[Historia Judía #3] El mundo de Abraham

4 min de lectura

Entendiendo a Abraham, el “prototipo judío”, se puede entender lo que es un judío.

La historia judía no ocurre en el vacío. La historia de ningún pueblo ocurre así. Por eso, antes de mirar más de cerca a Abraham, primero debemos analizar el lugar que ocupa Abraham en el mundo de su tiempo.

Abraham aparece en un período de tiempo conocido como la Edad de Bronce Media, aproximadamente en el siglo XVIII antes de la era común (las primeras civilizaciones estaban caracterizadas por el metal que más utilizaban; la Edad de Bronce Media en el Oriente Próximo incluye el período de tiempo entre el 2.200 AEC y el 1.550 EC).

Mientras que la mayoría de los antropólogos cree que los homínidos – los predecesores del ser humano – se originaron en África, la civilización humana comenzó en el Oriente Próximo en la Mesopotamia, que es donde Abraham nació.

Cuando decimos civilización estamos hablando de gente viviendo junta en organizaciones sofisticadas, no de simples asentamientos de cazadores/recolectores o agricultores ni de un grupo pequeño de gente viviendo en cabañas. Hace cerca de 5.500 años, en el Oriente Próximo, hubo una evolución dramática de la humanidad: pasó de ser principalmente nómade cazadora/recolectora – pueblos que pasaban el día entero buscando comida – a pueblos que eran capaces de domesticar ganado y cultivar la tierra. Esto significa que podían criar animales para comerlos o utilizar su leche y sus cueros, y arar la tierra para cultivarla.

Cuando ocurrió esto, hubo un excedente de comida, lo que llevó al crecimiento de la población. La gente tenía tiempo para hacer algo más que buscar comida constantemente. Comenzaron a especializarse en diferentes tipos de labores –artesanos, intelectuales, sacerdotes y guerreros. Esto, a su vez, condujo a la creación de ciudades, al desarrollo social y político y a la creación de las artes: literatura, ciencia y demás. De acuerdo a la mayoría de las opiniones, las primeras civilizaciones del mundo se iniciaron en la región llamada el Creciente Fértil.

El Creciente Fértil

El Creciente Fértil abarca el área que se extiende desde el delta del Nilo en Egipto, la región oriental del Mediterráneo (la sección media en donde está ubicado Israel), hasta los ríos Éufrates y Tigris.

Los tres grandes ríos contribuyen poderosamente a la fertilidad de la tierra y, en consecuencia, al atractivo de esta área. El Nilo es un río increíble, es el río más extenso del mundo. De no ser por el Nilo, Egipto hubiera sido un desierto. En tiempos antiguos, el 3% de Egipto era cultivable y el 97% restante desierto. También el Éufrates y el Tigris son dos grandiosos ríos: recorren lo que es hoy Irak y Turquía, lo que los historiadores han llamado Mesopotamia, que en griego significa “entremedio de dos ríos”.

Hay algo de debate respecto al lugar en donde apareció la primera civilización, si en Egipto o en Mesopotamia (específicamente en la sección de la Mesopotamia llamada Sumer), pero nosotros estamos seguros de que la primera marca de la civilización – la escritura – se originó en Mesopotamia.

Aunque hoy lo damos por sentado, la escritura fue una invención tremenda. Comenzó con pictografías. Dibujas la figura de una vara y eso representa a un “hombre”. Después, esos dibujos evolucionaron a símbolos más abstractos que significaban sonidos fonéticos, hasta que eventualmente se convirtieron en un sistema de tres “letras”, cada una representando un sonido y combinándose juntas para formar una palabra que comunicaba una idea (hasta hoy, el hebreo está basado en un sistema de raíces de tres consonantes).

La escritura fue la invención más importante de la humanidad y el sello distintivo de la civilización. Toda la tecnología y el conocimiento de hoy dependen de esta acumulación colectiva de información transmitida con precisión, que ahora se origina tan rápido que no podemos seguirle el rastro.

Un Alma Parlante”

Desde una perspectiva judía, la capacidad de expresarse – tanto escribiendo como hablando – personifica la esencia del ser humano. Aprendemos que cuando Dios creó al primer ser humano – Adam – “respiró un aliento de vida dentro de sus fosas nasales y se convirtió en un alma viviente” (Génesis 2:7). La frase en hebreo lenefesh jaia, “alma viviente” también puede ser traducida como “un alma parlante” (Tárgum Ónkelos, Génesis 2:7).

La Encrucijada de la Civilización

De las dos primeras civilizaciones que se desarrollaron, Egipto es singular porque está rodeada por desierto, y por eso es prácticamente inaccesible. Egipto es una civilización que perduró cerca de 3.000 años. Para la supervivencia de una civilización, eso es un periodo de tiempo increíblemente largo. ¿Por qué sobrevivió durante tanto tiempo? Porque, gracias a su aislamiento, era una civilización difícil de invadir (1). Hicieron falta los griegos – específicamente Alejandro Magno – para acabar con Egipto, y entonces se convirtió en una colonia griega.

La Mesopotamia no tenía tales defensas naturales. Era un inmenso llano en medio de dos de las más grandes rutas de migración de muchos pueblos antiguos. Cualquier conquistador que salía de Asia o de Europa ponía su pie ahí. No tenía defensas naturales – no había montañas ni desiertos – y era una tierra fértil muy deseable.

Vemos que la tierra en esta parte del mundo cambió de manos muchas veces y que hubo en ella una gran cantidad de civilizaciones – asirios, babilonios, persas, griegos, romanos y, luego, por supuesto, los musulmanes.

En este turbulento lugar es donde comienza la historia judía – en el corazón de los ríos Tigris y Éufrates, en la cuna de la civilización. Era el sitio lógico para que comenzara la civilización en términos de cultura y agricultura. Y también era lógico que aquí apareciera Abraham: ya que si su destino era cambiar el mundo, él tenía que estar en el centro de la civilización. Si hubiera nacido esquimal o indígena, toda la historia de la humanidad hubiera sido diferente. Entonces, nuestra historia comienza en la antigua Mesopotamia, y desde ahí comienza la travesía de Abraham.

Notas:

(1) Egipto, en sus 3.000 años de historia, sólo fue conquistado tres veces: por los hicsos, los asirios y finalmente los griegos. Comparado con la Tierra de Israel, que ha sido conquistada y destruida docenas de veces.

EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.