El dúo Balak-Bilam

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Uso y abuso del sagrado poder del habla.

Lectura requerida: Números, capítulos 22-25

Introducción

La historia de Bilam es conocida principalmente por el incidente del burro parlante. Sin embargo, en esta historia hay mucho más que eso. Primero hagamos un recuento de los eventos:

Balak, el rey de Moab, se sentía amenazado por los judíos, quienes iban avanzando por el desierto camino a la Tierra de Israel. Balak decidió que por cuanto las estrategias normales de guerra no funcionaban contra los judíos, contrataría a un profeta no judío (Bilam) para que los maldijera y destruyera.

Dios le dijo a Bilam que podía unirse a Balak, pero que debía seguir Su palabra. Cuando Bilam se encontraba viajando hacia donde estaba el pueblo judío, su burra se frenó en medio del viaje. Después de que la burra se detuvo por tercera vez, Bilam se enojó y amenazó con matarla. Para su asombro, la burra respondió hablando y argumentó que su obstinación era sólo para proteger a su amo, señalando a un ángel que estaba en el camino y que pretendía matar a Bilam.

Bilam continuó y, junto a Balak, intentó maldecir a los judíos. Sin embargo, Dios convirtió esas maldiciones en bendiciones. Frustrado, Balak envió a Bilam de vuelta a casa. Sin embargo, Bilam ofreció un último consejo: utilizar a las mujeres de Moab para seducir a los hombres judíos y llevarlos a la idolatría (el ídolo en cuestión, Báal Peor, es adorado por medio de defecación (1)). Los judíos fueron seducidos para hacer idolatría y Dios comenzó a castigarlos con una plaga. Pinjas se levantó con gran coraje y mató a los cabecillas de la revuelta. Los judíos volvieron a Dios y la plaga se detuvo.

Examinaremos los siguientes temas:

  • ¿Cómo funciona maldecir a alguien?
  • ¿Cómo entendemos que un burro hable?
  • ¿Qué llevaría a alguien a hacer idolatría con materia fecal?
  • ¿Cómo puede haber un profeta malvado?

El poder del habla

Para comenzar, discutamos sobre el poder del habla. El hombre es creado a imagen de Dios. Una cualidad básica de Dios es Su capacidad para crear. Entonces, ser creado a imagen de Dios significa que el hombre también es un creador. La capacidad de crear tiene muchos niveles. El hombre puede crear cosas físicas (como puentes, edificios y bombas), cosas intelectuales (como el arte, la música y la comedia), y también tiene la capacidad Divina de crear otro ser humano por medio de la procreación.

¿Qué método utilizó Dios para crear? El poder del habla, los Diez Enunciados (2), como por ejemplo: “Dios dijo que haya luz” (3). De aquí vemos que una de las principales formas de emular a Dios es mediante el habla. De hecho, los comentaristas explican que cuando Dios insufló en el hombre un alma viviente (es decir, parte de Dios), lo que insufló fue específicamente el poder del habla (4). La capacidad verbal es una diferencia fundamental entre los humanos y los animales.

Sin embargo, para cada fuerza del bien que hay en el mundo, hay una fuerza opuesta con potencial para maldad que le hace contrapeso. En lo que respecta al habla, esta fuerza se refleja con el poder de las ideas malvadas, los demagogos y los falsos profetas.

Este poder del habla fue mejorado cuando se le dio la Torá al pueblo judío. Fue en ese momento que nos convertimos en el pueblo del libro y, más importante aún, en el pueblo de la palabra de Dios. Un judío está conectado al poder más fundamental del habla, ya que el habla más sagrada es mediante palabras de Torá. Esa habla impacta a la humanidad aumentando la presencia de Dios en el mundo.

Este punto es enfatizado en Génesis 48:22, donde Yaakov dice que capturó la ciudad de Shejem con su arco y su espada. Los comentaristas explican que arco y espada se refieren a dos tipos de plegaria; vemos que Yaakov está diciendo que logró con su expresión verbal lo mismo que Esav logró con su espada (Génesis 27:40) e Ishamel con su arco (Génesis 21:20) (5).

Por eso Balak entendía que todo intento de superar al pueblo judío por la fuerza fracasaría. La fuerza física siempre será derrotada por el habla de Dios. El Egipto de Paró era la superpotencia del mundo antiguo, pero fue superada por la palabra de Dios y Moshé. Entonces, el Rey Balak eligió apagar el fuego con más fuego y encontró en Bilam un antagonista cuyos poderes malvados también trascendían el mundo físico.

Nuestros sabios nos enseñan que Bilam había alcanzado el nivel de profecía. Un componente clave de la profecía es el uso del habla para amplificar la voz de Dios. Por esto, Bilam es conocido como el opuesto de Moshé. Moshé trataba constantemente de energizar la misericordia de Dios.

