[Historia Judía #12] El Becerro de Oro

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Sólo una pequeña porción de los judíos participaron en la idolatría del Becerro de Oro. ¿Por qué acusar a toda la nación?

El día de este evento infame está marcado para siempre en el calendario hebreo – el 17 de Tamuz. Este sería el día, más tarde en la historia, en que los muros de Jerusalem serían derrumbados por los babilonios y por los romanos antes de la destrucción del Primer y Segundo Templo respectivamente.

Es muy importante analizar qué fue lo que ocurrió con el Becerro de Oro, por qué la Torá critica tan duramente al pueblo judío por este pecado y qué es lo que es revelado aquí sobre cómo ve Dios al pueblo judío.

Después de la más grande revelación nacional en la historia humana, cuando toda la nación escuchó a Dios, Moshé subió a la montaña y bajó 40 días después, para encontrarse con los judíos bailando alrededor de un ídolo.

Ahora, si yo tuviera un encuentro con el Creador Infinito del universo, y Éste me dijese: “Yo soy Dios, no adores a nada más”, no creo que sería tan estúpido como para saltar alrededor de una vaca de oro. Entonces, ¿qué pasó aquí?

Este es un caso clásico que muestra la importancia de saber cómo leer correctamente el texto de la Torá. Y cuando digo leer correctamente, quiero decir idealmente en hebreo y de seguro con los comentarios, porque hay una tradición oral que debe ser estudiada junto con la simple y muy resumida descripción del texto.

Cuando Moshé bajó de la montaña, ¿estaban los 3 millones de judíos bailando alrededor de un becerro de oro? No. La Torá, en Éxodo 32:28, dice que fueron cerca de 3 mil personas, de los cuales la mayoría eran los individuos que habían salido de Egipto con los judíos al estar sumamente impresionados con lo que había ocurrido durante las Diez Plagas (1).

Esto significa que sólo el 0,1% de los judíos (uno en mil) participaron, y que el 99,9% de los judíos no hicieron nada malo (a pesar de que no haber impedido que dicha minoría idolatrara al becerro de oro fue considerado un error). Pero la reacción de Dios deja en claro que Él culpó a toda la nación.

El Amor No es Ciego

Ya mencionamos que de los libros antiguos, la Torá es única en su crítica objetiva, y que su propósito es educar. Pero, ¿por qué tanto criticismo?

Una de las expresiones falsas más grandes de todos los tiempos es que “el amor es ciego”. El enamoramiento seguramente lo es, pero el amor verdadero es una lupa para los defectos. Amar a alguien significa enfocarse en la belleza y lo positivo de la persona; esto no significa que no veas sus faltas, sino en cambio, que asocies a esa persona con sus atributos positivos (por supuesto, el odio es lo contrario).

Un excelente ejemplo práctico de esto es tu madre. Probablemente tu madre te ama más que cualquier otra persona en la tierra, pese a que de seguro conoce tus defectos mejor que nadie (¡e igual te sigue amando!).

Mucho peor que un padre excesivamente estricto, es uno negligente.

Si transferimos esta analogía a Dios (también conocido como Nuestro Padre en los Cielos), entonces la naturaleza híper crítica de la Torá empieza a tener sentido. Pese a que Dios es el Dios de toda la humanidad, tiene una relación especial con el pueblo judío y lo observa constantemente. Exagera deliberadamente los defectos y errores del pueblo judío para que presten atención – deja en claro, en el lenguaje más fuerte posible, las lecciones vitales que debemos aprender.

Un Estándar Exigente

Dios le exige a los judíos un estándar muy elevado porque tienen una responsabilidad única en la historia de la humanidad. El mundo no será perfeccionado sin los judíos y si, Dios no lo quiera, estos se equivocan, toda la humanidad, y no sólo el pueblo judío, será condenada. Es por eso que la Torá utiliza un leguaje tan crítico, para poner en evidencia algunos principios importantes:

1. De acuerdo a tu nivel de conocimiento es tu nivel de responsabilidad. Incluso los errores pequeños de las personas que están en posiciones de poder tienen grandes consecuencias.

2. De acuerdo a tu nivel de responsabilidad es tu rendición de cuentas. Cuanto más grandioso seas, mayor impacto tendrán tus decisiones; por lo tanto, te verás sometido a un gran nivel de rendición de cuentas.

El pueblo judío recibió en el Monte Sinaí la responsabilidad máxima por el mundo, y estos principios explican el criticismo que tiene Dios con el pueblo judío y por qué es tan exagerado.

