Las mujeres y las mitzvot

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Estableciendo las bases de la vida familiar judía.

En la vida, el éxito depende de dos emprendimientos diferentes: por un lado, un organismo debe avanzar y expandirse. Por otro lado, debe protegerse y nutrirse. Son dos corrientes opuestas, pero ambas son necesarias para el éxito. Ningún equipo de fútbol puede tener éxito con una excelente ofensa pero sin defensa. Lo mismo ocurre en cada nivel de la sociedad y de la existencia personal. En este mismo sentido, Dios creó dos géneros distintos, que deben trabajar al unísono para lograr sus objetivos finales (1).

En los años 90, el best-seller de John Gray afirmó que las relaciones sólo pueden ser exitosas si se reconocen y se adhiere a las diferencias de género. Durante milenios, las fuentes judías han enseñado que las necesidades fisiológicas y psicológicas de la mujer son diferentes a las de su contraparte masculina. Con Su infinita sabiduría, Dios delineó diferentes responsabilidades para los hombres y para las mujeres, de acuerdo con sus respectivas necesidades metafísicas y fisiológicas (2).

Mitzvot especiales para las mujeres

A diferencia de otras religiones donde lo principal es la iglesia, el judaísmo considera que el hogar y la sinagoga están en un plano de similar importancia. Algunos de nuestros rituales más importantes pertenecen exclusivamente al hogar, tal como el Séder, la sucá, la mesa de Shabat y la janukiá. La continuidad del judaísmo depende más del hogar que de ninguna otra cosa.

A través del tiempo, las mujeres judías han imbuido espiritualidad en el hogar judío. Por eso, ciertas mitzvot se han dejado específicamente para las mujeres debido a su conexión especial con el hogar (3). Las leyes de pureza familiar, el encendido de las velas de Shabat y de las festividades y la separación de jalá, son rituales que las mujeres siempre observaron con particular orgullo y meticulosidad.

Y, por supuesto, el judaísmo mismo se transmite a través de la madre. Si la madre es judía, el niño es 100 por ciento judío (4).

El pilar de la familia

Desde el comienzo de la humanidad, todas las sociedades han reconocido que la sensibilidad y la calidez de la mujer son especialmente aptas para la maternidad. Todavía más, el extraordinario sentimiento que los hombres nunca podrán experimentar de nutrir a un bebé dentro de su cuerpo, coloca a las mujeres en la posición de ser las mejores y más cariñosas cuidadoras de sus hijos. Para la preservación de la estructura familiar, y por extensión de la salud de toda la sociedad, la Torá alienta a las mujeres a aceptar este rol.

Por esta misma razón, la Torá libera a las mujeres de la obligación de ciertas mitzvot limitadas por el tiempo. Esto no se debe a una diferencia en el nivel de santidad entre los hombres y las mujeres (5). Estas excepciones les permiten a las mujeres dedicarse por completo a sus familias sin la preocupación de tener que cumplir con esas mitzvot en el momento correcto (6). Por supuesto, cuando la mujer no enfrenta un conflicto con las obligaciones familiares, ella puede cumplir esas mitzvot y recibir una recompensa eterna (7). En cualquier caso, ella está cumpliendo la voluntad Divina, porque Él sabe que su crecimiento espiritual está entrelazado con su misión principal como cultivadora de su familia.

Las mujeres están obligadas a observar todos los mandamientos negativos, tales como no matar y no robar (8). Con respecto a los mandamientos positivos limitados por el tiempo, la mujer está exceptuada con algunas excepciones que incluyen:

  • La observancia del Shabat (9).

  • Comer matzá en Pesaj (10).

  • Encender las velas de Jánuca (11).

  • Todas las mitzvot de Purim (12).

Las mujeres también deben cumplir todas las mitzvot positivas que no están limitadas por el tiempo (13)., tales como mezuzá, devolver un objeto perdido, etc (14).

Con respecto a ciertas mitzvot, aunque la mujer técnicamente está exceptuada, históricamente ellas aceptaron cumplirlas. Esto es lo que ocurre en el caso de la mitzvá de oír el shofar en Rosh Hashaná (15), sentarse en la sucá en Sucot (16) y tomar las cuatro especies. Pero esto no se debe hacer a expensas de la vida familiar.

