[Historia Judía #44] Los judíos de España

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España fue la tierra de las oportunidades para los judíos durante la Edad Media.

A medida que los ejércitos del islam fueron conquistando cada vez más porciones de Europa, los judíos de Medio Oriente comenzaron a encontrar nuevas oportunidades que se abrían ante ellos en la Europa musulmana.

Y a partir de la conquista musulmana del año 711, España demostró ser una de las mejores oportunidades que tenían. De hecho, la situación allí era tan buena para los judíos que, hasta hoy en día, la mitad del mundo judío es conocido como sefaradí, que significa ‘español’ (la otra mitad pasaría más adelante a conocerse como askenazí, que significa ‘alemán’) (1).

En la España musulmana, los judíos encontraron una relación simbiótica con el mundo no judío que los rodeaba.

De esta forma, los musulmanes ejercieron cierta influencia en los judíos: algunos de los más grandiosos eruditos judíos escribían en árabe. Sin embargo, el impacto que tuvieron los judíos en los musulmanes fue mucho mayor. De hecho, no hay dudas de que el mundo islámico, especialmente en España, fue especialmente exitoso gracias al gran número de judíos a los que se les permitió operar libremente allí. El positivo impacto que tuvieron los judíos de la España musulmana es otro ejemplo del cumplimiento de la profecía en Génesis: “Te bendeciré y engrandeceré tu nombre. Serás bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan” (Génesis 12:2-3).

Cecil Roth, el grandioso historiador judío, dijo:

“La esencial contribución de los judíos, como judíos, a la vida cultural del mundo medieval y a la Europa medieval en particular se debió básicamente a dos factores: eran instruidos y eran internacionales… Su trabajo como intermediarios entre los dos mundos culturales mutuamente exclusivos (el musulmán y el cristiano) fue, sin dudas, la función característica judía en la edad media: fue una función que desarrollaron en virtud de su posición y circunstancias específicas como judíos. Sin embargo, eso no evitó que hicieran contribuciones memorables a la civilización europea como individuos” (2).

Contribuciones judías

Las contribuciones judías abarcaron todas las esferas, desde la económica hasta la intelectual. Por ejemplo:

  • Los judíos sobresalieron en las artesanías: Los judíos fueron excelentes curtidores, trabajadores del metal, orfebres y joyeros (vemos algunas de estas habilidades hoy en día. Los judíos yemenitas continúan con su reputación de plateros y los comerciantes judíos de diamantes son famosos en todo el mundo).

  • Los judíos sobresalieron en la ciencia, particularmente en medicina: Había doctores judíos en todos lados; entre los más famosos estuvo Maimónides (de quien hablaremos luego) y Hasdai ibn Shaprut, quien fuera médico de dos califas en el siglo X, siendo considerado una de las personas más influyentes en España.

  • Los judíos sobresalieron en el comercio: Los judíos eran los intermediarios entre el mundo musulmán y el cristiano, pueblos que en ese tiempo tenían una gran rivalidad y no se comunicaban directamente entre ellos. Como resultado, los judíos se volvieron comerciantes que cubrían el Lejano Oriente, el Medio Oriente y Europa.

  • Los judíos sobresalieron en erudición: A los musulmanes les fascinaba la sabiduría clásica, pero, como no sabían ni griego ni latín, los judíos tradujeron esos trabajos a árabe. Los judíos también ayudaron a diseminar la erudición árabe y una cantidad importante de la erudición clásica del mundo antiguo (gran parte de la cual se había perdido después del colapso del Imperio Romano) en la Europa cristiana, traduciendo textos árabes primero a hebreo y luego enviando esos textos traducidos a Europa, en donde otros judíos los tradujeron de hebreo a latín, el lenguaje del Imperio Romano que aún era el lenguaje de erudición de la Europa Occidental.

Escritores y filósofos

Algunos de los más grandes escritores y filósofos judíos vienen de este período. Hay tres de ellos que merecen una mención especial:

  • Abraham ibn Ezra, el famoso científico, filosofo, astrónomo y comentarista bíblico.

