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Recordando a Rav Noaj Weinberg en su segundo yortzait.

El segundo yortzait de Rav Noaj Weinberg ZT''L es el 11 de Shvat, domingo 16 de enero de 2011.

“Es difícil pensar sobre otro judío en los últimos 2,000 años que haya influido directamente sobre más judíos que Rav Noaj Weinberg ZT''L”, me dijo una vez un prominente rabino en Los Ángeles, quien no tuvo una relación personal con Rav Noaj. Como pionero del movimiento de “traer judíos de regreso a su patrimonio”, y como fundador y decano de Aish HaTorá, los efectos de su influencia continúan esparciéndose ampliamente, dos años después de su muerte.

En cierta ocasión, el líder de los Jóvenes Comunistas de Gran Bretaña se topó con la Ieshivá de Aish HaTorá en Jerusalem, donde él y Rav Noaj solian discutir diariamente. El ex-comunista pasó unos cuantos años estudiando en Aish HaTorá antes de aceptar un cargo en una escuela no-religiosa en Liverpool. Ahí desafió a los estudiantes a considerar seriamente la posibilidad de la existencia de Dios. Luego, fue despedido de la escuela, pero no antes de haber dirigido a cinco estudiantes a Aish HaTorá, uno de los cuales se convertiría en el fundador de la sucursal de Aish en Inglaterra. Efectos de su influencia.

Rav Noaj solía decir que con diez hombres comprometidos él podía cambiar el mundo.

Rav Noaj solía decir que con diez hombres comprometidos él podía cambiar el mundo. Y a pesar de que falleció con un sentimiento de fracaso de no haber tenido éxito en revertir la corriente de asimilación que envuelve al mundo judío, él produjo cientos de estudiantes cercanos que arden con un deseo de salvar al pueblo judío. Él solía preguntar, "¿Qué podemos darle a Dios a Quien no le falta nada?" Y él solía responder, "Podemos regresarle a Sus hijos". A eso dedicó su vida, e inspiró a otros a hacerlo también.

Bajo su tutela, sus estudiantes crearon los seminarios Discovery a los cuales asistieron cerca de 200,000 judíos, 95% de los cuales reportaron sentir más orgullo judío. Otros estudiantes tempranamente vieron el potencial de Aish.com, hoy en día uno de los sitios más grande de Internet que provee contenido judío con 385,000 suscriptores a su email semanal en inglés, hebreo y español. El proyecto Inspire, el cual promulga el mensaje de que acercar a otros judíos es responsabilidad de cada judío, ha entrenado ya a más de 4,000 judíos comprometidos en un programa de entrenamiento compuesto. El Poyecto Jazon, otra iniciativa que Rav Noaj ayudó a lanzar, dirige 500 seminarios en escuelas judías anualmente, en los que se discuten preguntas de creencia judía.

La clave para entender a Rav Noaj está en la intensidad de su relación con Dios. Desde su temprana juventud, su padre, Rav Matitiahu Weinberg, le preguntaba cada vez que lo veía, "Noaj, ¿quién te ama más que nadie?". La respuesta siempre era Dios. Esa sencilla lección fue una que le repitió sin cesar a sus alumnos. "Él me cambió por completo", recuerda Rav Ierajmiel Milstein, un veterano que estudió en varias de las mejores Ieshivot. "No solamente un pellizco, sino un cambio radical. Él me mostró que es posible en nuestros días ser real con Dios y luchar por la grandeza".

Rav Yaakov Salomon tuvo una experiencia similar. "Rav Noaj vivía evidentemente con Dios. Él hizo a Dios real para mí".

Rav Noaj nunca desesperó, ya que Dios es capaz de conceder cualquier cosa.

No había ningún área de los deberes religiosos de la cabeza y del corazón sobre la cual Rav Noaj no hubiera pensado profundamente – mejor dicho, sobre la que no estuviera pensando profundamente – y sobre la cual no tuviera una respuesta para cualquier tipo de pregunta. Él hizo a sus alumnos ver que no solamente Dios existe y que su Torá es verdadera, sino que la Torá es relevante en nuestras vidas. A menudo en las clases de los "48 Caminos" con Rav Noaj, un mundo de ideas falsas sobre el judaísmo eran simplemente borradas.