En contraste, Bilam tenía la capacidad para discernir el momento exacto de cada día en que Dios está enojado con el mundo, y fue en ese instante que buscó aumentar Su ira para ocasionar daño (6). Esa es la capacidad de maldecir.

Lo que se generó entonces fue una batalla para definir cómo se relacionaría el mundo con la espiritualidad: Como una forma de acercarse a la misericordia de Dios o como un método para adquirir poder y dominio. Moshé usaba el poder profético del habla para bien, mientras que Bilam lo usaba para mal.

La burra parlante

Con el fin de conservar el libre albedrío, Dios le dijo a Bilam que podía unirse a Balak. Sin embargo, le advirtió que si bien podía elegir, el uso de su poder profético del habla en contra de los judíos era limitado. Cuando Bilam desoyó esta advertencia, un ángel bloqueó su camino y la burra parlante le advirtió de ello.

Los burros son comunes en la Torá. Abraham viajó a la atadura de Itzjak en un burro (7), y Moshé volvió con su familia a Egipto también en un burro (8). Incluso el Mesías se espera que llegue en un burro (9). ¿Qué tienen de especial los burros?

En hebreo, un burro es denominado jamor, que proviene de la misma raíz que materialismo. Un burro representa la parte más básica y material del mundo. Es el animal que un humano cabalga y subyuga. Por lo tanto, representa a la persona que controla sus impulsos físicos y los guía de acuerdo a su voluntad.

Así, cuando Bilam abusó de su poder de libre albedrío, fue confrontado por su opuesto: un ser completamente físico que, en lugar de estar bajo control humano, ahora invirtió las cosas y controló a la persona. Este es el castigo merecido de un profeta de Dios que intenta hacer mal uso del mundo.

La burra vio un ángel en el camino, mientras que Bilam no lo veía. Irónicamente, la burra era más espiritual que Bilam.

Bendiciones y maldiciones

Incluso después de la humillación de ser reprendido por un burro, Bilam continuó en su búsqueda para maldecir al pueblo judío. Finalmente, si bien tenía la capacidad para maldecir, su deseo se vio frustrado. Cada vez que abrió la boca, en lugar de maldecir, bendijo a los judíos (10). Por ejemplo, Bilam buscó destruir las sinagogas y las casas de estudio, pero terminó diciendo las famosas palabras “ma tovu” (11), que hasta hoy en día conforman la primera plegaria que dicen los judíos cada mañana en la sinagoga:

Cuán buenas son tus tiendas, Yaakov, tus moradas, Israel” (12).

Con esta descripción, Bilam estaba alabando la organización del campamento judío: la puerta de cada tienda familiar no daba hacia el camino público, sino hacia atrás, preservando de esta manera la modestia y la dignidad (13). Más aún, Bilam aludió al gran poder del habla judía para los objetivos del estudio de Torá y la plegaria: tiendas se refiere a las salas de estudio y moradas a las casas de plegaria (14).

Esta inversión de la intención original de Bilam de maldecir a los judíos es el cumplimiento de una promesa que Dios le había hecho a Abraham siglos antes: “Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan” (15).

El ídolo Peor

Finalmente, cuando Bilam se dio cuenta que no podía desobedecer la palabra de Dios, abandonó esta estrategia y trató de tentar a los judíos a la idolatría. El inusual Peor, cuya adoración consistía en defecarlo, fue el ídolo que eligió para esto (16).

¿Por qué alguien se vería atraído por esta forma de adoración, especialmente el pueblo judío, que había vivido en un alto nivel espiritual durante 40 años en el desierto?

La respuesta yace en el entendimiento de la comida que los judíos ingerían en el desierto: el maná, que el cuerpo humano absorbía por completo sin dejar desperdicio (17). Si pensamos en esto, tiene mucho sentido. ¿Para qué crearía Dios a un ser humano que come y no puede digerir todo? Es un desperdicio y un gasto innecesario de energía.

De hecho, Adam y Eva no botaban desperdicios cuando estaban en el Jardín del Edén: toda la comida era completamente digerible (18). Esa es la definición del paraíso: un mundo en donde todo es utilizado al máximo. Sólo en este mundo existe la realidad en que se desperdician recursos y potencial.

Después de 40 años en el desierto, los judíos estaban cansados de este Jardín de Edén. Ya no querían ser perfectos. Querían ser personas normales, comer y defecar. Querían ser más burros y menos espirituales. Bilam sabía exactamente cómo tentarlos. Les presentó a los judíos la opción de “come, bebe y defeca” como las personas normales. Y no sólo eso, sino que les vendió la idea en la forma de una religión, una adoración que niega la espiritualidad y celebra lo físico. Los judíos, propuso, podrían bajar de la montaña y ser como los demás.

