El nacimiento en la Ley judía

6 min de lectura

El judaísmo siempre ha valorado a los niños, ya que ellos son la próxima generación

Procreación

En cualquier hogar judío no hay nada más valioso que sus hijos. Es una mitzvá que cada hombre judío tenga por lo menos un hijo y una hija para cumplir con el primer mandamiento que recibió Adam: ser fructífero y multiplicarse (1). Tener más hijos cumple con el mandamiento de “poblar el mundo”(2).

Para quienes no pueden tener hijos, la adopción es otra manera de llevar al hogar la dicha de los niños (3). Amar y cuidar a niños cuyos padres naturales no pueden o no desean cumplir su responsabilidad paternal, es uno de los actos de caridad más nobles que existen. El Talmud declara: “Quien cría al hijo de otra persona es considerado como si lo hubiera traído al mundo de forma física" (4).

Debido al valor de la vida, a menudo la ley judía prohíbe el control de la natalidad. Es importante que cada pareja se aconseje con un rabino confiable antes de usar métodos anticonceptivos.

El aborto está estrictamente prohibido por la ley judía, excepto cuando es necesario para preservar la vida de la madre (5). En circunstancias extremas, se debe consultar con un Rabino experto en esta área. Se puede ver más sobre el aborto en Aish.com.

El embarazo

Imagina lo que sucedería si a los bebés los trajera la cigüeña. Los padres no estarían emocionalmente preparados para hacerse cargo del nuevo bebé. En cambio, Dios le da a la mujer nueve meses para que gradualmente se vaya acostumbrando a la maternidad. Ella siente cada movimiento y observa cada patada de su bebé. Durante nueve meses, ella protege, nutre y crea un nexo inquebrantable con su bebé.

Los médicos y nutricionistas son muy estrictos respecto a la dieta de la mujer embarazada, porque todo aquello a lo que la madre se ve expuesta afecta al embrión. Las fuentes judías lo llevan todavía un paso más adelante. Incluso el comportamiento de la mujer embarazada afecta a su bebé que aún no ha nacido. Por eso es importante que ella trate de mantenerse calma y relajada y que durante este período haya paz en el hogar (6).

En Iom Kipur, una mujer embarazada debe ayunar siempre y cuando eso no ponga en peligro al feto o a la madre (7). La mayoría de las mujeres embarazadas que no se esfuerzan de forma excesiva pueden ayunar en Iom Kipur sin ningún problema. Sin embargo, las mujeres que tienen embarazos de alto riesgo y aquellas que sufren de alguna condición médica seria deben pedir consejo rabínico respecto a cómo proceder. Incluso cuando se debe beber o comer, esto debe ser en la cantidad mínima necesaria para aliviar el peligro (8).

Las leyes para la mujer embarazada en Tishá BeAv son más leves que las de Iom Kipur (9). Las mujeres embarazadas no necesitan cumplir con el resto de los ayunos (10). Debido a que hay diferentes opiniones respecto a los detalles, se debe consultar con un Rabino autorizado.

Es preferible (pero no está prohibido) que una mujer embarazada evite entrar a un cementerio (11). Esto es para evitar que el feto se vea dañado por fuerzas espirituales negativas (12).

Quizás la mejor oportunidad del embarazo es rezar por el bienestar de tu hijo mientras se está formando. Rezar por su salud, por su éxito en la vida, por su manutención. Dios nos escucha y estas plegarias son uno de los mejores regalos que podemos darles a nuestros hijos.

El nacimiento

De la literatura cabalística, queda claro que existe un momento predestinado para que el bebé nazca (13). Por lo tanto, no se debe inducir el parto a menos que se presente la necesidad médica (14).

Una mujer en trabajo de parto se considera en peligro. En consecuencia, es imperativo llevarla al hospital lo antes posible, incluso si eso implica profanar el Shabat u otras leyes (15).

Esto significa que cuando se considera necesario, se debe llamar una ambulancia (o un médico) para una mujer en trabajo de parto. Está permitido que cualquiera maneje para llevar a la mujer al hospital en Shabat. Con respecto a todas estas actividades, lo ideal es que las realice una persona no judía, si es posible. Pero si la necesidad es inminente, no se debe perder tiempo buscando a alguien que no sea judío. La regla fundamental es: En todos los casos de potencial e inminente peligro para la vida de la madre o del feto, no se debe efectuar ninguna consideración respecto a la observancia del Shabat (16).

Debido a que la mujer se sentirá más cómoda si la acompañan al hospital, su esposo o una partera puede viajar con ella, incluso en Shabat (17).

Si bien podemos profanar el Shabat por cualquier necesidad que tenga la parturienta, no podemos profanarlo por cualquier asunto ajeno, como completar formularios del hospital que se pueden llenar al terminar Shabat (18).

Cuando la mujer embarazada comienza su noveno mes, es prudente preparar un bolso por si llega a necesitar ir al hospital en Shabat (19). Este bolso debe contener sólo artículos de absoluta necesidad.

El esposo puede estar presente en el parto, pero por razones de recato no debe ver el parto mismo (20).

Si el bebé es un varón, se le debe llevar a la nueva madre agua para que pueda lavarse las manos y entonces ambos padres recitan la bendición (21):

Baruj Atá Adonai
Eloheinu Mélej haolam
Hatov vehametiv

Bendito eres Tú, Hashem,
Dios nuestro, Rey del universo,
Quien es bueno y benefactor.