Cuando una mujer decide cumplir con esta categoría de “mitzvot positivas limitadas por el tiempo”, existe la pregunta si ella debe recitar una bendición por el cumplimiento de la mitzvá (por ejemplo, “Que nos ordenó sentarnos en la sucá”). De acuerdo con la costumbre ashkenazí, las mujeres dicen una bendición en estos casos. De acuerdo con la costumbre sefaradí, las mujeres no dicen una bendición (17).

La mitzvá de tefilín es excepcional y no debe ser cumplida por las mujeres (18). Los comentaristas explican que el tefilín es una manera de conectarse con el Creador y que las mujeres establecen esta conexión de una forma mucho más significativa que colocándose tefilín. Cuando un hombre se coloca tefilín, él manifiesta aquello que una mujer puede lograr naturalmente al llevar a un niño en su interior. Cabalísticamente, la recámara hueca del tefilín corresponde al útero, y las correas corresponden al cordón umbilical. Es interesante que la caja del tefilín se llama bait (hogar). De esta forma, podemos decir que el hogar que la mujer desarrolla es su tefilín privado (19).

Asimismo, está prohibido que la mujer vista un talit, porque esta se considera una prenda masculina (20).

La privacidad de la mujer

El Rey David declaró: “Toda la gloria de la hija del Rey se encuentra en el interior” (21). La realeza y la nobleza de una mujer emana de su privacidad y de su dignidad. La elección de la vestimenta y del comportamiento de la mujer debe reflejar su dignidad natural. Para profundizar sobre este tema, ver Las Leyes de la Vida Cotidiana – la vestimenta kasher.

Las mujeres y la plegaria (22)

Las mujeres judías siempre fueron elogiadas por su capacidad de hablar desde el corazón y derramar sus emociones ante Dios. Las plegarias de Janá en la Biblia y de otras mujeres sirven como la fuente de muchos principios de la plegaria judía (23).

Debido a que la plegaria formal en gran medida está limitada por el tiempo, la obligación de rezar de las mujeres es significativamente diferente que la de un hombre. La obligación de rezar de las mujeres está subordinada a su rol como el pilar de la familia. Cuando se presenta un conflicto, las necesidades de la familia van primero. Por supuesto, siempre que sea posible que la mujer pueda enfrentar sus responsabilidades familiares y siga rezando plegarias significativas, debe hacerlo (24).

De acuerdo con la mayoría de las autoridades, una mujer debe rezar por lo menos Shajarit, incluyendo (25):

  • Las bendiciones matutinas

  • El primer párrafo del Shemá

  • La Amidá

Las mujeres también deben tratar de rezar el servicio de Minjá de la tarde (26).

Tradicionalmente, una mujer judía, desde el momento en que se despierta hasta que vuelve a dormirse por la noche, tiene siempre una plegaria en sus labios (27). Ella le habla a Dios mientras viste a sus hijos y los envía a la escuela. Ella murmura palabras de los Salmos mientras ordena la casa. Incluso eleva una plegaria silenciosa pidiendo el éxito de su comida al colocarla dentro el horno. Lo que toda mujer sabe instintivamente es que la plegaria no precisa formalidades; Dios sólo quiere que le hablemos.

Por supuesto, las mujeres son bienvenidas en la sinagoga si eso hará más significativas sus plegarias, y es una mitzvá hacerlo cuando no tienen otras responsabilidades que entren en conflicto (28). Sin embargo, se considera fuera de lugar que las mujeres asuman roles públicos en las plegarias, tal como liderar los servicios, ser contadas para completar el minián (29)., o que las llamen para la lectura de la Torá (30).

Las madres deben rezar sobre todo por el bienestar de sus hijos (31). Un momento especialmente apropiado para esto es después de encender las velas de Shabat (32). Este es el texto de la plegaria tradicional que se dice al encender las velas:

Sea Tu voluntad Hashem, Dios mío y Dios de mis padres, que seas bondadoso conmigo (y con mi esposo, hijos y padres) y con toda mi familia. Otórganos a nosotros y a todo Israel una vida larga y buena. Recuérdanos para bien y bendición. Considéranos para la salvación y compasión. Bendícenos con grandes bendiciones. Haz nuestro hogar completo, corona nuestro hogar con el sentimiento de Tu Divina presencia residiendo entre nosotros.

