[Historia Judía #26] Los hombres de la Gran Asamblea

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Un grupo de grandes sabios definieron la esencia del judaísmo para los judíos de Israel y de la diáspora.

Los ‘Hombres de la Gran Asamblea’ —en hebreo Anshei Knéset HaGuedolá— fueron un inusual grupo de personalidades judías que tomaron las riendas del liderazgo judío entre los años 410 AEC y 310 AEC. Este período de tiempo vino luego de la destrucción del Primer Templo e incluyó las primeras décadas del Segundo Templo, hasta la invasión de los griegos que fue liderada por Alejandro Magno.

Al advertir que el pueblo judío estaba descendiendo en espiritualidad, un grupo de líderes sabios se reunieron —expandiendo el Sanedrín, la Corte Suprema Judía, de 70 a 120 miembros— con el objetivo específico de fortalecer el judaísmo. Reunidos inicialmente por Ezra, ellos fueron quienes definieron el judaísmo en aquella turbulenta época, en la cual la profecía y el reinado estaban desapareciendo del pueblo judío.

(El Parlamento del Estado de Israel —que es llamado "la Knéset"— también tiene 120 miembros, imitando a la Gran Asamblea, pese a que su función es completamente distinta a la que tenía la Gran Asamblea original hace 2.500 años).

Entre ellos encontramos a los últimos profetas —Hagai, Zacarías y Malají— a Mordejai (de la historia de Purim), a Yehoshúa (el Sumo Sacerdote), a Nejemia (el arquitecto que estuvo a cargo de la reconstrucción de Jerusalem) y a Shimón HaTzadik (también un Sumo Sacerdote).

Cabe recordar que en esa época aún no había sido compilado el Talmud. Para saber cómo vivir una vida judía uno debe conocer los mandamientos de la Torá junto con sus interpretaciones y aplicaciones transmitidas oralmente, es decir, la Torá Escrita y la Torá Oral, ambas reveladas a Moshé en el Monte Sinaí.

Es imposible entender la Torá Escrita sin su complemento Oral. Por ejemplo, cuando la Torá Escrita dice: “Y estas palabras que te ordeno hoy deberán estar sobre tu corazón… y las escribirás sobre las jambas de tus puertas y de tus portales”, es la Torá Oral la que explica a qué palabras se refería la Torá Escrita, y además, que esas palabras deben escribirse sobre un pequeño rollo que a su vez debe ser fijado en el marco de la puerta. Sin la Torá Oral no sabríamos nada sobre la mezuzá ni sobre otra infinidad de prácticas diarias del judaísmo.

Transmisión precisa

La destrucción del Primer Templo y el exilio que le siguió fueron experiencias increíblemente traumáticas para el pueblo judío: El Templo y su servicio diario ya no estaban, al igual que la monarquía. Los judíos se encontraron en una tierra lejana y sin ninguna de las instituciones normativas que eran fundamentales para el judaísmo (irónicamente, el mundo judío continúa en la misma situación. La diferencia es que después de 2.500 años, el exilio es tan cómodo que lo que en verdad es una situación anormal, es aceptado como algo completamente normal). El pueblo judío debía luchar con las consecuencias del exilio, por lo que la transmisión precisa de esta tradición oral se volvió algo esencial. Y es allí donde los Hombres de la Gran Asamblea realizaron su mayor contribución (1).

Como vemos en la historia, dependiendo de cuánto dejen de vivir los judíos de acuerdo a la ley y a la tradición judía (es decir, lo que los hace judíos) será cuánto se asimilarán y desaparecerán. Por lo tanto, podría decirse que le podemos atribuir a las contribuciones de estos hombres gran parte de la supervivencia del judaísmo.

La Mishná les brinda un gran homenaje:

Moshé recibió la Torá en Sinaí y se la transmitió a Yehoshúa, Yehoshúa a los Ancianos, los Ancianos a los Profetas y los Profetas a los Hombres de la Gran Asamblea… Shimón HaTzadik fue uno de los remanentes de la Gran Asamblea; él acostumbraba decir: "El mundo se sostiene sobre tres cosas: sobre la Torá, sobre el servicio a Dios y sobre los actos de bondad…" (Ética de nuestros padres 1:1).

Los contenidos del Tanaj

Además de asegurar la transmisión adecuada de la Torá Oral, los Hombres de la Gran Asamblea decidieron cuáles, de entre la multitud de escrituras sagradas, debían formar parte del Tanaj. El pueblo judío había producido cientos de miles de profetas (tanto hombres como mujeres). ¿Qué escritos debían ser conservados para las generaciones futuras y cuáles tenían una aplicabilidad limitada?

