[Historia Judía #56] La Zona de Asentamiento

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Esta área de Rusia, donde más oprimidos fueron los judíos, vio también el nacimiento de los logros más asombrosos.

La Ilustración napoleónica, que emancipó a los judíos de Europa Occidental, no llegó a Europa Oriental, donde vivían la mayoría de los judíos en los siglos XVIII y XIX.

Allí estaba ubicada la mayor concentración de judíos (unos cinco millones), representando el 40% de la población judía mundial.

Entre 1791 y 1915, la mayoría de los judíos que vivían en Europa Oriental estaban confinados por los zares de Rusia —lo cual comenzó con Caterina la Grande— en un área conocida como la ‘Zona de Asentamiento’. La Zona comprendía 25 provincias que incluían Ucrania, Lituania, Bielorrusia, Crimea y parte de Polonia (que había sido dividida entre Rusia, Prusia y Austria en 1772).

El lado occidental de lo que había sido Polonia fue absorbido por el imperio austrohúngaro. Esta mitad occidental de Polonia (que contenía importantes comunidades judías, como la de Galicia) tenía una cantidad menor —pero no insignificante— de judíos. La situación económica y física de los judíos del imperio Austrohúngaro era por lo general mucho mejor que la de sus pares que vivían en el límite occidental de la Rusia zarista.

Los judíos fueron expulsados específicamente de Moscú y San Petersburgo, siendo forzados a asentarse en la Zona. Posteriormente fueron expulsados también de las zonas rurales de la Zona, siendo forzados a vivir sólo en shtetls.

Pero, a pesar de la opresión, en la Zona ocurrieron algunas cosas increíbles.

Una razón es que la caridad —tzedaká, que en hebreo significa literalmente ‘justicia’— floreció, y los judíos se ayudaban mutuamente de gran manera. El historiador Martin Gilbert escribe en su Atlas of Jewish History (Atlas de historia judía) que ninguna provincia de la Zona tenía menos de un 14% de los judíos recibiendo ayuda económica, mientras que los judíos de Lituania y Ucrania sustentaban hasta el 22% de su población pobre:

“Entre las sociedades de caridad organizadas por los judíos estaban las que les daban ropa a los estudiantes pobres, comida kósher a los soldados, tratamiento médico gratuito a los pobres, dotes a las novias pobres y educación técnica a los huérfanos”.

Era un sistema de bienestar social increíblemente sofisticado. En tiempo de grandes dificultades, ningún judío era abandonado.

Este cuidado de unos por otros no pasó desapercibido entre los no judíos.

De hecho, desde la Edad Media encontramos que los sabios instituyeron takanot ‘decretos rabínicos’ prohibiendo la conversión al judaísmo (1). El temor principal era que hubiera una reacción antisemita en contra de los judíos por “robar” a un cristiano de su fe, pero también había otra razón para esto. ¿Por qué querría un cristiano convertirse al judaísmo, algo que posiblemente llevaría al arresto y a la ejecución? Se daban cuenta de que ningún judío había muerto de hambre en la calle, mientras que si eras un campesino cristiano podías perfectamente morir de hambre en la calle porque nadie iba a ayudarte. El gobierno no iba a hacerlo y la iglesia tampoco. Si bien la comunidad judía le daba caridad a sus vecinos gentiles, los rabinos no querían que el judaísmo fuera inundado por conversos insinceros que sólo buscaban salvar sus vidas convirtiéndose al judaísmo y beneficiándose del sistema judío de bienestar social.

Estudio de Torá

Otra cosa asombrosa que ocurrió en la Zona, a pesar de la opresión, fue la creación de la Ieshivá (academia de estudio de Torá) moderna.

El estudio de Torá (como vimos en el capítulo 52), era un “lujo” que por lo general no estaba al alcance de las masas de la judería de Europa Oriental en el siglo XVIII, y que se había vuelto algo exclusivo de la elite.

En 1803, Rav Jaim ben Itzjak de Volozhin (1749-1821), un estudiante del Gaón de Vilna, se propuso revolucionar el concepto de Ieshivá. La mayoría de las Ieshivot durante este período eran pequeñas instituciones de estudio sustentadas por las ciudades en donde estaban basadas. Rav Jaim propuso fundar una gran institución, para los mejores estudiantes, que sería sustentada por muchas comunidades.

Envió cartas a los Grandes Rabinos de las ciudades de todo Europa pidiéndoles que enviasen a sus mejores alumnos para estudiar en su Ieshivá de Volozhin, Lituania (que luego se llamó Etz Jaim, “Árbol de Vida”, en honor a su fundador), donde prometió brindarles apoyo financiero, los mejores profesores y un currículo estandarizado de gran nivel. La respuesta a esta carta fue muy positiva, y un gran número de jóvenes arribó a la Ieshivá de Volozhin, que finalmente enroló a 450 estudiantes.