También aprendemos aquí otra idea fundamental de la Torá: todo judío es responsable por el otro. La nación de Israel es un “cuerpo”, y cada judío es como una célula del mismo. Si parte de ese cuerpo hace algo mal, todo el cuerpo es responsable.

El judaísmo enseña que tú eres parte del problema o de la solución, y que tienes la obligación legal de ser parte de la solución. Ser un espectador no es una opción (hasta hoy en día, la Torá es el único código moral/legal en el mundo que te exige que hagas activamente el bien, como dice la expresión “…anda en Sus caminos” – Deuteronomio 28:9) (2).

El tema de la responsabilidad colectiva se repite una y otra vez en la Torá y a través de la historia judía.

Es por esto que cuando un pequeño grupo de judíos hace algo mal y el resto de la nación no los detiene, todos son responsables.

Las Consecuencias

Como signo de desaprobación de Dios, Él se distanció del pueblo judío y la Tienda del Encuentro – la tienda donde Moshé se comunicaba con Dios – fue sacada del campamento. Moshé pasó mucho tiempo en el campamento lidiando con las consecuencias de la catástrofe del becerro de oro. Hizo pedazos al ídolo, reunió a los leales levitas y ejecutó a los responsables. (Como te habrás dado cuenta, la Torá no es un libro liberal. Pese a que está lleno de actos de piedad de Dios, también enfatiza que hay serias consecuencias para las transgresiones).

Moshé subió de nuevo a la montaña el 1 de ElulRosh Jodesh Elul. Elul es el mes anterior a Rosh HaShaná (que es el 1 de Tishrei y marca el comienzo del año judío). Nuevamente pasó cuarenta días en la montaña. Luego bajó con las segundas tablas, y este era un claro signo de que Dios había perdonado al pueblo judío. ¿Qué día bajó Moshé nuevamente? Iom Kipur.

Como ya mencionamos, cada festividad judía tiene un tema o foco específico. Pese a que las festividades están relacionadas a eventos históricos específicos, en un nivel más profundo están conectadas con diferentes fuerzas espirituales integradas al ciclo anual. Cada festividad en el ciclo toca un concepto fundamental que sirve como oportunidad para el crecimiento en nuestra relación con Dios.

De Iom Kipur obtenemos el poder espiritual de la teshuvá – del arrepentimiento – del retorno a la cercanía con Dios y de la reparación de nuestra relación con el prójimo.

Como una señal de perdón, Dios le dice a Moshé que Él residirá nuevamente entre el pueblo judío y le instruye cómo construir su “residencia”.

Harán para Mí un santuario y moraré entre ellos” (Éxodo 25:8).

Después de este mandamiento, la Torá pasa muchos capítulos dando descripciones complicadas sobre cómo construir exactamente este santuario portátil.

El santuario consistía de una gran carpa – llamada “La Tienda del Encuentro” o Tabernáculo – la que estaba rodeada por un patio. En el interior de dicho patio, había un altar donde se ofrecían sacrificios. En la tienda había dos cuartos. En el cuarto exterior había un candelabro de siete brazos, una mesa con doce panes y un altar de incienso. En el interior – llamado el Santo Santuario – estaba el Arca del Pacto.

El Arca del Pacto

Cualquiera que haya visto la película “Indiana Jones y los Cazadores del Arca Perdida” habrá visto una muy buena réplica del Arca. Era una caja de madera cubierta con oro y decorada arriba con dos pequeñas estatuas de ángeles alados que se miraban el uno al otro.

Los comentaristas dicen que los dos ángeles normalmente se miraban, pero cuando el pueblo judío no se llevaba bien con Dios, se daban la espalda.

Dentro del Arca estaban los dos juegos de tablas de los Diez Mandamientos – las rotas, que habían sido escritas por Dios, y las segundas, talladas por Moshé.

La estructura – llamada Mishkán en hebreo – no era una sinagoga ni un museo portátil. Era una herramienta que el pueblo judío utilizaba, tanto individual como nacionalmente, para conectarse con Dios.

Cuando fue completada, la Torá relata que las “nubes de gloria” – una manifestación de la presencia infinita de Dios llamada Shejiná – literalmente descansaban sobre el santuario como un signo tangible de que Dios estaba con el pueblo judío.

Cuando el santuario existía, la gente sentía una santidad en el mundo de una forma que hoy no podemos entender.