  • Bejaie ibn Pekudé, el famoso moralista que escribió Deberes de los corazones (un libro que continúa siendo sumamente popular en los estudios de ética judía hoy en día), libro que examina los deberes de la vida interior y presenta un sistema para evaluar el compromiso real que uno tiene con la religión.

  • Yehudá HaLeví, el famoso autor del Kuzari, una novela filosófica basada en la historia del rey de Kazaria, un reino que estaba ubicado entre el Mar Negro y el Mar Caspio (en el siglo VIII el rey de Kazaria, quien no sabía si unirse a los cristianos o a los musulmanes, hizo que grandes eruditos debatieran frente a él sobre los méritos de las religiones del mundo. Como resultado del debate, el rey se convirtió al judaísmo y eventualmente hizo lo mismo con una buena porción de su país. La historia de Kazaria terminó en el siglo XI, cuando fue destruida por la coalición rusa/bizantina). Basándose en esta historia supuestamente verídica, Yehudá HaLeví recreó imaginativamente el debate ante el rey en esta novela, la cual continúa siendo popular hasta hoy en día).

El paraíso judío en España terminó abruptamente cuando la cruel dinastía musulmana Berber (Almohades) llegó al poder en el siglo XII. Cuando Almohades conquistó el sur de España, les dio tres opciones a los judíos: convertirse al islam, irse o morir.

Uno de los muchos judíos que huyeron de España en esa época fue nada menos que el famoso Maimónides (conocido generalmente como Rambam, el acrónimo de su nombre completo: Rabí Moshé ben Maimón, Moisés hijo de Maimón).

(A propósito, es posible que hayas notado que muchos de los judíos famosos eran conocidos por sus acrónimos. Eso se debía a que en ese entonces los judíos no tenían apellidos. Pese a que los judíos sefaradíes comenzaron a adoptar apellidos hace más de 500 años, la mayoría de los askenazíes no lo hizo sino hasta que las autoridades cristianas los forzaron a hacerlo a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Tradicionalmente, los judíos eran conocidos por su primer nombre y el de su padre, y a veces por el de su nombre tribal (Cohén o Leví) o por su lugar de origen (como Toledano de Toledo en España); consecuentemente, era más fácil acortar tantas palabras formando un acrónimo).

Maimónides

Maimónides nació como Moshé ben Maimón en la víspera de Pésaj de 1135 en Córdoba, España, en una prominente familia rabínica. En su árbol genealógico figuraba el Rey David y Rabí Yehudá HaNasí, quien compiló la Mishná (como vimos en la Parte 39).

Su principal maestro fue su padre, Rabí Maimón ben Yosef, un juez judío que no sólo le enseñó el Talmud, sino también los fundamentos de matemática, astronomía y filosofía.

Maimónides tenía sólo 13 años cuando su familia fue forzada a dejar España. Después de vagar sin un hogar durante muchos años, período en el cual murió su padre, Maimónides y su hermano David se asentaron finalmente en Fustat, cerca de El Cairo, Egipto. Allí, Maimónides continuó estudiando Torá mientras que David se dedicaba al comercio de piedras preciosas y sustentaba a la familia. Cuando David murió en un viaje por el mar en el año 1166, la carga recayó sobre Maimónides.

Maimónides se rehusaba a recibir dinero por su conocimiento de Torá, por lo que, para ganarse el sustento, se convirtió en médico. Había comenzado sus estudios de medicina hacía varios años, mientras vivía en Fez. En poco tiempo, se volvió tan famoso como médico que fue designado médico de la Corte del Sultán Saladin en El Cairo. También fue designado Gran Rabino de El Cairo.

Además de ser un famoso doctor, Maimónides fue un escritor prolífico. De sus voluminosas obras (cuya mayoría fue compuesta en árabe pero escrita con caracteres hebreas), cuatro se destacan como las más famosas:

  • Comentario a la Mishná. Su explicación a la Mishná.

