[Historia Judía #65] El Estado de Israel

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Después de que los británicos negaran el ingreso de los sobrevivientes del Holocausto a Israel, la ONU votó a favor de la partición de la tierra.

Los británicos rompieron su promesa a los judíos mientras creaban nuevos países árabes en el territorio que perteneció al Imperio otomano. Además, debido a la presión y revueltas árabes, los británicos le negaron el ingreso a la tierra de Israel a los judíos que huían del Holocausto. Incluso después de que terminó la guerra, conociendo la magnitud de lo ocurrido en el Holocausto y a pesar de haber miles de sobrevivientes varados en campos de refugiados, los británicos se rehusaron a ceder.

Una de las acciones más indignantes de los británicos tuvo relación con el barco de refugiados Éxodo, el cual fue interceptado por la Armada Real en 1947 en el Mar Mediterráneo con 4.500 judíos a bordo. El barco fue conducido al puerto de Haifa con escolta británica, desde donde los sobrevivientes del Holocausto fueron transferidos forzosamente a otro barco y enviados de vuelta a Alemania vía Francia.

Aba Eban, que en aquella época era coordinador de un comité especial de la ONU llamado Comité Especial para Palestina, o UNSCOP (sigla en inglés), persuadió a los representantes de la ONU para que fueran a Haifa a ver de primera fuente la brutalidad de los británicos hacia los judíos.

El historiador Martin Gilbert incluye el relato de Eban sobre lo ocurrido allí en su libro Israel: A History (Israel: Una historia, p. 145):

“[En Haifa], los cuatro miembros presenciaron una ‘operación horripilante’. Los refugiados judíos habían decidido no aceptar el maltrato dócilmente. Si alguien quisiese saber a qué se refería Churchill con ‘guerra sucia’, lo hubiese descubierto al ver a los soldados británicos usando las culatas de los rifles, mangueras y gas lacrimógeno contra los sobrevivientes de los campos de exterminio. Hombres, mujeres y niños fueron aprisionados por la fuerza, encerrados en jaulas bajo los muelles y enviados fuera de aguas palestinas. Cuando [los cuatro miembros de la UNSCOP] volvieron a Jerusalem, Eban recordó: ‘Estaban pálidos por el asombro. Pude ver que sólo les preocupaba una cosa: si esta era la única forma en que el Mandato Británico podía continuar, entonces era mejor que no continuara’”.

La ONU divide Palestina

Los británicos también querían salirse del problema. Tenían 100.000 soldados/policías para mantener el control de una población de 600.000 judíos y 1,2 millones de árabes (interesantemente, hasta su independencia en 1947, tenían la misma cantidad de oficiales controlando India, ¡cuya población era más de 350 millones!).

Y así ocurrió que los británicos dejaron el asunto en manos de la ONU, la cual decidió terminar el Mandato Británico sobre lo que quedaba de Palestina (después de la creación de Jordania) y dividir el territorio restante entre los árabes y los judíos, basándose en la realidad demográfica del país. Las áreas con mayoría de población judía irían a los judíos, las que tenían mayoría árabe irían a los árabes, y Jerusalem quedaría bajo control internacional. La propuesta señalaba que los judíos recibirían: una franja angosta de tierra sobre el Mediterráneo, incluyendo Tel Aviv y Haifa; un territorio alrededor del Kineret (Mar de Galilea); un gran territorio en el sur, que era el inhabitable desierto del Néguev. Mientras que los árabes recibirían: la Franja de Gaza; un territorio del norte, incluyendo la ciudad de Tzfat (Safed) y Galilea occidental; toda la región montañosa central de Judea y Samaria (conocida hoy como Cisjordania), hasta el río Jordán.

La reacción árabe ante este plan puede ser resumida en las palabras de Azzam Pasha, el secretario general de la Liga Árabe:

El mundo árabe no va a ceder… Las naciones nunca ceden; las naciones luchan. No recibes nada a través de medios pacíficos o de ceder. Puedes, quizás, recibir algo, pero sólo utilizando la fuerza de tus manos… Puede ser que perdamos Palestina. Pero es muy tarde ya para hablar de soluciones pacíficas.

A pesar de tal oposición árabe, el 29 de noviembre de 1947, la ONU votó a favor de este plan de partición (1). De las naciones votantes, 33 votaron a favor (incluyendo a Estados Unidos y la Unión Soviética), 13 naciones en su mayoría árabes votaron en contra, y 11 se abstuvieron. Insensibles hasta el final, los británicos no votaron a favor, sino que se abstuvieron. También anunciaron que no cooperarían en la ejecución del plan de partición y que se irían de Palestina el 1 de agosto de 1948, pero después adelantaron la fecha de salida para el 15 de mayo.

