.

Como judíos, esto ciertamente nos resulta familiar. No como un substituto de nuestra observancia de las mitzvot; sino como una herramienta para mejorar nuestra práctica judía y nuestra relación con el Todopoderoso. ¿Acaso el judaísmo posee en si mismo las herramientas para el crecimiento personal y la mejora? ¡Absolutamente!

En todo caso, los adictos se pueden beneficiar ciertamente de un proceso diseñado específicamente para enfrentar el inmenso desafío que por tanto tiempo ha paralizado a tantos. Numerosos judíos que han entrado en las salas de recuperación, combatiendo multitud de adicciones testifican la mejoría de su observancia judía al remover la nube del comportamiento compulsivo.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.