Cuando el santuario existía, la gente sentía una santidad en el mundo de una forma que hoy no podemos entender. Ninguna descripción puede siquiera comenzar a darnos una idea de cómo sería conectarse espiritualmente con Dios por medio del Mishkán. Hoy somos como personas que nacieron ciegas – ninguna descripción del lugar puede reemplazar la experiencia real.

Tan central es el Mishkán para el judaísmo que, después del relato del Éxodo y del Monte Sinaí, la mayoría del resto de los Cinco Libros describe la construcción del Mishkán, sus vasijas y el servicio sacerdotal que se llevaba a cabo en él. Tan detallada es la descripción en la Ley Escrita que no hace falta la Ley Oral para construirlo.

Como hoy no lo tenemos, sólo 369 de los 613 mandamientos son aplicables, y la mayoría de ellos son negativos – “no harás”. La mayoría de los mandamientos positivos están centrados en cómo utilizar el Mishkán para conectarse con Dios. La pérdida de esa estructura tiene tremendas implicaciones para la capacidad de los judíos (y de toda la humanidad) de relacionarse con Dios y de cumplir su misión de ser una luz para las naciones.

El servicio, tanto en el Mishkán como luego en el Templo, era realizado por los sacerdotes - los cohanim. Los primeros fueron el hermano de Moshé, Aarón, y sus hijos. La línea ha continuado por 3.300 años hasta hoy. Es muy interesante notar que análisis genéticos recientes del cromosoma Y de cientos de cohanim de todo el mundo han probado que cerca del 80% de ellos son descendientes de antepasados masculinos en común que vivieron hace más de 3.000 años (3).

A pesar de que el servicio del Templo haya sido descontinuado hace 2.000 años, los cohanim (que a menudo se apellidan Cohen, Kohan, Kagan, Kahn, Katz o Cowen) siguen recibiendo honores especiales (por ejemplo, un cohen es la primera persona llamada a la Torá durante la lectura semanal) en reconocimiento de su estatus y responsabilidades particulares.

Los judíos cargaron este santuario – que era armado y desarmado con facilidad – por 40 años durante su peregrinaje en el desierto. Después de entrar a la tierra de Israel, y por 440 años hasta la conquista de Jerusalem, lo rearmaron en diferentes lugares. Después de que David se convirtiera en rey e hiciera de Jerusalem su capital, planeaba construir una estructura permanente fuera de la ciudad, en la cima del Monte Moriá, donde Abraham había ofrecido a Itzjak como sacrificio a Dios y donde Iaacov había soñado con una escalera hacia el cielo. Por razones que explicaremos luego, David no concretó su plan.

Finalmente, en el año 832 AEC su hijo, el rey Shlomó, construyó allí el primer Templo y se convirtió en el santuario permanente, hasta que fue destruido por los babilonios en el año 422 AEC. En ese momento, el Arca del Pacto desapareció para siempre (discutiremos las especulaciones sobre dónde fue ocultada cuando alcancemos ese punto en la historia).

Setenta años después de la destrucción del primer Templo y del exilio, los judíos volvieron y el Templo fue reconstruido, para ser destruido de nuevo esta vez por los romanos, en el año 70 EC, y todavía no ha sido reconstruido otra vez. El Domo de la Roca, que se encuentra actualmente en el lugar donde solía estar el Templo, fue construido en el año 691 EC y ha permanecido allí desde entonces.

Pero seguimos avanzando en la historia. A estas alturas, hemos visto que el pueblo judío ha experimentado una revelación nacional, le ha sido entregada la Torá y han construido el santuario para que Dios morase entre ellos. Ahora, ellos estaban listos para entrar a la tierra prometida.


(1) Ver: Rashi, Éxodo 32:4, Rambán, Éxodo 32:7 y 32:28.

(2) Ver: Sefer HaJinuj 611. Un ejemplo excelente es la obligación de dar el 10% de tu ingreso a caridad. Además de darle a la humanidad el concepto de asistencia pública, la primera legislación de los derechos de los animales y la primera ley de protección ambiental también fueron dadas por los judíos. Para más información ver: Ken Spiro, Mundo Perfecto – El Impacto Judío en la Civilización (Health Communications Inc., Deerfield, Florida, 2003) capítulo 14.

(3) Para más información sobre este fascinante tema ver: Yaakov Kleiman, DNA & Tradition-The genetic Link to the Ancient Hebrews. Israel: Devora Publishing, 2004.

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