A pesar de lo desilusionados que estaban los judíos por la porción que había sido destinada para al estado judío, sintieron que después de toda la espera y el dolor, algo era mejor que nada. Sin embargo, los árabes, siempre exigiendo el máximo posible, rechazaron la resolución de la ONU. Al día siguiente comenzaron los disturbios árabes, y dos semanas después comenzaron a llegar a Palestina voluntarios de los países árabes vecinos para luchar contra los judíos (2).

Los británicos, felices de salirse de la situación, estaban empacando para irse y no prestaron atención a lo que ocurría. Escribe David Ben Gurión en su obra Israel: A Personal History (Israel: Una historia personal, p. 65):

“Los británicos no levantaron un dedo para detener la invasión militar. También se negaron a cooperar con el comité de la ONU encargado de supervisar la implementación de la resolución de la Asamblea General. Al mismo tiempo, los árabes que vivían en el distrito destinado a convertirse en el estado judío comenzaron a evacuar sus hogares y mudarse a los estados árabes vecinos bajo la orden del Alto Comité Árabe” (3).

En medio de la confusión, comenzaron disturbios en los que casi 1.000 judíos fueron asesinados por los árabes en los cuatro meses siguientes. Uno de los peores incidentes ocurrió el 13 de abril de 1948. Un convoy de doctores y enfermeras que se dirigía al Hospital Hadasa, en el Monte Scopus, fue emboscado por árabes. El hecho ocurrió a 200 metros de una estación de policía inglesa. Después de un tiroteo de siete horas, en el que los británicos casi no participaron, prácticamente todos los miembros del convoy (77) fueron asesinados. Algunos de los cuerpos estaban tan quemados que 24 de ellos nunca fueron identificados (4).

En medio de todo esto, los británicos alentaron sigilosamente a Abdula, el Rey de Jordania, a invadir y anexar las secciones árabes a su reino. Pero para Abdula eso no era suficiente: también quería Jerusalem. Como resultado, Jerusalem quedo sitiada.

El foco de la batalla durante abril y mayo de 1948 fue la ruta hacia Jerusalem que atraviesa las montañas. Los vehículos que transitan esta ruta quedan completamente expuestos a los francotiradores que se encuentren en las colinas a los costados del camino. Era por esta ruta que debían llegar todas las provisiones para los judíos de la ciudad, pero los vehículos que las llevaban no lograban pasar. Soldaron placas de acero a los camiones en un intento de crear primitivos vehículos blindados que pudieran soportar las constantes emboscadas, pero el angosto y sinuoso camino, junto con el sobrepeso de los vehículos, los transformaron en blancos fáciles. Muchos fueron destruidos y los cargamentos con los tan necesitados alimentos y otras provisiones no llegaban a Jerusalem. Los residentes del Cuarto Judío de la Ciudad Vieja estaban completamente desconectados y el hambre reinaba.

La lucha más intensa por el control de la ruta hacia Jerusalem ocurrió en Kastel, en las montañas al oeste de Jerusalem. En Kastel había una fortaleza antigua y las fuerzas árabes utilizaron la zona para atacar a los convoyes. El 5 de abril de 1948 la Haganá lanzó un ataque contra las posiciones árabes sobre la autopista Jerusalem-Tel Aviv y Kastel. La lucha fue intensa y la posesión cambió de manos muchas veces. Luego ocurrió algo asombroso. Un joven judío yemenita, que no era especialmente conocido por su destreza como tirador, mató a Abdul Khader el-Husseini, el líder de las fuerzas árabes. Desmoralizadas, las fuerzas árabes cancelaron el contraataque y al día siguiente abandonaron sus posiciones para asistir al funeral. Como resultado, un convoy inmenso de 250 camiones pudo reabastecer a la ciudad, y luego se sucedieron muchos convoyes más. Escribe Berel Wein en Triumph of Survival (p. 397):

[En Shabat, el 17 de abril de 1948] los judíos abandonaron las sinagogas y, con sus mantos de rezo aún sobre los hombros, ayudaron a descargar el convoy. El bloqueo a Jerusalem se había interrumpido por un momento. Sin embargo, los árabes montaron un fuerte contraataque y para finales de abril habían cortado el camino a Jerusalem nuevamente… durante las siete semanas siguientes Jerusalem estuvo aislada.

Nace un nuevo estado

La fecha oficial dada por las Naciones Unidas en su voto de partición para la creación de las dos entidades nuevas fue el 15 de mayo de 1948. Por lo tanto, el 14 de mayo sería el último día del Mandato Británico. A las 4 p.m., los británicos bajaron su bandera e inmediatamente los judíos alzaron la propia.