Al hacerlo, Bilam acuñó el lema que luego fuera usado por los defensores de la asimilación a través de las generaciones: “¿Por qué deberían los judíos ser espirituales y diferentes?”. Obviamente esto disparó una tragedia nacional. Surgió una plaga y fue sólo gracias a la valiente intervención de Pinjas que el pueblo volvió a la cordura y abandonó la extraña idolatría.

Ahora podemos entender otra de las maldiciones de Bilam, que en realidad fue una bendición:

La nación [judía] morará sola, no será contada entre las naciones (19).

A primera vista, parece una maldición de aislamiento y rechazo por el mundo no judío. La bendición oculta es que el pueblo judío siempre mantendrá su identidad distintiva y que de esta manera se preservará como la nación eterna. En parte, esto se logrará mediante la negación del resto del mundo a aceptar a Israel en la comunidad de naciones. Con sólo mirar la forma en que la ONU trata a Israel y la larga historia de antisemitismo, vemos que esta es una forma, si bien dolorosa, mediante la que el pueblo judío se las ha ingeniado para conservar su identidad nacional única.

El profeta malvado

Ahora nos referiremos a nuestra última pregunta (20): Si Bilam era un profeta que se comunicaba directamente con Dios, ¿cómo pudo haber sido tan malvado? Después de todo, como dijo Maimónides: “La profecía sólo puede ser recibida por alguien que es extremadamente sabio e instruido y que ha dominado los rasgos de personalidad adecuados…” (21).

Esto también era cierto para Bilam, ya que de no ser así no habría podido ameritar la profecía.

Rashi (22) pregunta cuál era el objetivo de Dios al hacer que el malvado Bilam fuera un profeta:

¿Por qué Dios hizo reposar Su Presencia Divina sobre un malvado gentil? Para que las naciones del mundo no tuvieran una excusa [para justificar que no le sirvieron a Dios]. Ellos hubieran dicho: “Si hubiéramos tenido profetas, nosotros también nos hubiéramos arrepentido”. Por eso Dios estableció profetas para ellos.

Quedamos insatisfechos. ¿Respondió Rashi la pregunta? ¿No pueden las naciones del mundo igualmente decir que Dios no fue justo? A los judíos, Dios les dio al santo y recto Moshé. A los gentiles, ¡les dio el malvado Bilam!

La respuesta es que la profecía no puede ser lograda en un vacío. Una persona grandiosa puede poseer el mérito para ser profeta, pero no podrá hacerlo si su nación y generación no lo merecen.

Bilam no pudo utilizar la profecía porque no tenía una nación adecuada detrás de él. Su nombre mismo, Bilam, es una contracción de beló am, que significa “sin una nación” (23). La respuesta de Dios a las naciones, de acuerdo a Rashi, fue: “Está bien, les daré un profeta de lo mejor y más sagrado. Pero verán lo que le ocurrirá a Bilam y cómo pasará de ser sagrado a ser malvado. La profecía lo corromperá porque el pueblo al que le sirve no la merece”.

Hay muchas cosas en la vida que desearíamos tener. Pero si las obtuviéramos, ¿seriamos mejores personas o nos corromperíamos? ¿Cuántas historias conocemos de personas que eran buenas y amables pero que apenas se volvieron ricas pasaron a ser desagradables y egoístas?

Dios sabe con qué podemos lidiar, y nos da todo lo que necesitamos para alcanzar nuestro potencial en la vida. La caída de Bilam nos enseña a apreciar lo que tenemos y a no ansiar cosas que pueden ser demasiado para nosotros. Porque si las tuviéramos, podríamos terminar siendo criticados por un burro.


Notas:

  1. Talmud – Sanedrín 60b
  2. Avot 5:1
  3. Génesis 1:3
  4. Génesis 2:7; Targum Ónkelos allí
  5. Targum Ónkelos; Maharshá (Baba Batra 123a)
  6. Talmud – Brajot 7a
  7. Génesis 22:3; ver Avot 5:22 que contrasta a Abraham con Bilam en varios aspectos
  8. Éxodo 4:20
  9. Talmud – Sanedrín 99a, basado en Zacarías 9:9
  10. Deuteronomio 23:6
  11. Ialkut Shimoni (Balak 770)
  12. Números 24:5
  13. Rashi, Números 24:2
  14. Talmud – Sanedrín 105b
  15. Génesis 12:3
  16. Talmud – Sanedrín 106a
  17. Midrash – Bereshit Rabati (Parashat Bereshit); Ibn Ezra (Deuteronomio 8:4)
  18. Midrash – Bereshit Rabati (Parashat Bereshit)
  19. Números 23:9
  20. Esta sección es de un ensayo de Rav Boruj Leff basado en las enseñanzas de Rav Yaakov Weinberg
  21. Bases de la Torá 7:1
  22. Números 22:5
  23. Talmud – Sanedrín 105a
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