Hazme digna de criar hijos y nietos estudiosos, sabios y con entendimiento, que amen y teman a Dios… Personas fieles a la verdad, sagradas y apegadas a Dios, que llenen el mundo con Torá, bien y servicio a Dios. Por favor, acepta nuestras plegarias por los méritos de nuestras matriarcas Sara, Rivka, Rajel y Lea, y asegura que nunca disminuya el brillo de nuestras vidas. Muéstranos la Luz de Tu rostro y seremos salvados. Amén.

De acuerdo con la voluntad de Dios

En las bendiciones matutinas hay una bendición que sólo recitan las mujeres:

Bendito eres Tú, Hashem Dios nuestro, que me ha hecho de acuerdo con Su voluntad (33).

¿Cuál es la explicación de esta bendición?

Adam y Javá fueron creados a imagen de Dios. Por lo tanto, alguien que se asemeja a Dios también debe tener la capacidad de crear vida humana. Además, Dios constantemente nos nutre y nos brinda Su bondad. Por lo tanto, alguien que se asemeja a Dios también debe nutrir y tener la capacidad de dar bondad de forma excesiva.

Como las primeras creadoras y encargadas de la nutrición de la vida humana, las mujeres se asemejan más a Dios que los hombres. Cuando una mujer dice la bendición agradeciéndole a Dios “que la hizo de acuerdo con Su voluntad”, reconoce que su propia voluntad es similar a la voluntad Divina.

¿Pero qué ocurre con la bendición matutina que dicen los hombres? Hay una serie de tres bendiciones formuladas en forma negativa: “Bendito eres Tú Dios… por no haberme hecho un gentil… por no hacerme un esclavo… por no hacerme una mujer”. Estas bendiciones siguen un orden desde lo más general a lo más específico.

Cada mitzvá es una oportunidad especial de crecimiento espiritual. El hombre le agradece a Dios por proveerle estas oportunidades, porque:

1. Un no judío tiene que observar siete mitzvot

2. Un esclavo tiene un número limitado de mitzvot, porque su tiempo no le pertenece, y

3. Una mujer también está exenta de ciertas mitzvot positivas limitadas por el tiempo.

Con cada una de estas tres bendiciones, el hombre demuestra un incremento en su agradecimiento por las oportunidades para servir a Dios con el cumplimiento de las mitzvot.

Una mujer, que de manera inherente es más espiritual, como ya hemos explicado, no necesita tantas “herramientas” para acercarse a Dios, y por eso con una sensación de satisfacción, ella le agradece a Dios por “hacerla de acuerdo con Su voluntad”, es decir, exactamente de la manera que es (34).

El estudio de la Torá

Una de las mitzvot en la cual difiere la obligación de las mujeres de la de los hombres, es el estudio de la Torá. Los hombres judíos están obligados a estudiar toda la Torá, tanto lo práctico como lo teórico. La naturaleza pragmática de las mujeres, así como las demandas de las responsabilidades familiares, obligan a las mujeres a conocer sólo la halajá práctica (35), es decir las leyes pertinentes de la plegaria, el Shabat, las festividades, los días de ayuno, la pureza familiar, el kashrut, las responsabilidades interpersonales, el habla prohibida, etc. Una mujer judía también debe conocer la Biblia, para su propio conocimiento y para poder impartir sus valores y lecciones éticas a su familia.

La mujer judía también debe estar bien versada en los libros de pensamiento judío que se refieren a la fe en Dios y el desarrollo de las cualidades de carácter, tal como el tratado talmúdico Pirkei Avot.

Por esta razón, las mujeres recitan cada mañana las bendiciones por el estudio de la Torá (36).

El Talmud enseña que las mujeres reciben recompensa eterna por alentar a sus esposos e hijos a estudiar Torá (37). De hecho, la recompensa que ella recibe por el estudio de Tora de su esposo no es independiente de la recompensa de su esposo. Ambos disfrutan juntos la porción eterna en el Mundo Venidero (38).

Procreación

Tanto hombres como mujeres están obligados a poblar el mundo (39). Pero los hombres tienen un requerimiento técnico mínimo de tener por lo menos un hijo y una hija (40). De esta manera, si un hombre tiene 10 hijos y ninguna hija, no ha cumplido con el requerimiento. Las mujeres no tienen esta obligación (41), sin embargo con cada hijo que tienen cumplen una importante mitzvá (42).

Cuestión de costumbre

Como un hogar judío es una entidad unificada, es muy importante mantener el acuerdo entre los miembros de la familia. Por lo tanto, todos los miembros de un hogar deben seguir las mismas tradiciones. En consecuencia, una mujer casada sigue las tradiciones significativas de su esposo en la mayoría de los casos (43).Por ejemplo, una mujer casada debe adoptar las costumbres de Pesaj de su marido, su versión de las plegarias, etc. (44).