  • Mishné Torá. Su mayor logro. Un compendio monumental que comprende toda la Torá Oral y la Halajá (también es conocido como Iad Jazaká).

  • Guía de los Perplejos. Escrito en árabe. Este tratado filosófico trata sobre el pensamiento judío tradicional en comparación a la filosofía clásica griega y es considerado el trabajo filosófico más grandioso que ha escrito un judío en toda la historia.

  • Discurso sobre el Mundo Venidero. Su explicación de la Era Mesiánica que incluye los 13 Principios de Fe (este discurso está incluido en su introducción al Tratado de Sanhedrín 10:1).

Algunos de los escritos de Maimónides fueron muy controversiales al ser publicados. Algunas de sus declaraciones fueron consideradas demasiado radicales y otras simplemente fueron malentendidas. En un momento sus trabajos fueron incluso prohibidos y, después de su muerte en el año 1204, fueron quemados por orden de los rabinos.

Sin embargo, nueve años después, cuando el rey francés Luis IX ordenó la quema del Talmud, los judíos la interpretaron como un castigo medida por medida proveniente de Dios por haber quemado las obras de Maimónides. De hecho, Rabí Yoná Guerondi, el rabino que había incitado la prohibición y la quema, subsecuentemente se arrepintió y escribió el libro Shaarei Teshuvá (Las puertas del arrepentimiento) como forma de expiación por sus derogatorias declaraciones sobre Maimónides.

Hoy en día, las obras de Maimónides son aceptadas y reverenciadas universalmente. De hecho, Maimónides es conocido en el mundo judío como uno de los más importantes Rishonim (los primeros comentaristas).

Este grupo de sabios judíos vino a continuación de los que ya hemos mencionado previamente: los Tanaim o Maestros (200 AEC hasta 100 EC), que son citados en la Mishná; los Amoraim o Explicadores (200 hasta 500), que son citados en la Guemará, y los Gueonim o Genios (500 hasta 1038), que fueron los maestros de las academias posteriores al Talmud Babilonio. Los Rishonim (1038 hasta 1440) hicieron un significativo aporte a la erudición judía.

Además de Maimónides, entre los más famosos de los Rishonim estuvo el rabino francés Shlomó ben Itzjak, quien es conocido mundialmente por su acrónimo: Rashi.

Rashi

A estas alturas cabe preguntarnos, ¿cómo llegaron los judíos a Francia? Lo primero que debemos mencionar es que algunos judíos se habían asentado allí unos 1.000 años atrás, en los inicios del Imperio Romano. Sin embargo, durante mucho tiempo esos asentamientos judíos fueron pequeños. La expansión llegó a partir de unos interesantes giros del destino.

La tradición judía cuenta que en el siglo VIII, Carlomagno, el Rey de los Francos, al ver lo útiles que eran los judíos para los musulmanes, le pidió al califa que le enviara unos pocos rabinos, sabiendo que la presencia de rabinos atraería más judíos.

Además, los judíos eran secuestrados con frecuencia por los piratas, quienes sabían que sus pares pagarían atractivas sumas para liberarlos. Hay una leyenda que habla de cuatro cautivos, quienes eran rabinos de la comunidad de Babilonia, que fueron rescatados cada uno por una comunidad diferente. De acuerdo a la leyenda, un pequeño grupo de judíos franceses reunió mucho dinero para rescatar al secuestrado Rabí Noson HaBablí con la condición de que fuera a su comunidad en Francia y comenzara allí una Ieshivá; y así hizo (3).

Rashi, el más famoso de los rabinos franceses, nació bajo el nombre de Shlomó ben Itzjak en el año 1040 en Francia, pero fue enviado a estudiar en una Ieshivá en Alemania.

Después de completar sus estudios, Rashi volvió a Francia y se asentó en Troves, su ciudad natal. Al igual que Maimónides, se rehusó a recibir dinero por su conocimiento de Torá y, en lugar de eso, subsistió gracias a varios viñedos que poseía.