Desafortunadamente la Ieshivá de Volozhin no duró mucho, ya que el gobierno zarista de Rusia vio lo que estaba ocurriendo e intentó forzarla a adoptar un currículo más secular para hacerla menos judía. La Ieshivá fue clausurada por el gobierno zarista en 1879 y reabierta en 1881. Si bien la institución pudo someterse a algunas de las demandas del gobierno zarista, la exigencia de que todo miembro de la facultad tuviese un diploma de una institución rusa reconocida para poder enseñar “lenguaje y cultura rusa” no fue aceptable. Así, la Ieshivá fue cerrada definitivamente en 1892 por los inspectores rusos y sus estudiantes fueron exiliados.

Si bien funcionó durante menos de cien años, llegó a convertirse en el modelo e inspiración para la Ieshivá moderna. Para cuando cerró Volozhin, ya había otras Ieshivot basadas en su mismo modelo que estaban funcionando, muchas de ellas fundadas por los estudiantes de Volozhin. Una carta escrita en 1865 por Rav David Moshé de Krynki, un ex estudiante de Volozhin, atestigua la grandeza de Rav Jaim y de la Ieshivá que fundó.

“…la Ieshivá de Volozhin es la madre y la fuente de todas las Ieshivot y de todo el Talmud Torá del mundo. Las demás son como tuberías que emanan de una fuente… antes de que nuestro sagrado rabino (Rav Jaim) fundara la Casa de Dios, el mundo estaba vacío, literalmente sin forma; estaba vacío, porque incluso el término Ieshivá era desconocido, ni hablar de las actividades que se desarrollan en ésta… Si no fuera porque nuestro sagrado rabino fundó su Ieshivá, la Torá hubiera sido, Dios no lo quiera, olvidada en Israel” (2).

Otra trascendental innovación de la época fue la fundación de la escuela para niñas Beit Yaakov. La escuela fue fundada por Sara Schnirer en Cracovia, Polonia, en 1918, y posteriormente evolucionó hasta convertirse en una gran red educativa que se esparció tanto a Estados Unidos como a Israel.

El movimiento de Musar

Durante el mismo período en que vimos el renacimiento del estudio de Torá, también surgió en la Zona un nuevo énfasis en lo que debería ser el enfoque principal de esos estudios. El ímpetu vino de un importante movimiento dentro del judaísmo, llamado el Movimiento de Musar (moralidad).

Su fundador fue un hombre muy poco común, Rav Israel Lipkin de Salant (1801-1883), más conocido como Rav Israel Salanter.

Se cuentan muchas historias sobre su bondad. Entre las más famosas está la historia de su desaparición en Iom Kipur de su sinagoga. Mientras la congregación se preguntaba por su bienestar y retrasaban el inicio del servicio hasta su arribo, una madre joven aprovechó la oportunidad para ir rápidamente a su casa para verificar el estado de su bebé, a quien había dejado solo. Allí encontró al rabino, meciendo la cuna. Al escuchar al bebé llorando, se había detenido para confortarlo, poniendo las necesidades de otro ser humano por sobre su propio bienestar espiritual.

Si bien Rav Salanter era el epítome de la bondad, también podía ser sumamente tajante cuando la ética o la moral estaban en juego. Esa fue su actitud cuando se enteró que los dos hijos de una viuda pobre estaban siendo reclutados por el ejército ruso porque un hombre rico había sobornado a los oficiales para que su hijo no fuera llevado. Él enfrentó a toda la comunidad en la sinagoga, tratando el tema para intentar hacer justicia para la viuda.

Rav Salanter estaba decidido a establecer el estudio de la moralidad y ética como un tema independiente dentro del gran currículo de estudio en las Ieshivot. Él sentía que un énfasis exagerado en el estudio talmúdico hizo que fuese dejada de lado la metodología para desarrollar una relación con Dios o para convertirse en una mejor persona con los demás. La senda de los justos, la obra del siglo XVIII del rabino cabalista Moshé Jaim Luzatto, fue adoptada como el manual del movimiento de musar.

En la época en que Rav Salanter inició sus estudios de musar, su sistema era controversial simplemente porque era nuevo. Los judíos ortodoxos estaban preocupados en un comienzo de que esta fuera otra forma de “reformismo” y que el tiempo invertido en el estudio de musar le quitaría tiempo al estudio de Talmud.

Pero el movimiento de musar superó las dudas y sus enseñanzas son ahora centrales en el plan de estudios de muchas Ieshivot.

Las más famosas de las Ieshivot que se especializan en el estudio de musar son Novardok, fundada en 1896 por Rav Yosef de Novardok, discípulo de Rav Salanter, y Slobodka, fundada en 1863 por Rav Noson Tzvi Fínkel (que se mudó a Hebrón, Israel, y después de ser destruida por los árabes se volvió a mudar a Jerusalem y Bnei Barak).