Lecturas recomendadas:

  • Ser una mujer judía, por la Dra. Lisa Aiken (Mesilot HaTorá)

  • Jewish Woman in Jewish Law, por Rav Moshe Meiselman (Ktav.com)

En síntesis:

Mitzvot incumbentes a la mujer

Están obligadas a cumplir

  • Todas las mitzvot negativas (no matar, no robar, etc.)

  • Recitar las bendiciones

  • Observar Shabat y Iom Tov (incluso kidush y havdalá)

  • Cuidar kashrut

  • Observar Iom Kipur

  • Encender las velas de Jánuca

  • Todas las leyes de Purim

  • Comer matzá en Pesaj

  • Ayunar los días de ayuno público

  • Colocar mezuzot

  • Todas las leyes interpersonales (amar al prójimo, devolver objetos perdidos, etc.)

  • Todas las leyes financieras

Están obligadas, pero diferente que los hombres

  • Plegarias

  • Estudio de la Torá

  • Procreación

Exceptuadas, pero pueden tratar de cumplirlas

  • Oír el shofar en Rosh Hashaná

  • Habitar en la sucá

  • Sacudir las cuatro especies en Sucot

Exceptuadas y no deben cumplirlas

  • Vestir tzitzit

  • Colocarse tefilín


 

Notas:

(1) Ver Male and Female He Created Them, por Israel ben Reuven (Targum Press)

(2) Shut Igrot Moshé (Oraj Jaim 4:49)

(3) Ver Shabat 31b

(4) Talmud – Kidushín 68b, basado en Deuteronomio 7:3-4

(5) Shut Igrot Moshé (Oraj Jaim 4:49)

(6) Abudraham (Seder tefilot Shel Jol); Kol Bo (73); Shit Igrot Moshé (Oraj Jaim 4:49)

(7) Mishná Berurá (589:8)

(8) Talmud – Kidushín 29a. Hay ciertas excepciones en las cuales las mujeres están exentas de una prohibición.

(9) Oraj Jaim 271:1

(10) Pesajim 43b

(11) Oraj Jaim 689:1, Ramó – Oraj Jaim 685:4

(12) Oraj Jaim 674:3

(13) Kidushín 29a

(14) Kidushín 34a

(15) Shut Rav Akiva Eiger (Hashmotot 1)

(16) Shut Igrot Moshé (Oraj Jaim 4:49)

(17) Oraj Jaim 589:6 con el Ramó

(18) Oraj Jaim 38:3

(19) Tefilín por Rav Arieh Kaplan (NCSY, 1975)

(20) Prohibido por Deuteronomio 22:5. Kaf HaJaim 17:5; Halijot Shlomo (Vol. I, pág. 35)

(21) Salmos 45:14

(22) Más información sobre este tema se puede encontrar en Rigshei Lev, de Rav Menajem Nissel (Targum Press)

(23) Talmud – Brajot 31a

(24) Rigshei Lev, págs. 82-83

(25) Mishná Berurá 70:1-2; 106:1

(26) Mishná Berurá 106:4

(27) Dicho por Rav Itzjak Berkovitz

(28) Rav Iosef S. Eliashiv y Rav Jaim P. Sheinberg, citados en Rigshei Lev, pág. 178

(29) Mishná Berurá (55:3-4); Shut Shvut Iaakov (Oraj Jaim 3:54); Shut Teshuvá MeAhavá 2:229

(30) Oraj Jaim 282:3

(31) Rabenu Iona –Igueret HaTeshuvá 59

(32) Ibíd.; Maguen Abraham 263:11

(33) Oraj Jaim 46:4

(34) Sidur Olat Reiá por Rav A. I. Kook; Ruaj Jaim (Avot 4)

(35) Biur Halajá 47:14

(36) Oraj Jaim 47:14

(37) Sotá 21a

(38) El Jafetz Jaim, Sefer Shem Olam 1

(39) Talmud – Meguilá 27a; Mishná Berurá 153:24

(40) Even HaEzer 1:5

(41) Even HaEzer 1:13

(42) Talmud Meguilá 27a

(43) Shut Igrot Moshé (Oraj Jaim 1:158)

(44) Halijot Shlomo 1:1:7

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