Rashi tenía un conocimiento absolutamente enciclopédico de la ley Oral y de la ley Escrita. Tomó sobre sí mismo la misión de solucionar algunas de las preguntas más obvias que surgían al leer el texto del Tanaj (los 24 libros de la Biblia Hebrea), y por eso es que tantas ediciones de la Torá incluyen sus explicaciones junto con al texto.

Otra cosa que hizo Rashi fue escribir un comentario de todo el Talmud Babilonio. Hoy en día, su comentario aparece en el margen interno de casi todas las páginas del Talmud. Sus explicaciones son indispensables porque, a medida que nos alejamos de la entrega de la Torá, se torna cada vez más difícil entender los matices de la ley judía.

Rashi no tuvo hijos, pero tuvo dos hijas muy famosas: Miriam y Yoheved, a quienes educó en Talmud. Las hijas de Rashi se casaron con grandes eruditos y tuvieron hijos muy sabios. Los yernos de Rashi, sus estudiantes y sus descendientes se convirtieron en parte de un grupo de eruditos llamados Baalei HaTosafot, los “Maestros de las Adiciones”. Los Baalei HaTosafot sumaron un comentario al Talmud que se encuentra en el margen externo de casi todas las páginas del Talmud. El más conocido de este grupo es el nieto de Rashi, Rabí Yaakov ben Meir, conocido también como Rabeinu Tam.

Rashi vivió hasta el año 1105 y sobrevivió la primera cruzada, en la cual fue asesinado alrededor del 30% de los judíos de Europa.

De acuerdo a la tradición judía, Rashi se encontró con uno de los líderes de la cruzada, el noble normando Godfrey de Bouillon. Cuando Godfrey se estaba por embarcar en la cruzada para liberar a la Tierra Santa de los musulmanes, Rashi le dijo que tendría éxito pero que volvería con sólo uno o dos caballos. En respuesta, Godfrey juró que si la predicción de Rashi era equivocada, lo mataría cuando volviera.

Ocurrió que Godfrey volvió a casa de la cruzada con sólo tres caballos, pero mientras cruzaba el arco de la ciudad de Troves cayó la piedra central del mismo y mató a uno de ellos.

A continuación veremos el rol que tuvo Godfrey de Bouillon en las cruzadas y cómo se originó este infame período de la historia.

Está más allá del alcance de este curso hablar sobre las docenas de grandiosas personalidades rabínicas que vivieron entre el siglo XI y el XV. A pesar de ser uno de los períodos más difíciles de la historia judía, los 400 años del período de los Rishonim (que se corresponden más o menos con la Edad Media) conformaron uno de los más grandiosos de erudición en Torá. El impacto de los Rishonim fue monumental y, junto a los rabinos que crearon el Talmud, tuvieron un rol fundamental en la transmisión de la Torá y en darle forma a la ley y a la práctica del judaísmo de la diáspora.


Notas:

1) A pesar de que el término sefaradí se usa para categorizar a todos los judíos que vienen de Medio Oriente/el mundo musulmán, el término no es preciso. Históricamente, muchas de estas comunidades tienen poca o ninguna conexión con los judíos de España, como por ejemplo los persas, los yemenitas, etc. El término más preciso sería edut hamizraj, o comunidades del este, que incluiría a todas las comunidades judías no askenazíes. 


2) Dagobert D. Runes, The Hebrew Impact on Civilization (El impacto hebreo en la civilización), New York, 1951, pp. 349-356. 

3) La historia se asume que no es más que una leyenda, y el verdadero creador de la primera Ieshivá de Francia habría sido probablemente Rabeinu Guershom Meor Hagolá (965-1040). Pero a pesar de que la historia probablemente no sea cierta, sí refleja la sombría realidad de secuestro y recompensa que fue una desafortunada característica de la vida judía durante este período.

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