 

La bendición por un bebé varón

Pronunciación ashkenazí:

Pronunciación sefaradí:

 

Si la pareja fue bendecida con una niña, el nuevo padre recita esta bendición al ver por primera vez a su hija (22):

Cuando nace una niña, el padre dice:

Baruj Atá Adonai
Eloheinu Mélej Haolam
Shehejeianu Vekiemanu
Veiguianu lazman hazé.

Bendito eres Tú, Hashem,
Dios nuestro, Rey del universo,
Quien nos mantuvo vivos y nos sustentó
Y nos permitió llegar a esta ocasión.

 

Bendición por una niña

Pronunciación ashkenazí

Pronunciación sefaradí

 

Después de dar a luz, la mujer sigue considerada en estado de peligro. En consecuencia, durante las 72 horas posteriores al parto la mujer no ayuna. Si Iom Kipur cae una semana después del parto (pero después de 72 horas), la mujer puede consumir pequeñas cantidades de comida y bebida (23) si siente que lo necesita.

El amamantamiento

La práctica judía en la antigüedad era amamantar al bebé (24) hasta que cumplía dos años (25). Hoy en día, la mayoría de las mujeres no lo hacen por razones prácticas. Sin embargo, todos están de acuerdo en que nutricional y emocionalmente esto es lo más sano para el niño, por cualquier período de tiempo que sea posible.

La mujer que amamanta debe ser especialmente cuidadosa respecto a lo que come, porque eso impacta la nutrición del bebé. También en un sentido metafísico, la calidad de los alimentos afecta el alma del bebé (26). Por lo tanto, la madre debe ser sumamente escrupulosa respecto al kashrut de los alimentos que ella consume (27).

Aunque la leche materna técnicamente no se considera láctea, no se debe calentar en un recipiente de carne para que nadie que la vea hacerlo pueda llegar a una conclusión errónea (28).

En Shabat, el bebé sólo puede ser amamantado directamente del pecho. La madre no puede extraer leche en un recipiente ni siquiera para alimentar al niño de inmediato (29). La mujer que necesita extraer el exceso de leche no puede hacerlo en un utensilio limpio, sino que debe hacerlo directamente en el lavabo o en un recipiente que tenga jabón líquido u otra cosa que haga que no se pueda utilizar la leche (30). Sin embargo, si la nutrición fundamental del bebé es la leche materna y por alguna razón no se lo puede alimentar directamente, se puede extraer leche en un utensilio limpio (31).


Lectura recomendada:

  1. En buena hora: nueve meses maravillosos, por Rav Baruj Finkelstein y Mijal Finkelstein

Notas:

  1. Génesis 1:28
  2. Talmud – Ievamot 62a; basado en Isaías 45:18; Or Zarúa (Beit HaKneset 385); Mishná Berurá 153:24; Shu”t Igrot Moshé (Even Haezer 4:73).
  3. Es importante averiguar los antecedentes religiosos de cualquier niño adoptado. Si el niño no es judío, debe pasar por una conversión apropiada. Para más detalles, hablar con un Rabino.
  4. Sanedrín 19b
  5. Rambam (Rotzeaj 1:9)
  6. Shevet Musar (cap. 24)
  7. Oraj Jaim 617:1-2
  8. Oraj Jaim 617:1-2. La cantidad que pueden comer es la siguiente:
    • Sólidos molidos, con un volumen de 45-50 gramos, idealmente cada nueve minutos o, en el peor caso, cada dos minutos.
    • Líquidos, menos que un buche lleno (para un adulto promedio, 2 oz. o 40-45 gramos), idealmente cada nueve minutos o, en el peor caso, lentamente, cucharada tras cucharada. (Oído del Rav Itzjak Berkovits)
  9. Oraj Jaim 550:1
  10. Oraj Jaim 550:1
  11. Shu”t Minjat Itzjak 10:42
  12. Shemirat HaGuf VeHanefesh (cap. 142, nota al pie #4)
  13. Torat HaIoledet 1:1
  14. Shu”t Igrot Moshé (Ioré Deá 2:74 y Oraj Jaim 4:105:6)
  15. Shemirat Shabat KeHiljató 36:8
  16. Shemirat Shabat KeHiljató 36:2-5
  17. Shu”t Igrot Moshé (Oraj Jaim 1:132)
  18. Shu”t Beer Moshé (vol. 6, Electricidad #48)
  19. Shemirat Shabat KeHiljató 36:6
  20. Shu”t Igrot Moshé, (Ioré Deá 2:75)
  21. Oraj Jaim 223:1
  22. Mishná Berurá 223:2
  23. Respecto a la cantidad que se puede comer, ver nota al pie 8.
  24. Más información sobre este tema se puede encontrar en “Directo del corazón” de Tehilla Abramov.
  25. Jojmat Adam (37:3)
  26. Aruj HaShulján (Ioré Deá 81:34)
  27. Ramó (Ioré Deá 81:7)
  28. Ioré Deá (81:7)
  29. Oraj Jaim (328:34)
  30. Shemirat Shabat KeHiljató (36:20)
  31. Shemirat Shabat KeHiljató (36:21)
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