¿Cómo ser un intelectual?

6 min de lectura

En Karate existen diferentes cinturones que denotan diferentes niveles de habilidad. En el judaísmo también existen cinco cinturones que representan los 5 niveles del refinamiento intelectual.

¿Eres un intelectual?

Antes de que empieces a buscar las cajas en el ático donde guardaste tus exámenes de coeficiente intelectual de la escuela, trata de contestar otra pregunta:

¿Puedes definir el término “intelectual”?

Intelectual no es sinónimo de inteligente. Un intelectual es alguien que usa su cabeza para dirigirse en la vida, en lugar de dejarse guiar por su corazón. El “coeficiente intelectual” es irrelevante respecto a ser un verdadero intelectual.

Ser un intelectual

¿Por qué es tan importante ser un intelectual para tener una vida exitosa?

Tu automóvil no ha funcionado bien el último tiempo, por lo que lo llevas al mecánico. El mecánico palpa el capó de tu vehículo y te dice que necesita un carburador nuevo.

Entonces le preguntas: “¿Cómo sabes que necesito un nuevo carburador?”.

Sencillo. Puse mis manos en el capó y sentí que necesita un nuevo carburador”.

¿Los “sentimientos” del mecánico son suficientes como para que gastes 300 dólares? Lo dudo. Tú quieres hechos concretos, no sentimientos.

Quieres hechos concretos, no sentimientos.

Pero irónicamente, cuando se trata de los asuntos más importantes de la vida, la gente suele seguir sus emociones en lugar de su cabeza, a pesar de que las emociones por lo general nublan nuestra percepción de la realidad.

Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto? En Karate existen diferentes colores de cinturones que denotan diferentes niveles de habilidad. En el judaísmo también existen cinco cinturones, los cuales representan los cinco niveles del refinamiento intelectual.

Cinturón blanco: Define tus términos

No puedes empezar ningún proceso intelectual a menos que tengas una definición.

“¿Eres un bafustik?”.

“¿Qué es eso?”.

“Sólo responde la pregunta: ¿Eres un bafustik o no?”.

“No sé de qué estás hablando”.

Hasta que no obtengas una definición objetiva, no podrás formarte una opinión inteligente.

“¿Eres una buena persona?”.

“Sí, siento que soy una buena persona”.

Para contestar realmente esta pregunta, primero necesitas definir el término “buena persona”. Una vez que tengas una definición objetiva podrás determinar si estás viviendo coherentemente con esa definición. La falta de una definición adecuada no sólo es algo tonto, sino que también puede ser peligroso. Muchas personas sacrificaron sus vidas por causas que “sintieron” que eran buenas. Inclusive Hitler creía estar “haciendo el bien” al librar al mundo de “la peste judía”. Pero por alguna razón, algo salió mal.

Si realmente deseas ser una buena persona, necesitas más que tus sentimientos.

Si realmente deseas ser una buena persona, necesitas más que tus sentimientos para determinar si estás logrando tu objetivo o no. Necesitas una manera clara de medirlo.

“El juego de yo-tú-él”

El judaísmo tiene un concepto llamado “El juego de yo-tú-él”. Está basado en la premisa de que cuando nos referimos a nosotros mismos, retratamos nuestra mejor cara. Cuando discutimos con alguien, pero no queremos insultarlo en su cara, lo retratamos de gris. Y cuando hablamos sobre alguien que no está allí para defenderse, lo retratamos de negro. “Yo” soy blanco. “Tú” eres gris. “Él” es negro.

Eres el pasajero de un automóvil que va a 100 kilómetros por hora cuesta abajo por la cornisa de una montaña. Mientras temes por tu vida, volteas hacia el conductor y le dices:

“¿No crees que estás siendo un poco insensato?”.

“¿Yo? No. Yo soy valiente. ¡No le temo a nada!”.

Si tienes suerte y sales vivo para contarlo, dirías: “Ese tipo es un tonto imprudente”.

El conductor se refiere a sí mismo como “valiente”. Cuando hablas con él lo llamas “insensato” y cuando hablas con una tercera persona lo denominas “un tonto imprudente”. ¿Cuál es la realidad?

Trabajando con definiciones objetivas podemos analizar la situación sin que las emociones personales se interpongan en el camino:

Valiente: Toma riesgos necesarios por un propósito que vale la pena. (Por ejemplo, correr a un edificio en llamas para salvar a los niños que están atrapados).

Insensato: Toma riesgos innecesarios con un noble propósito. (Por ejemplo, corre para salvar a los niños, pero sin una vestimenta protectora).

Tonto imprudente: Toma riesgos innecesarios sin ningún propósito que valga la pena. (Por ejemplo, correr al edificio sólo para ver las llamas).

Ahora regresemos al auto que va a 100 kilómetros por hora. Volteas hacia el conductor y le dices: “¿Por qué estás poniendo en peligro nuestras vidas? ¿Cuál es el propósito que hace que valga la pena?”.