Era una bandera diseñada en 1897 por el Primer Congreso Sionista. Era blanca (el color de la novedad y la pureza) y tenía dos franjas azules (el color del cielo) como las franjas de un talit, el manto de rezo, que simbolizaba la transmisión de la tradición judía. En el centro estaba la Estrella de David.

Así, el 14 de mayo (5 de iyar) de 1948 a las 4 p.m., a pesar de la inmensa presión internacional para que no se declarara la independencia, Israel se declaró un estado independiente. Después de 2.000 años, la tierra de Israel volvía a estar en manos de los judíos.

David Ben Gurión leyó la Declaración de Independencia por la radio:

La Tierra de Israel fue el lugar de nacimiento del pueblo judío. Aquí fue formada su identidad espiritual, religiosa y nacional. Aquí lograron la independencia y crearon una cultura de importancia nacional y universal. Aquí escribieron y le dieron la Biblia al mundo… Exiliado de Palestina, el pueblo judío continuó fiel a ella en todos los países de la dispersión, nunca dejando de rezar ni ansiar el regreso y la restauración de su libertad nacional. Consecuentemente nosotros, los miembros del Congreso Nacional, nos reunimos en solemne asamblea hoy y en virtud del derecho histórico y natural del pueblo judío y con el apoyo de la resolución del General de las Naciones Unidas, proclamamos el establecimiento del estado judío en Palestina, que será llamado Israel… Ofrecemos paz y amistad a todos los estados vecinos y a sus pueblos y los invitamos a cooperar con la nación judía independiente por el bien común de todos… Con confianza en la Roca de Israel, nosotros firmamos esta declaración en esta sesión del Consejo Provisional de Estado en la ciudad de Tel Aviv, en la víspera de Shabat el 5 de iyar de 5708, 14 de mayo de 1948.

Nota que la Declaración de Independencia de Israel, a diferencia por ejemplo de la de Estados Unidos, no menciona a Dios. Esto es porque los secularistas que dominaban la Agencia Judía se opusieron a algo así. ‘Roca de Israel’, que puede ser entendido ya sea como ‘Dios’ o como las ‘Fuerzas de Defensa de Israel’, fue un acuerdo intermedio.

Zeev Sharef, ministro israelí, describió la escena en su libro, Tres días:

El rabino Y. L. Fishman recitó la bendición de “Quien nos ha sustentado, mantenido y nos ha hecho llegar a este día”, con una voz temblorosa y un nudo en la garganta por la emoción. De repente se advirtió la magnitud de lo que acababa de hacerse. La importancia de la creación del estado… Cuando terminó la firma del documento, la orquesta tocó el Hatikva y parecía como si los cielos se hubiesen abierto y hubieran estado vertiendo una canción de alegría por el renacimiento de una nación. La audiencia quedó inmóvil, petrificada… “¡Se formó el Estado de Israel! ¡Esta asamblea ha terminado!”. Proclamar la independencia de un pueblo que había estado bajo la servidumbre de otras naciones durante 1887 años tomó 32 minutos… La gente se abrazaba… caían lágrimas de regocijo; pero también había tristeza por los hijos que habían caído y por los hijos cuyo destino estaba en el vientre del futuro… el dolor y temor bloqueaba los recovecos más profundos del corazón. Afuera, miles de personas se habían reunido… Las calles de Tel Aviv estaban llenas de gente…

La gente bailaba en las calles, pero no por mucho más tiempo…


Notas:

(1) Hay pocas dudas sobre que una de las razones principales de la ONU para apoyar un estado judío vino del sentimiento de culpa que tenía Europa por el Holocausto. La muerte de millones de judíos “compró” suficiente simpatía para permitir la creación de un estado judío. Lamentablemente, desde el voto de partición de la ONU en 1947, el historial de votos de la ONU respecto a Israel ha ido empeorando progresivamente: en 1975 la ONU votó que el sionismo es una ideología racista (resolución 3379) y desde 1990 dos tercios del TOTAL DE LAS RESOLUCIONES DE LA ONU han sido condenando a Israel. Para más información sobre este tema ver: Dore Gold, Tower of Babble-How the United Nations Has Fueled Global Chaos. New York: Crown Forum, 2004 y Eric Shawn, The U.N. Exposed-How the United nations Sabotages America's Security. New York: Sentinel, 2006.

(2) A pesar de que los ejércitos de los países árabes vecinos tuvieron que esperar que los británicos se fueran para invadir de manera oficial, la lucha real comenzó inmediatamente después del voto de partición de la ONU y los británicos no hicieron nada para detenerla.

(3) Ben Gurión, David, Israel: A Personal History, New York: Funk & Wagnalls, 1971, p. 65.

(4) Larry Collins & Dominique Lapierre, O Jerusalem, (Pocket Books, 1972), p. 327.

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