Introducción a la Tfilá (Rezos)

4 min de lectura

Una de las fuerzas más potentes del universo

Corría el año 1997 y el libro de Salmos estaba siendo recitado en sinagogas alrededor del mundo. Miles de mujeres habían aceptado el llamado hacia el cumplimiento de prender las velas de Shabat por primera vez. Justo antes de Shabat, la madre del rehén, Esther Wachsman, hizo una dramática y emocional aparición en la televisión israelí, rogando al público que elevara plegarias en nombre de su hijo Najshon, que había sido secuestrado por el grupo terrorista Hamás. Ese mismo día, los terroristas habían sacado un video de Najshon pidiéndole al gobierno israelí que cedieran a sus demandas.

En ese Shabat lo único que se podía sentir era la tensión en el ambiente, al desconocerse la situación del rehén. Cuando termino Shabat, todo Israel recibió la terrible noticia de que Najshon había sido asesinado durante un rescate realizado por Ejército de Israel. La familia Wachsman se sentó en duelo durante los siete días obligatorios (Shivá), y miles de judíos de todas partes, acudieron a su casa en el sector de Ramot en Jerusalem.

El padre, destruido por el suceso, apenas podía responder a las preguntas de los reporteros, hasta que un periodista tuvo el atrevimiento de preguntar, "Bueno, ¿Y qué paso con nuestras plegarias?".

El cuarto se torno silencioso, mientras que todos los ojos fijaban sus miradas en Yehudá Wachsman, quien silenciosamente respondió: "Toda mi vida le he pedido cosas a Dios, desde salud, una esposa, hasta trabajo, y El siempre me respondió positivamente. Pero es derecho de un padre decir "no" de vez en cuando. Esta vez, dijo que "no" a nuestras plegarias.

El punto principal de las plegarias es crear una relación con el Creador. La habilidad de "hablar las cosas" con el Creador y sentir que Él ciertamente escucha y reacciona a nuestros pedidos, es el verdadero poder de las plegarias.

¿Por Que Rezar?

¿No es atrevimiento decirle al Creador como dirigir Su mundo?

"¿Cambiaria algo en el plan divino, si yo fuera un hombre rico?" dijo Tevya en el Violinista en el Tejado. Esta actitud cuestiona nuestro concepto de plegaria. ¿No es atrevimiento decirle al Creador como dirigir Su mundo? "Tu hiciste que este señor enfermara, ¡creo que es hora de que lo sanes!", "Tu hiciste a ese hombre pobre, creo que ahora deberías hacerlo rico", "Tu mandaste a los judíos al exilio, ¡que te parece regresarnos ahora!"

Algunas preguntas: 1) Un judío se para frente a su Creador tres veces al día, 365 días al año, proclamando que Dios es "genial, todopoderoso, asombroso, etc.". Después proseguimos a pedir todas nuestras necesidades ("dame esto, dame lo otro"), y terminamos con un tremendo agradecimiento. Pero, ¿es realmente posible "adular" a Dios con nuestras plegarias y después tratar de sacarle todo lo que necesitamos? ¿Es este el objetivo real de rezarle a Dios?

2) Es poco probable que este método funcione incluso con un rey mortal. Imagínate ir a su palacio todos los días, resaltarle sus grandezas y generosidad, ¡y después pedirle favores y efectivo!

3) Es más, muy seguido la persona no sabe que es para su beneficio y que no. El concepto de una "bendición disfrazada" es cuando algo ocurre y parece que fuera negativo, pero al final, resulta ser muy beneficial. Entonces, ¿para qué molestarse en decir nuestras necesidades y deseos, cuando uno no puede intervenir con el Creador ni decirle como dirigir Su mundo, especialmente cuando ni si quiera sabemos de seguro que es para nuestro propio beneficio?

El Concepto de las Plegarias

Nosotros vivimos en un mundo de acción. "Seis días deberás hacer todas tus actividades, y descansar en Shabat". Esto nos enseña que es un mandamiento muy importante llevarle sustento a la familia, y uno debe tratar de hacer todo lo posible para lograrlo. No es suficiente con solo "tener fe" y rezar. Uno tiene que esforzarse para curarse de alguna enfermedad, encontrar trabajo, y proteger nuestra tierra.

Por otro lado, cualquiera que acepte los conceptos de la Torá, debe creer que el Creador es el que nos cura, no el antibiótico. Dios nos encuentra el trabajo, no las agencias de empleo. Dios protege al país, no la fuerza aérea. ¡Sin la voluntad de Dios, todos los esfuerzos humanos serian en vano!

¿Como podemos unir esta contradicción aparente? Por un lado, tenemos que sudar para ganarnos el sustento y poder vivir, y por otro lado tenemos que creer que todo viene de arriba y que fue decretado en Rosh Hashaná (Día en que coronamos a Dios como Rey y también se decretan todos nuestros futuros actos para el año siguiente).

La respuesta son las plegarias. Conectarse con Dios y darnos cuenta que tenemos un Padre en los Cielos que únicamente quiere nuestro beneficio. Si repentinamente descubres a tu padre, que hace mucho tiempo estaba perdido, y éste es un millonario y quiere ayudarte, tu no dirías, "¡prueba que quieres ayudarme!", sino que le preguntarías "¿cuál es tu número de teléfono?" (Ejemplo del Rab Noaj Weinberg).

El judío, tres veces al día, debe recordarse a si mismo que está constantemente parado frente al "maravilloso y asombroso" Dios, y debe mostrar humildad. El debe recordar que por más que su negocio (por el cual sudó para abrir) esta prosperando, tiene que pedir por todas sus necesidades a su "Jefe", y no olvidar la gratitud para con él.

Nosotros vivimos en un plano doble. Nosotros tomamos el antibiótico, y después rezamos. Nosotros mantenemos fuerzas armadas, y pedimos que tengan éxito. Las plegarias son el puente entre nuestros esfuerzos necesarios y nuestra fe en el Creador. ¡Estudia acerca de esto, conviértete en un experto, disfrútalo y cosecha los beneficios eternos!

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