El conductor tendrá que aceptar que es un tonto imprudente.

Eso es ser un intelectual. Guiarte con la cabeza en lugar de dejarte llevar sólo por tus emociones. Si no lo haces, siempre estarás atorado en el nivel de: “Yo soy valiente y él es un tonto imprudente”.

Cinturón naranjo: Aplica tus definiciones

Un día, mientras caminaba por el bosque, el rey se dio cuenta de que muchos árboles tenían una flecha incrustada justo en el medio de un blanco. Entonces el rey ordenó una búsqueda para dar con el paradero de aquel talentoso arquero, quien resultó ser un niño de tan sólo 10 años de edad.

El rey le pidió que hiciera una exhibición de lanzamiento, y el niño aceptó con gusto. Entonces, tomó una flecha y la lanzó hacia el árbol. Después de eso, tomó pintura, ¡y fue a pintar el blanco alrededor de la flecha!

¡Una cosa es tener definiciones y otra cosa es utilizarlas!

No aplicar tus definiciones es como tirar una flecha y después pintar el blanco. Tenemos una definición intelectual, pero no somos consecuentes con lo que decimos. Simplemente asumimos que lo que sentimos “dará en el blanco”.

Un intelectual de cinturón naranjo no sólo tiene definiciones, sino que también las aplica para descubrir qué tan certero será su lanzamiento antes de soltar la flecha.

Cinturón rojo: La mente guía las emociones

Aparece en todos los anuncios de cigarrillos, en cada uno de los gigantescos anuncios de la carretera, justo debajo de la imagen de la atractiva pareja que está fumando, y en la cobertura de todas las cajas de cigarrillos: “El Ministerio de Salud ha determinado que fumar cigarrillos es peligroso para la salud”.

Entonces, ¿por qué hay millones de fumadores? ¿Es posible que no estén conscientes del riesgo de contraer cáncer a los pulmones y enfermedades coronarias por fumar?

Tus pensamientos deben influenciar la manera en la que actúas.

El deseo de fumar oscurece la realidad. “Sé que es dañino, pero igual me gusta fumar”. El entendimiento intelectual no controla las emociones y, por lo tanto, el conocimiento práctico es finalmente derrotado por las emociones.

A veces, es necesaria una mayor dosis de realidad —como un ataque cardiaco— para forzar a las emociones a alinearse con el entendimiento y finalmente dejar de fumar.

Para ser un intelectual de cinturón rojo, tus pensamientos e ideas deben influenciar la manera en la que actúas. En otras palabras, fumar se debe convertir en algo que no “tienes ganas” de hacer.

Si tu percepción intelectual dice: “Sí. Es verdad”, entonces, introduce esa información a tus emociones.

Cinturón café: Utiliza tu mente para planificar tu vida

Tu mente es una linterna que te guía a través de la oscuridad y te ayuda a descubrir la realidad. Vivir basado sólo en tus emociones es apagar la luz y emprender tu camino sumido en la oscuridad.

Al utilizar tu mente para aclarar los asuntos importantes, estás creando una forma de vida más efectiva:

¿Cuáles son mis metas en la vida?

¿Qué quiero lograr?

¿Para qué estoy viviendo?

Debes estar constantemente consciente de todo lo que haces.

Cuando vuelvas a casa después del trabajo y estés con tus hijos, pregúntate: ¿Por qué estoy aquí? ¿Estoy en casa para escapar de las presiones de la oficina y sentarme a ver televisión, o quiero pasar un buen tiempo con mis hijos y hacerles saber cuánto los quiero?

Sé proactivo, no reactivo. Tener las prioridades claras es sólo el primer paso. Planea por adelantado qué, cómo y por qué vas a hacer las cosas. Después, al acabar el día, evalúa y haz correcciones para el siguiente día.

Tu mente es una linterna que te guía a través de la oscuridad y te ayuda a descubrir la realidad.

Examina tu vida, detectando y trabajando constantemente las áreas que necesitan ser mejoradas. Nuestros sabios dicen: “Si ves a una persona sabia (un verdadero intelectual) cometer un error en la noche, no pienses mal de él en la mañana, porque seguramente ya corrigió su error”.

El intelectual de cinturón café utiliza su mente para planear y se asegura de vivir su vida acorde con ese plan.

Cinturón negro: Vive con lo trascendental

En el nivel más alto, el intelectual utiliza su mente para vivir en la realidad suprema: la realidad de la existencia de Dios. El intelectual alcanza este nivel cuando ha perfeccionado su conciencia de que Dios siempre lo está observando, ayudando e instruyendo. El intelectual de cinturón negro siempre se pregunta: ¿Qué mensaje me está enviando Dios a través de este evento?

Primero debes investigar la evidencia y determinar si Dios está ahí. Después debes luchar para elevarte y llegar a ser uno con Él. Camina con Dios. Comparte Su poder y que la Fuerza te acompañe.

 

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