Los Hombres de la Gran Asamblea tomaron esta decisión y nos dieron lo que hoy conocemos como Tanaj (un acrónimo hebreo que significa Torá, Profetas y Escritos).

Esto es lo que los cristianos llaman el Antiguo Testamento, pero tradicionalmente los judíos nunca le han llamado así. Testamento deriva de la palabra latina testari, que significa ‘ser un testigo’. Los cristianos llaman al Tanaj ‘Antiguo Testamento’ basados en la creencia de que Dios canceló su pacto con los judíos e hizo un nuevo pacto —un Nuevo Testamento— con los seguidores de Jesús. Como los judíos niegan que Dios haya “cambiado de parecer” después de haberles prometido ser Su nación eterna, encuentran que el término es insultante.

El Tanaj está compuesto por los cinco libros de la Torá, ocho de los profetas (el último de ellos consiste de doce libros pequeños) y 11 libros de escritos varios, que incluyen los Salmos (en su mayor parte atribuidos al Rey David), los escritos del Rey Shlomó (Cantar de los Cantares, Proverbios, Eclesiastés), los libros de Iov, Rut, Ester, Daniel, etc.

El rezo

Lo último que hicieron los Hombres de la Gran Asamblea fue formalizar el rezo. En realidad, comenzaron un proceso que no terminaría sino hasta el siglo 2 EC, después de la destrucción del Segundo Templo, pero establecieron los principios esenciales y la estructura básica de la plegaria formal (2).

Durante el período del Primer Templo no había necesidad de que existiera una liturgia formalizada para la plegaria judía ya que la presencia de Dios era manifiesta; era mucho más fácil tener una relación cercana, intensa y personal con Dios. Adicionalmente, gran parte de lo que actualmente es el objetivo de la plegaria se lograba a través de los sacrificios y el servicio del Templo en general. Obviamente que los sacrificios volvieron a realizarse cuando fue reconstruido el Segundo Templo, pero la mayoría de los judíos permanecieron en el exilio y por lo tanto no tenían acceso a esta forma de conexión con Dios. Además, como mencionamos previamente, a pesar de que el Templo estaba en pie, la conexión durante el período del Segundo Templo era mucho más débil.

Por lo tanto, los horarios de la plegaria formalizada guardan correspondencia con los horarios en que se realizaban las tareas en el Templo: la plegaria matutina equivale al servicio de Shajarit en el Templo; la plegaria de la tarde equivale al servicio de Minjá, y la plegaria nocturna de Maariv equivale a las tareas nocturnas (ya que no había sacrificios de noche).

La parte central de la plegaria (que se repite tres veces al día) es la Shemoná Esré, "Las Dieciocho Bendiciones". Cada bendición se recita en plural para acentuar la interdependencia del pueblo judío y cada una de ellas tiene su raíz en la Torá y en la Cábala.

La profundidad mística de esta plegaria —una obra maestra escrita por los Hombres de la Gran Asamblea— es asombrosa. Por ejemplo, la bendición para la sanación tiene 27 palabras, las cuales corresponden a las 27 palabras del versículo de la Torá (Éxodo 15:26) en donde Dios promete ser el Sanador del pueblo judío. Está escrito (Néfesh Hajáim 2:13) que el texto de la Shemoná Esré tiene tanto poder espiritual que incluso si es recitado sin intención, sentimiento o entendimiento, sus palabras tienen un gran impacto en el mundo.

Gracias a la inspiración Divina y a una gran genialidad, los Hombres de la Gran Asamblea fueron capaces de crear, a partir de las cenizas de una nación físicamente destruida, un pueblo espiritualmente pujante. Su trabajo delineó y afirmó la identidad judía nacional y religiosa, y creó un foco, una unidad y uniformidad para el pueblo judío sin importar en qué lugar del mundo estuvieran.

El último sobreviviente de la Gran Asamblea fue Shimón HaTzadik. De acuerdo al historiador Josefus (Contra Apion 1:197), los judíos de Israel prosperaron y la población judía en la tierra de Israel llegó a 350.000 habitantes bajo su dirección.

El hecho de que los persas hayan sido dictadores benevolentes ayudó a los judíos tanto en el plano físico como en el espiritual. Pero la situación estaba a punto de cambiar debido al creciente poder del Imperio Griego que se vislumbraba en el horizonte.


1) Ver Talmud, Nedarim 37b; Kidushín 30a 

2) Ver Talmud, Meguilá 17b. El proceso fue completado después de la destrucción del Segundo Templo, por el Sanhedrín en Yavne. Además de la plegaria, los Hombres de la Gran Asamblea también instituyeron las bendiciones que son dichas antes y después de las comidas y la ejecución de varios mandamientos, al igual que Kidush y Havdalá antes y después de Shabat.

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