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La solución para cada problema – personal o comunitario – se encuentra en la Torá, y él le mostró a sus alumnos cómo buscar incansablemente esas soluciones y entendimientos para la vida. Él hizo a la Torá profunda, relevante y personal – Torat Jaim, las "instrucciones para la vida".

Su profunda conciencia en Dios era la fuente de su poder, y de su habilidad de otorgar poder a otros. Él nunca desesperó, porque Dios es capaz de conceder cualquier cosa mientras nuestro propósito sea Su propósito. "¿Acaso le falta poder a Dios?", podría haber sido el lema de Rav Noaj. El éxito, desde su punto de vista, no depende de los regalos naturales sino de saber que si algo necesita hacerse por el pueblo judío, entonces puede hacerse. Él enseñó que el principio judío de “no confiar en milagros” aplica solamente a individuos privados, pero cuando se trata de las necesidades del pueblo judío no aplica. En una obra sobre el discurso inaugural de John F. Kennedy, él enseñó, "No preguntes ‘qué puedes hacer tú por Dios’, sino ‘qué dejarás que Dios haga por ti’". Y muchos decían que la prueba de esto es todo lo que Aish HaTorá ha logrado.

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Urgencia de la Misión

El fracaso no le molestaba – no el suyo y no el de otros. Él orgullosamente presumía sobre todas las instituciones que había creado y habían fallado antes de Aish HaTorá. En eso era el líder más demandante, y no todos podían cumplir con las demandas que él les exigía. No concedía nada a la debilidad y fragilidad humana – la suya o la de otros. Ambas reflejaban una falta de fe, a sus ojos. Un alumno le dijo una vez que él no creía que tenía la habilidad de completar todo el Talmud. Rav Noaj le dijo, "Cuando llegues arriba, no les digas que me conociste".

El miraba a cada judío, cualquiera fuera el nivel espiritual que tuviera, y veía su potencial de grandeza.

Él no pensaba en los judíos en términos de “religiosos” o “no-religiosos”, “que pertenecen” o “que no pertenecen”. Sino que él pensaba en Klal Israel, la comunidad de Israel. Eso también era parte de su fe. Él miraba a cada judío, cualquier fuera el nivel espiritual que tuviera, y veía su potencial de grandeza.

Rav Noaj fue grande porque se hizo pequeño ante Dios. Incluso muchos que estuvieron en desacuerdo con algunas de sus ideas lo vieron como un gigante. "Él fue la persona más grande que yo conocí", dice Rav Itzjak Berkovits. Su grandeza consistía en la total falta del “yo”. Sus deseos y necesidades nunca fueron factor de ningún cálculo. La única pregunta que siempre le importó era: ¿Qué quiere Dios de mí?

Rav Noaj sintió que las amenazas que enfrenta el pueblo judío implican que uno no podía vivir una vida "normal". Él veía la urgencia de la situación y con incesante energía nunca dejó de trabajar por las soluciones. Su oficina era similar a una "sala de información" en donde a todas horas Rav Noaj estaba concibiendo y evaluando estrategias que pudieran marcar una real diferencia.

Debido a que permaneció enfocado como un láser en la misión, él fue capaz de lograr tanto. Su socio más cercano en sus últimos años, Rav Eric Coopersmith puede nombrar 20 organizaciones para las cuales Rav Noaj conseguía miles de dólares, incluso mientras Aish HaTorá pasaba por serias deudas. Si el pueblo judío necesitaba algo, no se hacía ninguna distinción entre su organización o la de alguien más. Cualquier cosa que afectara al pueblo judío era su problema y él tomaba responsabilidad personal por toda la nación.

No fue accidental que él tocara tantas vidas tan profundamente. A él le importaba más y por lo tanto hacía más. Por sobre todo, él demostraba que un judío puede marcar la diferencia en cientos de miles de vidas. Y con los efectos de su influencia, ese número crece cada año.

Jonathan Rosenblum está trabajando en una biografía de Rav Noaj Weinberg, ZT’’L.

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