Otras Ieshivot, muchas de las cuales fueron fundadas por los graduados de la Ieshivá de Volozhin y que incorporaron las enseñanzas de Rav Salanter y el movimiento de musar, fueron:

  • Mir, fundada en 1815 (la grandiosa Ieshivá que se mudó a Shanghái durante el Holocausto y que eventualmente se reubicó en Jerusalem y Brooklyn).

  • Telshe, fundada en 1875 (ahora en Cleveland, Ohio).

  • Slutzk, fundada en 1896 (ahora en Lakewood, New Jersey).

  • Pressburg, fundada en 1807 por Rav Moshé Sofer (el Jatam Sofer) en el Imperio austrohúngaro (hoy llamado Bratislava, en Eslovaquia), fue la Ieshivá más grande e influyente de Europa Central.

Secularización forzada

Mientras que la mayoría de los estudiantes de Ieshivá aceptó y adoptó el movimiento de musar después de las dudas iniciales, los no ortodoxos continuaron oponiéndose a él.

El más grande de los oponentes era un grupo llamado los maskilim o ‘ilustrados’, que se oponían al judaísmo tradicional en todos los aspectos.

Este fue el grupo que ayudó al gobierno zarista a cerrar la Ieshivá de Volozhin. ¿Por qué? Porque los maskilim querían que sus compañeros judíos abandonaran el judaísmo y se unieran a la cultura rusa. Decían: “Estudiemos la cultura rusa… hablemos en ruso y escribamos en ruso… seamos iguales a ellos y así nos aceptarán, podremos integrarnos mejor a la sociedad y terminar la horrible pobreza en la que tantos viven”.

Una figura importante entre los maskilim era el Dr. Max Lilienthal (1813-1882), un judío alemán que llegó a Rusia como el director de la escuela judía iluminada de Riga. Eventualmente, el gobierno ruso (del zar Nicolás I) lo designó como ministro de educación judía, y él salió a convencer a los judíos de la Zona sobre la “buena intención” de establecer para ellos un nuevo sistema educativo.

Un vistazo a parte del plan creado por esos maskilim para los judíos de Europa Oriental nos da una clara idea de sus planes para los judíos de esa zona:

Maskilim a los gobernadores de la Zona – Un programa para la rusificación, 1841:

Los objetivos del gobierno ruso en el fomento de la ilustración del pueblo judío [debería tener] un énfasis especial en la moral, a diferencia de los aspectos académicos de la educación de los judíos… Poner atención especial en la enseñanza de historia e idioma ruso, porque no hay nada que unifique a diversos grupos… mejor que la diseminación de información concerniente a la historia y la literatura de esa nación…

Para frustrar la influencia nociva del Talmud, sin todavía destruir el libro… los rabinos deberían ser alentados a preparar textos religiosos cortos… de acuerdo a los principios aceptados sobre responsabilidades sociales hacia el zar y la tierra patria… los judíos deben ser obligados a cambiar su vestimenta por la vestimenta comúnmente usada en todo el país… (3).

Esto fue durante la época en que el zar intentaba “reestructurar” la sociedad judía de Rusia con leyes que prohibían el uso de prendas tradicionales, en contra del estudio del Talmud y la división de los judíos en ‘útiles’ (granjeros, artesanos, trabajadores capacitados) e ‘inútiles’ (trabajadores no capacitados, rabinos, huérfanos, enfermos y desempleados).

En este clima es que se realizó en 1843 una conferencia sobre el tema de la educación judía, la cual enfrentó a Lilienthal con Rav Itzjak de Volozhin y Rav Menájem Mendel Schneersohn, el Rebe de Jabad Lubavitch, conocido también como el Tzémaj Tzédek. Lilienthal no pudo rebatir los argumentos de estos rabinos, quienes de esta forma consiguieron ganar el derecho para que los judíos conservaran su sistema educativo tradicional en lugar del nuevo sistema educativo de Lilienthal (ver Berel Wein en Triumph of Survival, p. 157).

En menos de una década, las escuelas de Lilienthal cerraron por falta de profesores y estudiantes, aunque los defensores de Lilienthal afirman que fue porque se dio cuenta de que la “buena intención” del zar era convertir a los judíos al cristianismo. Entonces Lilienthal migró a Cincinnati, Ohio, en donde lideró una congregación reformista.


Notas:

(1) Israel Abrahams, Jewish Life in the Middle Ages, (Atheneum, 1969), p 59.

(2) Paul Mendes-Flohr y Yehuda Reinharz ed., The Jew in the Modern World, (Oxford University Press, 1995), pp. 394-395.

(3) Paul Mendes-Flohr y Yehuda Reinharz ed., The Jew in the Modern World, (Oxford University Press, 1995), p. 385.

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